Declaración de la OMM sobre la modificación del tiempo y clima I

El ser humano siempre ha querido controlar el tiempo, y por ende el clima. La OMM se ha pronunciado en este tema.

Quema de ioduro de plata para para modificar la precipitación localmente. OMM

INTRODUCCIÓN

Durante miles de años los seres humanos han intentado modificar el clima con el fin de aumentar los recursos de agua y mitigar las condiciones climáticas adversas. La moderna tecnología de modificación del clima se lanzó a fines de la década de 1940, cuando se descubrió que las gotas de nubes subfundidas podían convertirse en cristales de hielo mediante la inserción de un agente refrigerante, como el hielo seco, o un núcleo de hielo artificial, como el yoduro de plata. Después de más de 50 años de investigación incesante, se ha mejorado inmensamente nuestro conocimiento acerca de los procesos de precipitación, microfísica y dinámica de las nubes naturales (lluvia, granizo, nieve) y los impactos de las intervenciones humanas en dichos procesos.

Por lo general, la modificación del clima comprende dos actividades diferenciadas. En la primera actividad, la investigación científica tiene como objetivo probar conceptos y, al hacerlo, asegurar su efectividad dentro de determinados límites y con cierto grado de certeza. En el caso de la segunda actividad, los programas operativos tienen como meta aplicar diferentes métodos de modificación para producir un resultado deseado (aumentar la lluvia, reducir el granizo, disipar la niebla, etc.) sobre la base de la evaluación que hayan realizado respecto de los mejores métodos que convenga utilizar y que sean coherentes con la condición actual del conocimiento. Algunos programas operativos también incluyen un componente de evaluación pero, generalmente, solo como un elemento que no es prioritario. No obstante, dichas evaluaciones pueden aportar información científica adicional.

En los últimos años, se registró una disminución en el respaldo a la investigación sobre la modificación del clima y una tendencia a pasar directamente a la etapa de proyectos operativos. Es esencial reconocer que la modificación del clima aún es una tecnología emergente. Las incertidumbres inherentes a las tecnologías actuales pueden abordarse únicamente mediante programas de investigación específica que conduzcan a una comprensión más profunda de los efectos de la siembra de nubes en el desarrollo de las nubes y la precipitación.

En la actualidad, hay decenas de naciones que operan cientos de proyectos sobre modificación del clima; en especial, en regiones áridas y semiáridas de todo el mundo, donde la falta de suficientes recursos hídricos limita su capacidad para satisfacer las necesidades de alimento, fibra y energía. El presente documento tiene como objeto presentar una revisión del estado de la modificación del clima.

La energía existente en los sistemas climáticos es de tal magnitud que resulta imposible provocar tormentas artificiales o alterar los patrones del viento a fin de llevar vapor de agua a una región. El único método verosímil para modificar el clima consiste en aprovechar las sensibilidades microfísicas en las que una perturbación relativamente mínima en el sistema, causada por el hombre, puede alterar notablemente la evolución natural de los procesos atmosféricos

La capacidad de influir en las microestructuras de las nubes se ha demostrado dentro del laboratorio, simulado en modelos numéricos y verificado mediante mediciones físicas en algunos sistemas naturales tales como la niebla, las nubes estratiformes y las nubes cúmulos. Sin embargo, las pruebas físicas directas de que la precipitación, el granizo, los relámpagos o los vientos pueden modificarse significativamente utilizando medios artificiales aún son limitadas.

La complejidad y la variabilidad de las nubes causan grandes dificultades para comprender y detectar los efectos derivados de los intentos para modificarlas artificialmente. A medida que aumentó el conocimiento sobre las estadísticas y la física de las nubes, así como su aplicación a la modificación del clima, se han desarrollado nuevos criterios de evaluación para analizar los experimentos de siembra de nubes. El desarrollo de nuevos equipos ha introducido una nueva dimensión; entre estos equipos se incluyen plataformas para aviones con sistemas de medición microfísica y de movimiento de aire, radares (que incluyen Doppler y capacidad de polarización), satélites, radiómetros de microondas, perfiladores de vientos, redes de pluviómetros automáticos y estaciones de red mesoescalar. De igual importancia son los avances en los sistemas informáticos y los nuevos algoritmos que permiten procesar grandes cantidades de datos y que se ejecuten, en un lapso relativamente corto, modelos que contienen una descripción más detallada de los procesos de las nubes.

