La flor que cambia de color con el pH del suelo y que en agosto luce en su máximo esplendor

Su belleza atemporal y la capacidad de transformar sus tonalidades la convierte en una de las flores más deseadas. Cada verano, cuando alcanza su máximo esplendor, transforma las regiones de clima templado y húmedo en un verdadero vergel.

Una flor que nunca pasa de moda y siempre sorprende por su gama cromática.

Grande, voluminosa y bellísima. Su apariencia se asemeja a grandes y esponjosos pompones formados por inflorescencias que van desde el azul pálido, al lila, el violeta, el rosa pastel, el fucsia, el blanco, el amarillo o el verde…

Hablamos de la hortensia, una de las reinas de la jardinería ornamental que no solo deslumbra por su porte majestuoso, sino también por su capacidad para cambiar de color.

Una cualidad camaleónica que la convierte en protagonista indiscutible de las composiciones florales veraniegas en zonas de clima templado y húmedo, donde las condiciones adecuadas de luz y humedad hacen que florezcan en todo su esplendor.

Su secreto está bajo tierra

El misterio detrás de la policromía de las hortensias no reside en complejas técnicas de cultivo, sino en un factor mucho más simple pero fascinante: la acidez del suelo.

Este fenómeno, lejos de ser un capricho estético, responde a una reacción química relacionada con la presencia de aluminio en el sustrato.

  • En terrenos ácidos (pH bajo), los pétalos se tornan en vibrantes tonos azules.
  • En suelos alcalinos (pH alto), las flores adquieren intensos rosados.
  • En condiciones neutras, pueden oscilar entre el blanco y el violeta pálido.
  • Cuando le falta luz (o también en algunas variedades específicas) las flores son amarillas o verdes.

Sobre su reproducción, la forma más habitual de obtener nuevas plantas es a través de esquejes, que deben ser escogidos tras la floración, principalmente en otoño.

Para que el enraizado sea exitoso, necesita sombra parcial, un alto grado de humedad y un buen drenaje que evite los encharcamientos. Las temperaturas no deben ser demasiado bajas.

De Asia al mundo entero

Originarias de Asia, especialmente de Japón, Corea y China, las hortensias viajaron a Europa en el siglo XVIII, donde pronto se ganaron un lugar privilegiado en los jardines de la aristocracia.

Su rápido crecimiento, sus racimos exuberantes y esa capacidad de sorprender con sus metamorfosis cromáticas las convirtieron en sinónimo de elegancia y abundancia.

El color azul de las hortensias se consigue cuando se cultivan en suelos ácidos.

Su nombre viene del latín hortus (jardín) y sinos (agua), en referencia a su dependencia de la humedad.

Existen cerca de cincuenta especies del género Hydrangea, al que pertenecen, e infinidad de híbridos que ofrecen desde flores gigantes hasta versiones más compactas, ideales para macetas o pequeños patios urbanos.

Agosto: el mes de su máximo esplendor

Aunque florecen desde finales de la primavera, es en pleno verano cuando las hortensias se muestran en toda su belleza. En agosto, sus cabezas florales alcanzan el máximo volumen, creando auténticas explosiones de color.

En España son muy habituales en el norte peninsular, donde el clima húmedo favorece su crecimiento. Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, han sido tradicionalmente ideales para su cultivo, sin embargo, en otras regiones del país las condiciones no son tan favorables.

Pero si hay un lugar donde las hortensias son absolutas protagonistas esas son las Islas Azores (Portugal), donde esta flor tiñe de azul paisajes ya de por sí impresionantes.

Cuidados necesarios

A pesar de su aspecto sofisticado, la hortensia es una planta relativamente sencilla de cuidar. Basta con proporcionarle:

  • Riego abundante, especialmente en días calurosos.
  • Luz indirecta, ya que el sol excesivo puede quemar sus hojas.
  • Suelos ricos en nutrientes, que potencien tanto su crecimiento como la intensidad de sus colores.

Para los más curiosos, existe la posibilidad de experimentar con el pH de la tierra mediante correctores o fertilizantes específicos, logrando que una misma planta muestre distintas tonalidades en una sola temporada.

Más allá de su belleza estética, la hortensia simboliza gratitud, abundancia y renovación en el lenguaje de las flores.

Quizás por eso, pese a las tendencias cambiantes en jardinería, sigue siendo una de las favoritas en bodas, decoraciones y paisajismo urbano.