El arbusto olvidado que repele mosquitos, resiste la sequía y no necesita poda

Conocida como el arbusto olvidado, esta planta destaca por su resistencia a la sequía, su capacidad para repeler mosquitos y su fácil cultivo, sin requerir poda ni grandes cuidados.

santolina
La santolina, un arbusto todoterreno. Fuente: Wikimedia.

En el mundo de la jardinería, donde muchas veces se buscan especies llamativas y de moda, existen algunas plantas humildes que han quedado relegadas a un segundo plano a pesar de sus múltiples beneficios.

Una de ellas es la santolina, un arbusto mediterráneo que combina belleza, resistencia y utilidad práctica. Conocida popularmente como “abrótano hembra” o “manzanilla de monte”, esta planta destaca por su capacidad de repeler mosquitos, su increíble adaptación a la sequía y el hecho de que apenas requiere mantenimiento, ni siquiera poda.

Un arbusto de origen mediterráneo

La santolina es originaria de la cuenca mediterránea, donde ha crecido de forma silvestre durante siglos en terrenos áridos, pedregosos y expuestos al sol, es decir, en aquellos terrenos más desfavorables donde otros cultivos no han sido posibles.

Su nombre científico es Santolina chamaecyparissus, y se caracteriza por su follaje gris plateado y su intenso aroma herbal, que desprende al rozar sus hojas. A mediados del verano produce pequeñas flores amarillas en forma de botón, que siempre dan un toque de color y atraen a polinizadores.

Este arbusto puede alcanzar entre 30 y 60 centímetros de altura, con un porte compacto y redondeado que lo convierte en una excelente opción para borduras, rocallas o jardines de bajo mantenimiento.

Un repelente natural contra mosquitos

Uno de los grandes atractivos de la santolina es su capacidad para mantener alejados a los mosquitos. Sus aceites esenciales desprenden un aroma intenso que resulta agradable para las personas, pero molesto para muchos insectos.

Por ello, tradicionalmente se ha plantado cerca de viviendas, huertos o entradas de casas como una barrera natural contra las plagas.

En la actualidad, cuando buscamos alternativas sostenibles a los repelentes químicos, la santolina recupera protagonismo como una planta ornamental que, además de embellecer el jardín, protege de las picaduras de forma natural.

Una planta que desafía la sequía

En un contexto actual de cambio climático y de veranos cada vez más calurosos, elegir especies resistentes al estrés hídrico se ha vuelto una prioridad en jardinería. La santolina está perfectamente adaptada a condiciones extremas: soporta altas temperaturas, suelos pobres e incluso largos periodos sin riego.

Su follaje plateado, cubierto de pequeños pelillos, refleja la luz solar y reduce la pérdida de agua, una estrategia natural de supervivencia.


Esto la convierte en una planta ideal para xerojardinería, jardines mediterráneos o cualquier espacio donde se busque un bajo consumo de agua.

Sin necesidad de poda ni grandes cuidados

Otro de los motivos por los que la santolina merece un lugar destacado en nuestros jardines es su facilidad de cultivo. Se adapta a casi cualquier suelo bien drenado y prefiere ubicaciones soleadas. No necesita fertilizantes ni tratamientos especiales, lo que la convierte en una especie perfecta para quienes no tienen experiencia en jardinería.

En cuanto a la poda, no es estrictamente necesaria. La planta mantiene de forma natural un porte compacto y redondeado, aunque puede recortarse ligeramente después de la floración para conservar su forma esférica.

Usos tradicionales y valor ornamental

Además de sus cualidades como planta ornamental y repelente natural, la santolina ha sido utilizada en la medicina popular mediterránea por sus propiedades digestivas y antisépticas, aunque siempre con precaución, ya que su consumo no está recomendado sin supervisión.

También se ha empleado como ambientador natural en armarios y estancias, gracias a su fragancia intensa y duradera. En jardines más modernos, la santolina se utiliza para crear contrastes cromáticos: su follaje grisáceo combina a la perfección con verdes intensos, lavandas y romeros.