El uso de nuevos conjuntos de datos junto con los modelos numéricos de nubes cada vez más sofisticados contribuye a evaluar varias hipótesis sobre la modificación del clima. Los estudios de rastreo de productos químicos y cintas metálicas contribuyen a identificar la circulación de aire dentro y fuera de las nubes y la fuente de hielo o nucleación higroscópica como elemento de siembra. Con algunas de estas nuevas opciones, se puede preparar una mejor climatología de las nubes y la precipitación para evaluar las hipótesis de siembra antes de comenzar con los proyectos de modificación del clima.

Si fuera posible predecir con exactitud la precipitación a partir de un sistema de nubes, sería simple detectar el efecto de la siembra artificial de nubes en dicho sistema. Sin embargo, los efectos esperados de la siembra casi siempre se encuentran dentro del gran espectro de variabilidad natural (baja relación señal-ruido) y nuestra capacidad para predecir el comportamiento natural sigue siendo limitada.

Comparar la precipitación observada durante períodos de siembra con aquella de períodos históricos presenta problemas debido a los cambios climáticos y de otro tipo que tuvieron lugar de un período a otro. Esta situación se ha tornado aún más difícil con los posibles efectos involuntarios que causan las grandes urbes y las prácticas agrícolas en la formación de las nubes y las lluvias. Además, cada vez hay más pruebas que sugieren que el cambio climático puede conducir a cambios en las cantidades de precipitación a nivel mundial y en la redistribución espacial de la precipitación. En consecuencia, el uso de cualquier técnica de evaluación debe contemplar y mitigar el margen de error introducido por estos efectos no aleatorios en la precipitación.

En la práctica de evaluación aceptada actualmente, se considera que los métodos de naturaleza aleatoria (objetivo/control, cruzado o única área) son los más confiables para detectar los efectos de la siembra de nubes. Dichas pruebas aleatorias exigen una cantidad de casos ya calculados sobre la base de la variabilidad natural de las precipitaciones y la magnitud del efecto esperado. En el caso de proporciones muy bajas de señal-ruido, es necesario que los experimentos duren de cinco a más de diez años. Los intervalos de confianza que infieren un espectro dentro del cual yace el verdadero efecto se deberían incluir en la evaluación estadística para obtener una estimación de la fuerza del efecto de la siembra. Cada vez que se necesite una evaluación estadística para establecer que un cambio significativo fue el resultado de una actividad de siembra determinada, esta debe acompañarse con una evaluación física con el objeto de:

  1. Confirmar que el cambio observado estadísticamente se debe probablemente a la siembra, y
  2. Determinar las capacidades de la técnica de la siembra para producir los efectos deseados en diversas condiciones. También es importante efectuar una evaluación física para comprender si los resultados podrían trasladarse a otra región geográfica y cómo podrían hacerlo.

El efecto de la variabilidad de la precipitación natural sobre la extensión necesaria de un experimento puede reducirse mediante el uso de indicadores físicos, que son efectivos en proporción directa con nuestra comprensión del fenómeno. Por lo tanto, la búsqueda de indicadores físicos es sumamente prioritaria en la investigación sobre la modificación del clima. Los indicadores físicos pueden consistir en parámetros meteorológicos (por ejemplo, estabilidad, dirección del viento, gradientes de presión) o cantidades de nubes (por ejemplo, contenido de agua líquida, velocidades de la corriente ascendente, concentraciones de gotas grandes, concentración de cristales de hielo, reflectividad del radar, altura máxima de la nube y su extensión horizontal).

A fin de evaluar los métodos de modificación del clima, se prefiere que las técnicas para medir la cantidad de precipitación sean objetivas. Dado que cada técnica de medición tiene su propia incertidumbre, se deben considerar tanto las mediciones directas en el suelo (por ejemplo, pluviómetros y granizómetros) como las técnicas de detección a distancia (por ejemplo, radares y satélites). Las fuentes secundarias, como los datos de seguros, brindan nuevas fuentes y márgenes de error; por lo tanto, no deben utilizarse solas.

