Cómo regar tus plantas usando menos agua y sin que se marchiten: trucos de experto para un éxito asegurado

Regar con menos agua sin que tus plantas sufran es posible. Descubre algunas técnicas eficientes y sostenibles para mantener tu jardín sano, ahorrando recursos y cuidando el medio ambiente.

El riego es un aspecto clave durante los meses de verano

Cuidar las plantas no solo es una actividad placentera y terapéutica para muchos aficionados a la jardinería, sino también una forma de conectar con la propia naturaleza. Sin embargo, el contexto actual de cambio climático, sequías prolongadas y restricciones hídricas obliga a replantearnos cómo regamos nuestro jardín, huerto o macetas.

La buena noticia es que no es necesario gastar grandes cantidades de agua para mantener las plantas sanas y con buen desarrollo, ya que mediante el empleo de las técnicas adecuadas, la planificación y algunos cambios en los hábitos de riego, es totalmente posible ahorrar agua sin poner en riesgo la salud de las plantas.

Mostramos algunas prácticas efectivas y sostenibles que te permitirán reducir el consumo de agua y, al mismo tiempo, asegurarte de que tus plantas se mantengan fuertes, verdes y saludables.

8 técnicas de experto para el riego de nuestras plantas

Regar bien las plantas no significa simplemente echarles agua. Existen técnicas que marcan la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que florece con fuerza. A continuación, te compartimos 8 técnicas de experto para optimizar el riego, ahorrar agua y mantener tus plantas siempre en un estado correcto.

Conocer las necesidades hídricas de cada planta

Cada especie requiere una cantidad distinta de agua. Las suculentas y cactus, por ejemplo, necesitan riegos muy esporádicos, mientras que plantas tropicales como los helechos o las calateas requieren humedad constante.

Es fundamental investigar las necesidades específicas de cada planta y ajustarlas individualmente para evitar el riego excesivo o innecesario.

Regar en los momentos adecuados del día

El mejor horario para regar es a primera hora de la mañana o al atardecer. En esos momentos la evaporación es mínima y el agua se absorbe mejor.

Evita regar en las horas de más calor, ya que gran parte del agua se pierde antes de que llegue a las raíces.

Dirigir el agua a la base de la planta

En lugar de mojar las hojas, enfocar el riego directamente en la zona radicular. Esto permite un mayor aprovechamiento del agua y evita enfermedades como los hongos, que proliferan con el exceso de humedad en el follaje. Usar regaderas de pico largo o sistemas de goteo para lograr mayor precisión.

Mejorar la calidad del suelo

Un suelo bien estructurado retiene más agua. Añadir compost, humus de lombriz o materia orgánica que aumente la capacidad de absorción del sustrato.

Además, un suelo sano permite el desarrollo de raíces más profundas, que aprovechan mejor la humedad acumulada en capas inferiores.

Utilizar mulching o acolchado

Cubrir el suelo con hojas secas, corteza, paja o compost reduce la evaporación, regula la temperatura y evita la aparición de malas hierbas. Esta técnica, conocida como mulching, puede reducir hasta un 70 % la pérdida de agua por evaporación superficial.

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El mulching permite el ahorro de agua al limitar la evaporación, mejorando por tanto la humedad del suelo

Instalar sistemas de riego eficientes

El riego por goteo o la microaspersión son ideales para ahorrar agua. Estos sistemas permiten una entrega lenta y constante directamente sobre la zona de las raíces, evitando el desperdicio.

Agrupar las plantas según su demanda hídrica

Organizar tu jardín o huerto por zonas, por ejemplo, poner juntas las plantas que requieren mucha agua y separar las de bajo consumo.

Así, puedes adaptar el riego a las necesidades de cada grupo sin desperdiciar recursos.

Reutilizar y aprovechar el agua de lluvia

Recoger el agua de lluvia usando barriles conectados a los canalones del tejado, o también se puede reutilizar agua doméstica sin químicos (como la del enjuague de verduras) para regar.