¿A qué hora hay que regar las plantas en verano para evitar que se sequen o se marchiten? Un ingeniero agrónomo responde

Regar las plantas en verano requiere atención especial. Elegir la hora adecuada puede marcar la diferencia entre un jardín saludable y uno marchito: aquí traemos algunos detalles clave.

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El riego se debe de realizar por la mañana temprano o al atardecer

Durante los meses de verano, las altas temperaturas y la intensa exposición solar pueden convertirse en verdaderos enemigos para nuestras plantas. Ya sea en el jardín, la terraza o el interior del hogar, el riego se convierte en esta época en una tarea esencial para mantenerlas sanas y con vida.

Sin embargo, no basta con regar a diario: el momento del día en que se realiza esta tarea es clave para evitar que las plantas se sequen o marchiten. ¿Cuál es entonces la hora ideal para regar en verano? Aquí traemos algunos consejos clave.

La mejor hora: temprano por la mañana

La mayoría de los especialistas en jardinería coinciden en que la mejor hora para regar las plantas durante el verano es al amanecer, entre las 6:00 y las 9:00 h de la mañana. Este horario permite que el agua penetre adecuadamente en el suelo antes de que el sol comience a evaporarla con fuerza.

Regar temprano tiene múltiples ventajas. Por un lado, el agua llega a las raíces antes de que el calor sea extremo, lo que permite una correcta hidratación. Por otro, las hojas tienen tiempo de secarse con la luz natural, lo que disminuye el riesgo de hongos y enfermedades. Además, la planta estará preparada para afrontar las altas temperaturas del día con sus reservas de humedad completas.

¿Y por la tarde?

Aunque regar por la tarde puede parecer una alternativa válida, especialmente para quienes no pueden hacerlo por la mañana, no es la opción más recomendable.

Si se hace después de las 19:00 h, cuando el sol comienza a bajar, puede ser aceptable, pero hay ciertos riesgos.

Al regar al final del día, las hojas y el sustrato permanecen húmedos durante más tiempo durante la noche. Esto favorece la proliferación de hongos, bacterias y plagas, sobre todo si no hay buena ventilación o si se trata de plantas delicadas.

Además, durante el día, cuando el sol aún está alto, regar puede ser incluso contraproducente. El agua en contacto con las hojas puede hacer efecto lupa, provocando quemaduras solares, incluso gran parte del agua se evaporará antes de que llegue a las raíces, lo que supone un desperdicio y por tanto una menor eficacia del riego.

Factores que influyen en el riego

No todas las plantas tienen las mismas necesidades, ni todos los suelos retienen la humedad de la misma manera. Por ello, aunque regar por la mañana sea lo más aconsejado de forma general, es importante tener en cuenta otros factores.

  • Tipo de planta: las plantas mediterráneas, como el romero o el olivo, toleran mejor la sequía y no requieren riegos diarios. Otras, como los helechos o las hortensias, necesitan mayor humedad.
  • Tipo de suelo: los suelos arenosos drenan más rápido que los arcillosos, lo que puede requerir riegos más frecuentes.
  • Ubicación: las plantas expuestas al sol directo necesitarán más agua que las que están en sombra parcial.
  • Recipiente: las plantas en macetas requieren más riego que las que están plantadas directamente en el suelo, ya que el volumen de tierra es menor y se seca con mayor rapidez.
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La forma y cantidad en el riego es clave para el buen desarrollo de la planta

Consejos adicionales para un riego eficiente

Además del horario, es recomendable seguir ciertas prácticas para aprovechar al máximo el agua y proteger las plantas del calor.

  1. Evitar mojar las hojas, enfocando el agua en la base de la planta.
  2. Usar mantillo o acolchado en el suelo para conservar la humedad.
  3. Instalar riego por goteo o sistemas automáticos que aseguren una hidratación constante y eficiente.
  4. Observar cada planta individualmente, revisando el estado del sustrato antes de volver a regar.