Los programas operativos deben llevarse a cabo con pleno conocimiento de los posibles beneficios y riesgos inherentes a una tecnología que no se encuentra completamente desarrollada. Por ejemplo, no debe ignorarse que, en determinadas circunstancias, la siembra puede provocar más granizo o menos precipitaciones. Los proyectos operativos que se diseñen y conduzcan debidamente tienen por objeto detectar y minimizar dichos efectos adversos. Se alienta a los gerentes en modificación del clima a que agreguen metodologías de evaluación científicamente aceptadas, a fin de que sean puestas en práctica por expertos que sean independientes de los operadores. Los programas operativos deberían incluir mediciones físicas para que la ciencia de la modificación climática pueda beneficiarse con los resultados. A pesar de las precauciones mencionadas anteriormente, cabe aclarar que la posibilidad de que aumenten las precipitaciones como consecuencia de la siembra de nubes existe, aunque sigue habiendo mucha incertidumbre en cuanto al éxito.

En las siguientes secciones se incluyen resúmenes sobre el estado actual de la modificación del clima. Estos resúmenes se restringen a actividades de modificación del clima que se basan en principios científicos aceptados y que han sido evaluadas en el campo.

La educación y la capacitación en física de las nubes, química de las nubes y otras ciencias relacionadas deberían ser un componente esencial de todo proyecto de modificación del clima. En los casos en los que no exista la capacidad necesaria, se deberían aprovechar las instalaciones de otros Miembros.

Se incentiva a que los programas sobre la modificación del clima utilicen nuevas herramientas de observación y capacidades de modelado numérico en el diseño, la orientación y las evaluaciones de los proyectos de campo. Si bien es probable que algunos Miembros no tengan acceso a estas tecnologías o a los recursos para implementarlas, se fomenta la colaboración entre los Estados Miembro (por ejemplo, programas de campo multinacionales, evaluaciones de expertos independientes, educación, etc.) que pueda proporcionar los recursos necesarios para la implementación de estas tecnologías.

DISPERSION DE LA NIEBLA

Actualmente, se utilizan diferentes técnicas para disipar nieblas frías y cálidas (es decir, a más de 0 °C). La existencia de nieblas cálidas y frías depende de factores geográficos y estacionales.

Se ha demostrado que la técnica térmica, que utiliza fuentes de calor intenso (como motores a reacción) para calentar el aire en forma directa y evaporar la niebla, es efectiva para períodos breves y para la dispersión de algunos tipos de nieblas cálidas. Estos sistemas son caros de instalar y usar. Otra técnica que se ha utilizado consiste en promover el arrastre de aire seco en la niebla mediante el uso de helicópteros en movimiento o motores en tierra. Estas técnicas también son caras para un uso de rutina.

Con el fin de disipar nieblas cálidas, también se ha probado la siembra con materiales higroscópicos. A veces se observa un aumento de visibilidad en tales experimentos; sin embargo, la forma y la ubicación de la siembra, así como la distribución por tamaños del material de siembra son de suma importancia y difíciles de especificar. En la práctica, la teoría rara vez es tan efectiva como lo indican los modelos. Solamente se deberían usar agentes higroscópicos que no conlleven problemas para el medio ambiente o para la salud.

La niebla fría (subfundida) puede disiparse mediante el crecimiento y la sedimentación de cristales de hielo. Esto puede inducirse con un alto grado de confiabilidad sembrando la niebla con núcleos de hielo artificial de sistemas en tierra o aerotransportados. Esta técnica se encuentra operativamente en uso en varios aeropuertos y autopistas donde hay un índice relativamente alto de niebla subfundida. Las técnicas adecuadas dependen del viento, la temperatura y otros factores. En general, se ha utilizado hielo seco en los sistemas aerotransportados. Otros sistemas emplean la expansión rápida de gas comprimido para enfriar el aire lo suficiente y así formar cristales de hielo. Por ejemplo, en los emplazamientos de algunos aeropuertos y autopistas, se utiliza nitrógeno líquido o dióxido de carbono en sistemas en tierra. Existe una nueva técnica, que se ha demostrado en ensayos limitados, que utiliza hielo seco para crear cristales de hielo y promover una mezcla rápida dentro de la niebla. Dado que los efectos de este tipo de siembra pueden medirse fácilmente y los resultados son altamente predecibles, por lo general la verificación estadística aleatoria se ha considerado innecesaria.

