¿Las ciudades intensifican las lluvias torrenciales?

Las ciudades pueden reforzar las precipitaciones. Una mezcla de isla de calor y disposición de los edificios potencian la lluvia y la desplazan hacia la periferia.

Ciudad rayos
Un nuevo estudio concluye que las ciudades pueden llegar a incrementar la gravedad de las lluvias torrenciales.

Un estudio de la Universidad de Texas en Austin ha investigado la relación entre la presencia de ciudades, el cambio climático y la intensificación de precipitaciones a partir del episodio del 14 de julio del 2021 en las regiones metropolitanas de Rotterdam, Bruselas y Colonia, que dejaron inundaciones catastróficas y más de 200 víctimas mortales.

La principal conclusión es que la presencia de ciudades o regiones metropolitanas aumentaron la lluvia y mandaron tormentas a los suburbios o zonas periféricas de estas capitales durante este episodio.

La interacción entre la meteorología a gran escala y la urbanización a escala local intensificaron la tormenta, provocando más lluvia que esos mismos factores por separado. En este sentido, Dev Niyogi, profesor de geociencias y coautor de la investigación, afirma que "la comprensión de los efectos de la urbanización es parte de la solución, además de reducir las emisiones de gases contaminantes".

Hasta ahora sabíamos que la densidad de población y el urbanismo influyen en el riesgo y la vulnerabilidad ante los fenómenos naturales. A más población, más vulnerabilidad y posibles afectaciones ante lluvias torrenciales, nevadas, vientos fuertes, etc.


Lo novedoso de este estudio es que la urbanización y las ciudades afectan directamente al seno de las tormentas, es decir, inciden directamente al fenómeno natural en sí. Los edificios de las ciudades son más altos y próximos entre sí, hecho que detiene los sistemas tormentosos y los aleja del centro de la ciudad. Además, las temperaturas relativamente cálidas derivadas de la isla de calor urbana junto a los niveles más altos de contaminación aumentan la humedad en las nubes.

La presencia de contaminación atmosférica implica un aumento de los núcleos de condensación, que tienden a generar nubosidad.

Así pues, los investigadores concluyen que la interacción entre un clima más cálido y el tejido urbano (disposición de los edificios) centró la tormenta en las zonas periféricas y aumentó la lluvia en un 50%.

Modelización comparativa de la tormenta

El método utilizado es la modelización de la tormenta con dos escenarios distintos, el primero incorporaba tres parámetros: efectos del medio ambiente, la ciudad y el clima. El segundo escenario se sustituyó la ciudad por tierras no urbanizadas y con un clima urbano previo a la primera revolución industrial.

Long Yang, principal autor del proyecto y profesor de la Universidad de Nanjing, afirma que "la influencia de la ciudad es igual o superior a la del cambio climático".

Si esta premisa se confirma en otras regiones metropolitanas, quizás la solución es una regeneración urbana que provoque transformaciones a nivel local para apaciguar los fenómenos meteorológicos adversos.

Este estudio demuestra una vez más la importancia de la geografía y el territorio en la presencia e magnitud de los fenómenos meteorológicos. La disposición de los edificios en zonas urbanas refuerza y desvía las lluvias hacia la periferia, el efecto palanca del relieve produce e intensifica las precipitaciones en las zonas montañosas, o cómo los cursos fluviales actúan como generadores de niebla o intensificadores de las tormentas son tres ejemplos importantes.