La ONU advierte a España que debe aprender a convivir con los grandes incendios forestales: "han venido para quedarse"
Los incendios forestales ya no son un fenómeno excepcional en España, sino parte de una “nueva normalidad” marcada por el cambio climático. La ONU advierte que nuestro país debe aprender a convivir con este escenario.

Los incendios forestales han pasado de ser episodios puntuales a convertirse en una realidad permanente en España. Así lo afirma la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), que habla de una “nueva normalidad” marcada por veranos más secos, olas de calor más largas y vegetación altamente inflamable.
En lo que va de año, miles de hectáreas han quedado calcinadas, superando la media de ejercicios anteriores. La ONU recuerda que esta tendencia no es un fenómeno aislado, sino el resultado de un cambio climático acelerado y de un territorio especialmente vulnerable.
¿Por qué aumentan los incendios?
La meteorología extrema, que cada vez lo es más y de forma más recurrente por el cambio climático, es la principal causa que alimenta los grandes incendios. Temperaturas récord, menos lluvias y periodos prolongados de sequía convierten al bosque en un polvorín. A ello se suman los fuertes vientos, que multiplican la velocidad de propagación de las llamas.
Europe is experiencing a devastating wildfire season wreaking havoc on landscapes, cities, and communities.
— UNDRR (@UNDRR) August 16, 2025
But we can step up long-term prevention efforts on wildfires and reduce risk before the flames ignite again. Here are 5️ ways https://t.co/czevKqlIjk pic.twitter.com/XonqqPeqaC
También influyen factores humanos, como el abandono de cultivos y montes por la despoblación rural, o las negligencias cometidas en épocas de riesgo. El resultado es un territorio más expuesto y con menor capacidad para hacer frente a emergencias de esta magnitud.
Las cinco recomendaciones de la ONU
Para reducir el impacto, la UNDRR ha marcado una hoja de ruta con cinco estrategias clave. La primera es la gestión forestal activa, que implica limpiar el monte y mantener cortafuegos eficaces. Sin una actuación continuada, la vegetación seca se convierte en el principal combustible.

La segunda medida es adaptar el urbanismo al riesgo, construyendo viviendas más seguras y planificando las zonas habitadas con criterios de protección. También es esencial reforzar los sistemas de detección temprana, aprovechando tecnologías como satélites y sensores para reaccionar a tiempo.
La cuarta recomendación es fomentar la formación ciudadana. Involucrar a la población en la prevención y en la respuesta rápida puede salvar vidas. Finalmente, se propone una planificación multirriesgo inclusiva, que contemple también los desastres posteriores a un incendio, como inundaciones, y que tenga en cuenta a los colectivos más vulnerables.
La prevención, clave contra los incendios
La ONU insiste en que invertir en prevención resulta mucho más eficaz que dedicar enormes recursos a la extinción. Estudios internacionales señalan que por cada euro invertido en medidas preventivas se pueden ahorrar decenas en daños y costes de emergencia.
Además, la gestión sostenible de los montes no solo reduce incendios, también genera beneficios adicionales. Mejora la biodiversidad, protege los recursos hídricos, revitaliza la economía rural y ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.
Un reto que implica a toda la sociedad
La ONU resalta que la lucha contra los incendios no es solo responsabilidad de las administraciones públicas. La ciudadanía debe implicarse en tareas de autoprotección, en el respeto de las normas básicas de seguridad y en la vigilancia del entorno. Los municipios, por su parte, necesitan planes locales de emergencia y recursos adecuados para responder en caso de catástrofe.

Asimismo, la ONU lanza una advertencia clara: convivir con el fuego es inevitable, pero sus consecuencias pueden y deben reducirse con políticas decididas y con la implicación de todos.