AUMENTO DE LA PRECIPITACIÓN (LLUVIA Y NIEVE)

La presente sección comprende aquellas técnicas de aumento de la precipitación que tienen un fundamento científico y que han sido objeto de investigación. El resto de las técnicas no científicas que no se han probado y que se presentan ocasionalmente deberían tratarse con la requerida cautela y desconfianza.

Sistemas de nubes orográficas de fase mixta

Conforme al estado actual de nuestros conocimientos, se considera que la siembra glaciogénica de nubes formadas por aire que circula sobre las montañas ofrece las mejores posibilidades de aumentar la precipitación de manera económicamente viable. La modificación de estos tipos de nubes fue objeto de gran interés dado su potencial en términos de gestión del agua; es decir, la posibilidad de almacenar agua en reservorios o en el manto de nieve en mayores alturas. Existen pruebas estadísticas que indican que, en determinadas circunstancias, la precipitación de nubes orográficas subfundidas puede aumentarse con las técnicas existentes. Los análisis estadísticos de los registros de caudales de algunos proyectos a largo plazo sugieren que se ha aumentado la eficacia en función de los costos.

Estudios físicos que utilizan nuevas técnicas de observación y se encuentran respaldados por modelado numérico sugieren que la cantidad existente de agua líquida subfundida es suficiente para producir los aumentos de precipitación observados y podría aprovecharse si se aplicaran las tecnologías de siembra adecuadas. Los procesos que culminan en un aumento de las precipitaciones también se han observado en forma directa durante los experimentos de siembra llevados a cabo en dominios temporales y espaciales limitados. Si bien dichas observaciones respaldan aún más los resultados de los análisis estadísticos, hasta ahora han tenido un alcance limitado. Las relaciones de causa y efecto todavía no se han documentado plenamente.

Esto no significa que el problema del aumento de las precipitaciones en dichas situaciones se encuentre resuelto. Aún se debe trabajar mucho no solo para mejorar los resultados y producir pruebas físicas y estadísticas más sólidas que demuestren que los aumentos ocurrieron en el área meta y durante un período prolongado, sino también para averiguar si existen consecuencias que afecten otras áreas, además de la meta. Se deberían mejorar los métodos existentes para la identificación de las oportunidades de siembra, la planificación del material de siembra y las épocas y condiciones en las que no es aconsejable sembrar optimizando, de ese modo, la técnica y maximizando la relación costo-efectividad de las operaciones.

Cabe mencionar que llevar a cabo un experimento u operación exitosamente constituye una tarea difícil que requiere personal operativo y científicos competentes. Es difícil y caro volar aeronaves en regiones de nubes subfundidas. También es difícil determinar el agente de siembra de generadores en tierra o de siembra a gran escala mediante aeronaves a barlovento de un sistema de nubes orográficas.

Nubes estratiformes

La siembra de nubes estratiformes frías dio comienzo a la era moderna de la modificación del clima. En determinadas condiciones, se puede lograr que las nubes estratiformes bajas precipiten y, como consecuencia, despejen los cielos en la región de la siembra. Los sistemas de nubes estratiformes profundas (pero aún con topes de nube más cálidos que -20 °C) asociados con ciclones y frentes producen cantidades significativas de precipitación. Una serie de experimentos de campo y simulaciones numéricas han demostrado la presencia de agua subfundida en algunas regiones de estas nubes y hay pruebas que indican que la precipitación puede aumentarse.

Nubes cumuliformes

En muchas regiones del mundo, las nubes cumuliformes son las principales causantes de precipitaciones. Estas nubes se caracterizan por velocidades verticales fuertes con un alto índice de condensación. De todos los tipos de nubes, estas llevan los contenidos más altos de agua condensada y pueden producir los mayores índices de precipitación. Los experimentos de siembra con nubes cumuliformes han producido resultados variables. Esta variabilidad de respuesta no se comprende plenamente.

