Los científicos de la ESA detectan el comportamiento y las tendencias de la cinta transportadora oceánica, la AMOC

Un grupo de científicos de la ESA ha mostrado, mediante datos gravimétricos de satélites, el estado de la AMOC y sus posibles consecuencias para el clima futuro de Europa.

La cinta transportadora oceánica global. Crédito: Agencia Espacial Europea, ESA



En el Simposio Planeta Vivo de este año, 2025, los asistentes escucharon cómo la Misión de Gravedad de Próxima Generación de la ESA podría brindar la primera oportunidad de rastrear directamente un sistema vital de circulación oceánica que calienta nuestro planeta, pero que ahora se está debilitando, con el riesgo de un posible colapso con consecuencias de gran alcance.

La AMOC, su papel y su evolución

El sistema de circulación oceánica en cuestión se llama la Circulación de Retorno Meridional del Atlántico (AMOC, Atlantic meridional overturning circulation), una red compleja de corrientes, incluida la Corriente del Golfo, que desempeña un papel fundamental en la regulación del clima de la Tierra.

El AMOC transporta agua cálida desde los trópicos hacia el norte en las capas superiores del Océano Atlántico. Al llegar al Atlántico Norte, el agua libera calor a la atmósfera, se enfría, se vuelve más densa y las capas superficiales se hunden. Esta agua fría y profunda fluye luego hacia el sur y finalmente regresa a la superficie mediante afloramientos impulsados por el viento en el Océano Antártico y procesos de mezcla.

Al desplazar las aguas cálidas hacia el norte y las frías hacia el sur, la AMOC es un motor clave del sistema climático global, contribuyendo al mantenimiento del equilibrio energético del planeta. En su núcleo se encuentra la formación de las aguas profundas del Atlántico Norte en los mares Nórdico y de Labrador, pero es este proceso el que ahora se encuentra amenazado. El rápido calentamiento y enfriamiento del agua debido al derretimiento del hielo y el aumento de la escorrentía de agua dulce están alterando este proceso, poniendo en grave peligro la AMOC.

Análisis recientes incluso sugieren que la AMOC podría estar acercándose a un punto crítico. Un colapso podría desencadenar una abrupta convulsión climática global, trayendo, paradójicamente, frío extremo a partes de Europa. Londres, por ejemplo, podría experimentar un descenso de las temperaturas de hasta 7 °C, con consecuencias devastadoras para la infraestructura, la economía y la estabilidad social.

Desde 2004, el proyecto RAPID ha mantenido un conjunto de instrumentos a lo largo del Atlántico a 26°N, desde Marruecos hasta Florida, midiendo continuamente la temperatura, la salinidad y las velocidades de las corrientes, desde la superficie hasta el fondo marino.

Estas mediciones in situ han revelado que el AMOC ha estado perdiendo fuerza desde 2010.

Sin embargo, mantener el conjunto RAPID es costoso, requiere mucho trabajo y está limitado a una única latitud, por lo que los científicos recurren cada vez más a los satélites para lograr un monitoreo más amplio y continuo de la AMOC.

Next Generation Gravity Mission: medir el estado de la AMOC

Según la teoría y los modelos numéricos del océano, una característica clave de la AMOC, medible por satélite, es su impacto en la presión del fondo oceánico a lo largo del Atlántico Norte occidental. En principio, esto debería permitir el monitoreo de la AMOC desde el espacio. Sin embargo, la señal es estrecha y difícil de detectar; aquí es donde entra en juego la Misión de Gravedad de Próxima Generación (NGGM, Next Generation Gravity Mission) de la ESA.

La ESA está desarrollando actualmente dos satélites NGGM idénticos que formarán uno de los pares de satélites de la constelación MAGIC ESA-NASA, siendo el otro par la misión GRACE-C de NASA-DLR.

Ilias Daras, científico de la misión de la ESA para NGGM, afirmó: «Nuestra investigación demuestra que los datos de gravedad satelital, en particular los de NGGM, ofrecerán una capacidad sin precedentes para medir las diferencias y los cambios en la presión del fondo oceánico entre las pendientes continentales superiores e inferiores, que son regiones de fondo marino con pendiente pronunciada que se encuentran entre las plataformas continentales y las cuencas oceánicas profundas».

Aunque estas señales son pequeñas y evolucionan lentamente, las técnicas avanzadas de procesamiento de datos nos permitirán aislar la firma de la AMOC, demostrando, por primera vez, el potencial de futuras misiones como NGGM y la constelación MAGIC en su conjunto para proporcionar un monitoreo espacial confiable.

Gracias a los datos del NGGM, se puede establecer un sistema de observación de referencia que permitirá monitorear mejor el debilitamiento de la AMOC y detectar un posible colapso.

Rory Bingham, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), explicó además: « Estudios previos ya han demostrado que la gravimetría satelital tiene el potencial de detectar la variabilidad de la AMOC. Basándose en este trabajo, análisis recientes muestran que para medir la AMOC con precisión, es crucial capturar las señales de presión del fondo oceánico de los taludes continentales superior e inferior y calcular su diferencia».

Sin embargo, la pendiente inferior, donde la señal es más débil, presenta el mayor desafío. A diferencia de las misiones de gravedad actuales, donde la señal relacionada con AMOC se ve oscurecida, NGGM y la constelación MAGIC ofrecen una nueva y prometedora forma de rastrear su intensidad.

"Al combinar señales de alerta temprana provenientes de observaciones de superficie, confirmadas por señales más profundas y dinámicamente consistentes, esta próxima generación de misiones satelitales podría mejorar significativamente nuestra capacidad para detectar y responder a los principales riesgos climáticos vinculados a los cambios en la AMOC", afirmó Bingham.

"Además, estas mediciones pueden complementarse con datos de temperatura y salinidad de la superficie del mar de futuras misiones como CIMR, junto con misiones existentes como SMOS y Copernicus Sentinel-3, para construir una imagen más completa de la AMOC".

La directora de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, Simonetta Cheli, afirmó: «Este es un descubrimiento verdaderamente emocionante. NGGM, que estamos desarrollando como parte de nuestro programa FutureEO, ya muestra un gran potencial para rastrear con precisión dónde se almacena el agua de la Tierra y cómo se mueve por el planeta. El hecho de que también pueda detectar y monitorear el debilitamiento de la AMOC añade otra potente capacidad a su cartera».

Fuente. ESA, Agencia Espacial Europea

Esta entrada se publicó en Noticias en 05 Jul 2025 por Francisco Martín León