La advertencia de WWF: los campos abandonados están siendo devorados por los incendios forestales
Los incendios actuales son más grandes, más rápidos y más explosivos, esto aumenta su peligrosidad haciéndolos más difíciles de apagar, siendo capaces incluso de cambiar las condiciones meteorológicas.

En el siglo XXI España está más verde que en el siglo pasado. Pero, ¿por qué? Porque el abandono de las tierras de cultivo ha permitido que la masa forestal haya aumentado un 7% en los últimos 20 años.
Sin embargo, los incendios forestales se han reducido, cada vez hay menos y la superficie calcinada en nuestro país ha ido disminuyendo cada año. No obstante, los bosques se han convertido en zonas más peligrosas para el fuego.
¿Qué son los incendios de sexta generación?
Según el 20 informe anual de WWF sobre la situación de los incendios en España, estamos en la era de los incendios que no se pueden apagar. Estos incendios fueron bautizados en 2017 como los incendios de sexta generación.
Estos incendios son aquellos capaces de generar pirocúmulos o nubes formadas por gases y vapor de agua que terminan derivando en tormentas de fuego. Según WWF, se originan por un cóctel nocivo generado por la crisis climática, que aúna el abandono de los montes, campos más secos y un mayor número de olas de calor.
Todo parece indicar que sin medidas estructurales, estos incendios de sexta generación cada vez serán más frecuentes en nuestras latitudes, ganará intensidad y se harán más incontrolables, según los autores del informe de WWF.
La importancia del paisaje en los incendios
En España la superficie forestal ha aumentado un 7% desde el año 2005 hasta el 2024, superando ésta más de 28,4 millones de hectáreas. Sin embargo, el incremento de esta superficie forestal no se ha traducido en un aumento de bosques más sanos, resistentes y resilientes, sino todo lo contrario.
El último informe emitido por el Gobierno español sobre el estado de conservación de los hábitats de la red Natura 2000, muestra que los sistemas forestales de nuestro país actualmente se encuentran en un grave declive.
Según el informe del Gobierno, en el periodo 2013-2018, el 89% de los bosques se encontraban en un estado que obtuvo la calificación de “desfavorable”. Y se detectaron estresados y debilitados el 24%, lo que dispara su potencial inflamable.
La despoblación rural, el incremento de la interfaz urbano-forestal y una sociedad que cada vez está más alejada del medio natural, han facilitado un aumento de los incendios extremos, siguiendo el paradigma al que apuntan todas las proyecciones actuales.
La lucha contra incendios
El abandono de los usos agrarios y el descenso de la ganadería extensiva son claves según WWF para entender la transformación del paisaje que ha sufrido España en estos últimos 20 años y que podría agravarse aún más de continuar así.

En 2019 se estimaron 2,32 millones de hectáreas abandonadas o sin aprovechamiento agrario. Y para 2030 se espera en riesgo alto o muy alto de abandono el 10% de la superficie agraria debido a la falta de rentabilidad y a la ausencia de relevo generacional.
Además de un declive de casi el 40% de la cabaña ganadera de ovino y del 30% en el número de cabras en los últimos 30 años. Mientras, la proporción de grandes incendios ha subido un 31% en tan solo 10 años.
A pesar de que se ha producido una evolución, las modificaciones de la normativa suponen prohibiciones específicas ante situaciones concretas como barbacoas o el uso de maquinaría agrícola, pero no abordan con una visión más integral el problema estructural de los incendios.
¿Qué podemos hacer para evitar los grandes incendios?
La prevención de incendios hasta ahora ha sido entendida como la realización de tratamientos selvícolas puntuales y el mantenimiento de pistas, cortafuegos o puntos de agua. Pero todas estas acciones son insuficientes frente a los incendios actuales.
La única forma de evitar que los grandes incendios sigan cada verano devorando comarcas enteras es adaptando el territorio para lograr hacerlo menos inflamable. Si no adaptamos el territorio, los impactos ambientales y también socioeconómicos de los incendios seguirán en aumento.
Los años de grandes incendios forestales (Siberia 2012, península ibérica 2017, Australia 2019-2020, Chile 2023...) han coincidido con condiciones muy propicias para generar grandes daños. Pues estas condiciones son ahora entre un 88-152% más probables por el cambio climático. pic.twitter.com/xGi3sgSDRg
— David Salesa (@DavidSalesaD) July 16, 2025
WWF propone aprobar el Real Decreto en estado de tramitación que persigue establecer unos criterios comunes en los planes anuales de todas las comunidades autónomas para la prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales. Urge una política estatal que apueste por la prevención y el paisaje en mosaico.
Así como que las comunidades autónomas establezcan una política de fiscalidad verde de “quien contamina paga” y “quien conserva recibe”, junto a una mayor inversión en investigación e innovación por parte de las administraciones públicas.
Referencia de la noticia
Informe Incendios Forestales 2025. Incendios fuera de control. 20 años promoviendo la prevención (2025) WWF Adena