Las técnicas de aumento de precipitación mediante siembra glaciogénica se utilizan para afectar procesos de fase de hielo, mientras que las técnicas de siembra higroscópica se usan para afectar los procesos de lluvias cálidas. La evaluación de estas técnicas ha utilizado mediciones directas con medidores de precipitaciones en la superficie y estimaciones indirectas de precipitaciones derivadas de radares. Ambos métodos tienen ventajas y desventajas inherentes. Por ejemplo, los patrones de lluvia producidos por nubes cumuliformes tienen características temporales y espaciales complejas que son difíciles de resolver solamente con redes de pluviómetros.

Durante los últimos diez años hubo extensas revisiones de experimentos pasados que utilizaron siembra glaciogénica. Las respuestas a la siembra parecen variar dependiendo de los cambios en las características naturales de las nubes y, en algunos experimentos, parecen ser incompatibles con la hipótesis de siembra inicial. Los experimentos que comprenden siembra glaciogénica intensa de nubes convectivas de base cálida (bases de aproximadamente 10 °C o más) han arrojado resultados mixtos. Su propósito era estimular las corrientes ascendentes mediante la liberación de calor latente agregado que, a su vez, se presupuso que conduciría a un aumento de la precipitación. Algunos experimentos han indicado un efecto positivo en células convectivas individuales. Sin embargo, aún debe establecerse la existencia de pruebas concluyentes de que dicha siembra puede aumentar la lluvia a partir de tormentas convectivas multicelulares. Muchos pasos en la presupuesta cadena física de eventos aún no se han documentado lo suficiente con observaciones ni se han simulado con experimentos de modelado numérico.

En los últimos años, la siembra de nubes convectivas frías y cálidas con productos químicos higroscópicos para aumentar la lluvia mejorando los procesos de lluvia cálida (mecanismos de condensación/colisión-coalescencia/ruptura) ha vuelto a recibir atención mediante simulaciones modelo y experimentos de campo. Se han investigado dos métodos de mejora del proceso de lluvia cálida. Primero, se procede a la siembra con pequeñas partículas (núcleos de condensación de nubes artificiales con un tamaño promedio de aproximadamente 0,5 a 1,0 micrómetros de diámetro) para acelerar el inicio de la precipitación al estimular el proceso de condensación-coalescencia modificando favorablemente el espectro de la gotita inicial en la base de la nube. En segundo lugar, la siembra con partículas higroscópicas más grandes (aproximadamente 30 micrómetros de diámetro) se utiliza para acelerar el desarrollo de la precipitación estimulando los procesos de colisión-coalescencia. Un experimento reciente que utiliza esta última técnica arrojó pruebas estadísticas de aumentos de precipitación estimados por radar. Sin embargo, los aumentos no ocurrieron como se contemplaron en el modelo conceptual, sino que, aparentemente, ocurrieron más tarde (de una a cuatro horas después de la siembra). Se desconoce la causa de este efecto aparente.

Los aleatorios experimentos de siembra realizados recientemente con bengalas que producen pequeñas partículas higroscópicas (0,5 a 1,0 micrómetros de diámetro) en las regiones de corriente ascendente con nubes convectivas de fase mixta continentales han suministrado pruebas estadísticas de aumentos en las lluvias estimadas por radar. Los experimentos se efectuaron en diferentes partes del mundo y el aspecto importante de los resultados fue la replicación de los resultados estadísticos en una región geográfica diferente. Además, se obtuvieron mediciones físicas limitadas, lo que indica que la siembra produjo un mayor espectro de gotitas cerca de la base de la nube que mejora la formación de grades gotas al inicio de la vida de la nube. Estas mediciones fueron respaldadas por estudios de modelado numérico. Si bien los resultados son alentadores e intrigantes, las razones de la duración de los efectos observados obtenidos gracias a la siembra de partículas higroscópicas no se comprenden y algunas preguntas fundamentales aún siguen en pie. Se necesitan las mediciones de los pasos clave en la cadena de eventos físicos asociados a la siembra de partículas higroscópicas para confirmar los modelos conceptuales de la siembra y el rango de efectividad de dichas técnicas con respecto al aumento de la precipitación de nubes convectivas de fase mixta y cálidas.

A pesar de las pruebas estadísticas de los cambios en la precipitación estimados por radar en tormentas individuales en las técnicas higroscópicas y glaciogénicas, no existen pruebas de que dicha siembra pueda aumentar económicamente la lluvia en áreas significativas.

