Pedrisco en el campo: cómo actuar tras los daños y qué ayudas pueden solicitar los agricultores
El pedrisco puede causar graves pérdidas en el campo. Saber cómo actuar tras los daños y qué ayudas están disponibles es clave para proteger la actividad agrícola.

El pedrisco, o granizo, es uno de los fenómenos meteorológicos más temidos por los agricultores. En pocos minutos puede arrasar con cultivos enteros, afectando de forma grave la economía de las explotaciones agrarias.
Por eso, saber cómo actuar tras el impacto desde el punto de vista técnico, y además conocer qué ayudas están disponibles, es esencial para minimizar las pérdidas en la medida de lo posible.
Pasos clave ante un fenómeno de “pedrisco”
Cuando una explotación agrícola sufre los efectos del pedrisco se abre una situación de incertidumbre que en muchas ocasiones acaba en pérdidas económicas de importancia. Ante esto, conocer todas las opciones disponibles puede ayudar al agricultor a minimizar los daños.
Evaluar los daños de forma inmediata
Tras una tormenta con granizo, lo primero que debe hacerse es una evaluación visual detallada de los cultivos. Hay que observar los daños en hojas, frutos, ramas y estructuras, y documentar con fotografías y vídeos todo lo posible. Este material será clave para reclamar seguros o solicitar ayudas oficiales en caso de ser necesarias.
Además, esa primera valoración permitirá tomar decisiones rápidas sobre cómo proceder: si hay que realizar podas sanitarias, aplicar productos cicatrizantes o proteger lo que queda de la producción. La velocidad de reacción puede marcar la diferencia entre una recuperación parcial o una pérdida total.
Notificar el siniestro al seguro agrario
Si se dispone de seguro agrario, el siguiente paso es comunicar el siniestro a la compañía correspondiente en un plazo máximo de siete días naturales desde que se produjo el daño, ya que cuanto antes se realice este trámite, mejor.
En España, los seguros agrarios están subvencionados por el Estado a través de ENESA (Entidad Estatal de Seguros Agrarios). La cobertura frente a pedrisco está incluida en las pólizas de muchos cultivos, como el viñedo, olivar, cereales, frutas y hortalizas, por tanto, disponer de un buen seguro no solo aporta tranquilidad, sino que es la herramienta más eficaz frente a pérdidas inesperadas.
Ayudas y subvenciones disponibles
Cuando no se dispone de seguro (algo común cuando la superficie no es muy grande) o los daños superan la cobertura contratada, existen ayudas extraordinarias que las administraciones públicas pueden activar. Estas suelen habilitarse cuando se declaran zonas afectadas gravemente por fenómenos meteorológicos adversos.
Las ayudas pueden incluir:
- Compensaciones económicas por pérdidas de producción.
- Subvenciones para la reposición de cultivos o estructuras dañadas.
- Reducciones fiscales y bonificaciones en cuotas de la Seguridad Social.
- Líneas de crédito blando para financiar la recuperación.
Estas ayudas pueden ser gestionadas por el Ministerio de Agricultura, las comunidades autónomas o incluso a través de fondos europeos, y deben solicitarse dentro de los plazos establecidos, con documentación acreditativa.

El papel de los ayuntamientos y las zonas catastróficas
En muchos casos, los ayuntamientos juegan un papel clave en la recopilación de datos y la declaración de zonas afectadas. La declaración de zona catastrófica puede abrir la puerta a medidas extraordinarias, como ayudas directas o exenciones fiscales, por lo que es fundamental coordinarse con las entidades locales en los días posteriores al siniestro.
Prevención: una estrategia a largo plazo
Aunque el pedrisco no se puede evitar, sí se puede minimizar su impacto mediante técnicas preventivas. Algunas explotaciones invierten en mallas antigranizo, especialmente en cultivos de alto valor.
Otras adoptan estrategias como la diversificación de cultivos, el escalonamiento de fechas de siembra o vendimia, y el seguimiento meteorológico mediante sistemas de alerta temprana. También es clave contar con un plan de gestión de riesgos que incluya seguros adecuados y formación continua en buenas prácticas agrarias.