Robert Rohde, científico de Berkeley: "Las máximas del verano en Europa occidental han aumentado 2,6 °C en 50 años"

Aunque el calentamiento global promedio es de 1,4 °C, Europa occidental ya ha visto aumentos superiores en sus veranos, advierten los climatólogos: analizamos las posibles causas.

El continente europeo ha sufrido un aumento de las temperaturas en verano mucho mayor que otras zonas del planeta.

En los últimos 50 años, las temperaturas máximas del verano en Europa occidental han aumentado alrededor de 2,6 °C, una cifra que más que duplica el calentamiento global promedio, estimado en 1,4 °C. Esta diferencia refleja cómo el cambio climático no es uniforme, ya que hay unas zonas que se calientan más que otras.

El científico climático Robert Rohde, del proyecto Berkeley Earth, advierte que el oeste del continente europeo se está calentando a un ritmo especialmente rápido durante el verano. Este fenómeno ya se refleja en olas de calor cada vez más intensas y frecuentes, y tiene explicaciones físicas bien conocidas, así como consecuencias concretas para millones de personas en la región.

¿Por qué se calienta más rápido Europa occidental?

El calentamiento global está impulsado por los gases de efecto invernadero como dióxido de carbono o metano, que atrapan el calor en la atmósfera. A pesar de que el “forzamiento climático” es global, no todas las superficies de la Tierra responden igual. Como bien sabemos, el 70 % de la superficie terrestre es agua. El agua tiene una capacidad térmica mucho mayor que la de la tierra firme, por lo que tarda más en calentarse.

Las masas terrestres absorben y retienen el calor de forma más rápida, mientras que el agua disipa el calor de forma más eficiente. En verano, al haber más radiación que en invierno, este mecanismo todavía se acentúa más. Esto podría explicar el porqué ciertas partes del mundo se calientan más que otras.

El ejemplo de los 2,6 ºC de Europa frente al 1,4 ºC global es muy representativo, no todas las partes del mundo absorben la misma radiación. Es un recordatorio de que el cambio climático se manifiesta de forma desigual, y que algunas regiones, como esta, ya están sintiendo sus efectos con más severidad.

Los impactos más visibles

Este calentamiento no se traduce tan sólo en datos alarmantes, sino que también se pueden observar los impactos reales. En los últimos años han habido olas de calor sin precedentes, con temperaturas superiores a los 40 ºC en países como España, Portugal, Francia, Alemania o el Reino Unido. Estas temperaturas afectan a la calidad de vida y a la mortalidad, sobre todo en personas vulnerables.

Estas anomalías cálidas tan importantes también afectan al sector agrícola, ya que muchos de los cultivos de Europa no están adaptados a las altas temperaturas que están volviéndose más habituales en estos últimos años. Otro impacto a destacar es el mayor riesgo de incendios forestales, que son cada vez más grandes y severos.

A pesar de que el mar se calienta más lento que la tierra, tenemos también olas de calor marinas, como la que está ocurriendo a día de hoy en el Mediterráneo, con temperaturas nunca vistas para la fecha en la que estamos. Esto afecta negativamente a la flora y fauna marina, y también reduce el confort térmico en las zonas costeras.

La necesidad de implantar medidas de adaptación

Los expertos coinciden en que la adaptación es vital para reducir los impactos negativos del cambio climático. El aumento de las temperaturas seguirá siendo una realidad, y las consecuencias serán todavía más graves que las que hemos padecido hasta día de hoy.

Urge una planificación urbana con más espacios verdes, nuevos sistemas de alerta temprana, redes eléctricas resilientes o una gestión más eficiente del agua. También es muy necesario reducir las emisiones globales, ya que si no se reducen será imposible frenar el cambio climático.