SUPRESIÓN DE GRANIZO

El granizo causa pérdidas económicas sustanciales en términos de cosechas y propiedades. Se han propuesto muchas hipótesis para suprimir el granizo y se efectuaron actividades operativas de siembra en muchos países. Las hipótesis físicas incluyen los conceptos de competencia beneficiosa (crear muchos embriones de granizo adicionales que compitan efectivamente por el agua subfundida), reducción de trayectoria (para reducir el tamaño de las piedras de granizo) y lavado prematuro dentro de la nube. Siguiendo estos conceptos, los métodos de siembra se concentran en las regiones periféricas de grandes sistemas de tormentas y, en particular, en las nuevas zonas de crecimiento ubicadas en el flanco delantero contra el viento y no en la corriente ascendente principal.

Si bien se ha avanzado, nuestra comprensión de las tormentas aún no es suficiente para predecir con certeza los efectos de la siembra en el granizo. Se han tratado en los documentos científicos las posibilidades de aumentar o reducir el granizo y la lluvia en algunas circunstancias. Las tormentas supercelulares se han considerado un problema específico. Las simulaciones numéricas de modelos de nubes han proporcionado información sobre la complejidad del proceso de granizo y mejoraron nuestra habilidad para definir ubicaciones y momentos favorables como también cantidades de siembra para tratamientos de modificación efectivos; sin embargo, las simulaciones aún no son precisas para proporcionar respuestas definitivas.

Se han efectuado algunos ensayos aleatorios para la supresión de granizo utilizando las siguientes medidas: la masa del granizo, la energía cinética, la cantidad de piedras de granizo y el área de caída de granizo. Estos ensayos aleatorios no han sido concluyentes. Sin embargo, la mayoría de los intentos de evaluación comprendieron programas operativos no aleatorios. En este último caso, a menudo se han utilizado las tendencias históricas en el daño provocado por el granizo en las cosechas, a veces con áreas de control meta y a barlovento; no obstante, no puede confiarse en dichos métodos. Muchos grupos han afirmado grandes reducciones. Sin embargo, el peso de la prueba científica a la fecha no es concluyente, ya que no afirma ni niega la eficacia de las actividades de supresión de granizo. Esta situación constituye una motivación para que los programas operativos fortalezcan los componentes físicos y de evaluación de sus esfuerzos.

En los últimos años, han reaparecido las actividades antigranizo que utilizan cañones para producir ruidos fuertes. No hay fundamento científico ni hipótesis creíble alguna que respalde dichas actividades.

Los progresos tecnológicos significativos logrados en la última década abrieron nuevos caminos para documentar y comprender mejor la evolución de episodios graves de granizo y tormentas eléctricas. Se necesitan nuevos experimentos sobre la organización de tormentas y la evolución de la precipitación que incluye granizo.

OTROS FENÓMENOS

Los ciclones tropicales contribuyen de manera significativa a las lluvias anuales en muchas áreas; sin embargo, también son responsables de daños considerables causados a la propiedad y de una importante cantidad de pérdida de vidas. Si bien en la década de 1960 y comienzos de 1970 se realizaron experimentos de modificación de huracanes con el objeto de reducir los vientos máximos, no se obtuvieron resultados positivos. No existe ningún modelo conceptual aceptado a nivel general que indique que los huracanes pueden modificarse.

Si bien hay razones económicas y de seguridad que hacen que exista el deseo de modificar los tornados o los vientos dañinos generados por las tormentas severas, actualmente no hay ninguna hipótesis física aceptada para alcanzar dicha meta.

Se ha manifestado cierto interés en la supresión de relámpagos. La motivación incluye reducir la ocurrencia de incendios forestales provocados por relámpagos y disminuir este peligro durante el lanzamiento de vehículos espaciales. El concepto que se suele proponer comprende la reducción de campos eléctricos dentro de las tormentas para que no se tornen lo suficientemente fuertes y ocurran descargas de relámpagos. A tal fin, se han introducido en las tormentas fibras plásticas metalizadas o yoduro de plata. Se presupone que las fibras plásticas metalizadas brindan puntos de efecto corona que reducen el campo eléctrico a valores inferiores a aquellos necesarios para los relámpagos, mientras que se presupone que el aumento de la concentración de cristales de hielo cambia el índice de recarga y la distribución de la carga dentro de las nubes. Los experimentos de campo han utilizado estos conceptos, que fueron respaldados por resultados limitados de modelado numérico. Los resultados no tienen relevancia estadística.

MODIFICACIÓN DEL CLIMA INVOLUNTARIA

Existen vastas pruebas (como demuestra el informe del Grupo Internacional para la Evaluación Científica de Precipitaciones con Aerosol de la OMM-Unión Internacional de Geodesia y Geofísica) que demuestran que la quema de biomasa y las actividades industriales y agrícolas modifican las condiciones climáticas locales y, a veces, regionales. Existen observaciones de siembra higroscópica natural que hacen que las gotas de las nubes se tornen más grandes y aceleren el proceso de lluvia cálida.

Los cambios en el uso del suelo (por ejemplo, urbanización y deforestación) también modifican el clima regional y local. La calidad del aire, la visibilidad, el viento de superficie y a bajo nivel, la humedad y la temperatura, y los procesos de precipitación y nubes se ven afectados por grandes superficies urbanas. La literatura sobre los efectos involuntarios de las actividades humanas en las nubes y la precipitación puede proporcionar mayor información sobre los fundamentos teóricos de los intentos voluntarios (deliberados) para modificar el clima.

ASPECTOS AMBIENTALES, SOCIALES Y ECONÓMICOS DE LA MODIFICACIÓN DEL CLIMA

A veces los países piensan en la modificación del clima cuando existe la necesidad de mejorar la economía en una rama en particular de la actividad (por ejemplo, el aumento en el abastecimiento de agua para la agricultura o la generación de energía) o de reducir los riesgos que pueden asociarse con eventos peligrosos (heladas, nieblas, granizo, relámpagos, tormentas eléctricas, etc.). Además de las incertidumbres actuales relacionadas con la capacidad de alcanzar dichas metas, es necesario contemplar los impactos en otras actividades o grupos poblacionales. Se aconseja considerar los aspectos económicos, sociales, ecológicos y legales. Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta la importante complejidad y reconocer la variedad de impactos posibles durante la etapa de diseño de una operación.

Los aspectos legales pueden ser particularmente importantes cuando las actividades de modificación del clima se realizan cerca de las fronteras entre diferentes países. Sin embargo, todo sistema legal que tenga como fin promover o regular la modificación climática debe reconocer que el conocimiento científico aún es incompleto.

Es necesario analizar las implicancias de toda operación de modificación climática proyectada a largo plazo en los ecosistemas. Dichos análisis podrían revelar cambios que necesiten contemplarse. Durante el período operativo, se debería llevar a cabo el monitoreo de posibles efectos ambientales como un control contra impactos previstos.

PARÁMETROS PARA LA PLANIFICACIÓN DE ACTIVIDADES DE MODIFICACIÓN CLIMÁTICA

  1. Los presentes parámetros están dirigidos a los Miembros que solicitan asesoramiento o asistencia en las actividades de modificación del clima. Incluyen recomendaciones para experimentos de investigación basados en nuestro conocimiento actual obtenido gracias a los resultados de estudios teóricos en todo el mundo y de experimentos de campo y laboratorio. La Declaración de la OMM sobre el Estado de la Modificación del Clima contiene una síntesis de los conceptos básicos principales y los resultados más importantes que se obtuvieron en los programas de modificación del clima. También se proporcionan parámetros para experimentos de investigación y recomendaciones para programas operativos. La presente Declaración fue objeto de revisión en un proceso solicitado por la Comisión de Ciencias Atmosféricas IV y fue aprobada en septiembre de 2007.
  2. Los Miembros que deseen desarrollar actividades en el campo de la modificación climática deberían estar al tanto de las incertidumbres mencionadas en la Declaración de la OMM sobre el Estado de la Modificación del Clima.
  3. Se recomienda que los programas experimentales se planifiquen a largo plazo dado que la variabilidad de la precipitación suele ser mucho mayor que los aumentos o las disminuciones de la modificación climática artificial. Se deben tomar las precauciones necesarias a la hora de contratar operarios competentes. Se recomienda llevar a cabo una evaluación objetiva mediante un grupo que sea independiente del grupo operativo. El uso de los modelos numéricos adecuados puede contribuir a reducir el tiempo necesario para evaluar el proyecto.
  4. La aceptación de los resultados de un programa de modificación del clima depende del grado de objetividad científica y la consistencia con la cual se ha llevado a cabo el experimento, así como del grado en el que esto puede demostrarse. Resultan importantes también la plausibilidad física del experimento, el grado hasta el que se excluye el margen de error de la conducta y el análisis del experimento, y el grado de significancia estadística alcanzado. Hubo algunos experimentos de modificación del clima que han cumplido con los requisitos de la comunidad científica en relación con estos criterios generales. Sin embargo, ahora existen buenas posibilidades de progresar en nuestro conocimiento de las cuestiones relativas a la modificación climática mediante el uso de herramientas de investigación modernas, que incluyen radares, nuevos instrumentos de aviación, modelos numéricos con gran potencia y técnicas estadísticas sofisticadas.
  5. La OMM recomienda que se realice un examen detallado de las condiciones del sitio para la siembra de nubes; dicho examen debe ser similar al efectuado en el Proyecto de Aumento de Precipitación para el cual los informes de la OMM se encuentran disponibles. Con el fin de aumentar las posibilidades de éxito en una situación determinada, debería verificarse mediante estudios preliminares que:
    1. La climatología de las nubes y la precipitación en el lugar indique la posibilidad de condiciones favorables para la modificación del clima;
    2. Las condiciones sean las apropiadas para las técnicas de modificación disponibles;
    3. Los estudios de modelado respalden la hipótesis de modificación climática propuesta;
    4. En cuanto a la frecuencia en la que se dan las condiciones propicias, que los cambios derivados de la técnica de modificación puedan detectarse a un nivel aceptable de significancia estadística;
    5. Se pueda llevar a cabo una actividad operativa a un costo que sea aceptablemente más bajo que el beneficio socio-económico que probablemente se obtenga. Todos los estudios posibles requieren el juicio de los expertos y se espera que los resultados dependan del lugar elegido y la estación del año.
  6. La modificación climática debe considerarse como parte de una estrategia integrada de gestión de los recursos hídricos. Es difícil lograr un alivio instantáneo de la sequía. En particular, si no hay nubes, no puede estimularse artificialmente la precipitación. Es posible que las oportunidades de aumento de la precipitación sean mayores durante períodos de niveles normales o superiores de precipitación pluvial que durante períodos secos.
  7. La OMM recomienda que los proyectos operativos de siembra de nubes para la modificación de las precipitaciones se diseñen de manera que permitan llevar a cabo una evaluación física y estadística de los resultados de la siembra. Si se desea realizar una evaluación rigurosa, entonces debería incorporarse cierto componente aleatorio de los casos de siembra/control (por ejemplo, sembrando en uno de cada tres casos). Las mediciones físicas deberían incluir la caracterización del material de siembra. Se aconseja que los proyectos operativos de modificación climática se revisen periódicamente (una vez por año, de ser posible) a fin de evaluar si se están implementando las mejores prácticas. Todo proyecto nuevo debería contar con el asesoramiento de expertos en relación con los beneficios esperables, los riesgos que implica, las técnicas óptimas que se utilizarán y los posibles impactos. Se aconseja que los asesores sean imparciales con respecto al proyecto para que sus dictámenes se consideren objetivos.
  8. Los Miembros deben saber que el alcance de los esfuerzos involucrados en el diseño, la realización o la evaluación de un programa de modificación del clima excluye a la Secretaría de la OMM para que esta dé un asesoramiento detallado. Sin embargo, de ser solicitado, el Secretario General puede brindar asistencia (obteniendo el asesoramiento de científicos de otros proyectos de modificación climática o con pericia especial) a sabiendas de que:
    1. Los costos serán cubiertos por el país solicitante;
    2. La Organización no puede cargar con la responsabilidad de las consecuencias del asesoramiento brindado por un perito o científico invitado;
    3. La Organización no acepta responsabilidad legal alguna en cualquier conflicto que pudiese surgir.

Fuente: ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL (OMM)

Continúa en: https://www.tiempo.com/ram/90772/declaracion-de-la-omm-sobre-la-modificacion-del-tiempo-y-clima-parte-ii/

Esta entrada se publicó en Noticias en 14 Ago 2014 por Francisco Martín León