Refranes meteorológicos de enero
Enero es el primer mes del año donde las masas de aire frío de origen polar visitan nuestras latitudes. Es un mes invernal y frío
Cumple con su deber; es el papel que le fue repartido en la tragicomedia de las temperaturas, por el Divino Autor.
y nadie Podrá negar que caracteriza con perfección el personaje.
Enero, frío y seco,
no descuida jamás su respetable apariencia, y peina canas de nieve, barbas de hielo y sayales plomizos de nubes, sin dejar por eso de suavizar la serenidad de su apostura, con alguna sonrisa de sol.
venerable al principio y venerable al fin, mantiene siempre su patriarcal empaque. Así sucede que,
El rigor de la temperatura, que hace decir:
agudiza el hambre en los animales feroces y estimula su acometividad, hasta el punto de presentarse.
Luce sus mejores marcas, según el refranero, en destacadas fechas del Santoral:
que el primero es San Antón.
Este último, sobre todo, tiene fama imperecedera de cruel.
Pero no le van en zaga los otros santos que celebran en el mes inaugural del año sus festividades; y por eso, son indispensables las precauciones contra el frío en los restantes días:
Además del abrigo, hay que buscar el amparo el calor natural o artificial:
y es indispensable huir en
de toda ocasión o lugar donde nos aceche una pulmonía.
Y cuando sea indispensable afrontar los rigores del ambiente que hicieron llamar justicia de enero a la carente de calor humano, conviene dar cumplimiento a la exhortación meticulosa:
No nos dejemos engañar por las fugaces caricias del sol, porque
ni por las valentías de la Naturaleza que nos refieren cómo,
ni por esos falsos heraldos de la primavera que sólo son, en realidad, afirmaciones de invierno sobre la faz del campo:
A la postre, y por mucho que suavicen su temperatura los arroyos, según el aserto:
siempre podremos observar que,
y siempre deberemos alegramos de que así sea ya que
Suficientemente apercibidos para la lucha contra el frío, nos sentimos cobardía. Después de todo
su duración no pasa de treinta y un días que se dejan atrás en un santiamén; y una vez pasados, aunque,
y esto sea favor y disfavor a la vez para los labradores, pensemos con alivio que
A cambio de las predichas crudezas, enero tiene de antaño contraído un compromiso con los hombres, y lo cumple con seriedad caballerosa. El de ALARGAR LA DURACIÓN DE LOS DÍAS.- Ya se dijo antaño:
pero una vez iniciado,
hasta el punto de que
pero no en el dinero.
A medida que avanza el mes, se hace más notoria la duración de la luz:
jubiloso progreso del día, que sigue acentuándose y que, antes de la reforma del almanaque, hizo sostener:
aún cuando también se diga:
de cuyos dogmas resulta que,
A este consuelo hay que añadir aquel tan risueño de ver cómo se intensifica la postura de las aves del corral:
y el deleitoso y sano de LA CAZA, fuente de vigor y de calor1as. Hasta los refranes parecen alegrarse con la perspectiva de sus promesas:
y si no quiere cantar, vuélvelo a colgar.
y si no quiere cantar, cuélgalo por San Sebastián.
que si tiene vergüenza, él cantará;
haciendo además, en cuanto a la caza no volátil, invitaciones tentadoras:
y señalando dificultades y previsiones;
o sea la red de cáñamo;
por cuya razón,
en enero; y si la pieza no te trae a la mano,
que lo mantenga su amo.
Por último, LAS FIESTAS también ayudan a olvidar las heladas y las nieves invernales. Empieza el afta con el regusto de las vacaciones navideñas, que todos desean prolongar;
aseguran los que no quisieran ver nunca llegado su fin. Y aun cuando, los más rendidos a las exigencias del trabajo, disponen:
O todo perezoso a continuar la interrumpida faena campestre, luego inventan éstos nuevos motivos de bureo, anticipando fiestas todavía lejanas, según el pensamiento que reza:
O soñando como festivos días que no son de guardar, al amparo de alguna solemnidad onomástica:
calla, tente varón, que primera es San Antón.
detente, varón, que primero es San Antón.
detente, bruto, que primero es San Canuto.
y así tratan de procurarse asuetos que llegan a imaginar presididos por raros fenómenos celestes, como el que anuncia:
Para honrar los días santos; para luchar contra el azote de las heladas; para procurar defensas al organismo, la Naturaleza ofrece y el hombre busca substanciosos y sanos ALIMENTOS, tanto más necesarios cuanto que
y pide, para satisfacer sus necesidades:
A fe que lo encuentra digno del mejor gastrónomo. Las aves son mas gustosas que en los sucesivos meses.
no dejaría ninguna en el pollero.
y si puedes, echa gallina los otros meses.
Los pescados se ofrecen más exquisitos:
y después, contando de grado en grado.
Ese otro pez jugoso que hizo decir:
sabe muy bien al empezar el año:
y de la misma excelencia gozan otros convites marinos:
Los animales terrestres, siempre tan apetecidos, que por algo se pide:
destacan también su importancia en el mes de los Reyes:
aún cuando se advierte por el contrario;
Las hortalizas, legumbres y vegetales comestibles, completan el suculento bodegón del mes:
En cambio:
Por San Antón, pierde el gusto el melón.
Lástima que la exquisitez de otros alimentos:
no venga escoltada por el signo de la abundancia:
ya van consumidos:
pierde un ajo el ajero;
en la ristra que no en el suelo;
y si se quiere honrar en meses sucesivos alguna fiesta, como pide por ejemplo el refrán:
será necesario ahorrar los tesoros del granero y de la bodega:
sin olvidar la previsión del racionamiento, cuando sea necesario:
come como de antes; y si no,
alarga la puchera y estrecha la cibera,
con lo cual, y con prescindir en lo posible de las manufacturas industriales:
nos hallaremos en camino de ser materialmente felices. En este mes nacen los POLLOS brindando promesas para meses futuros:
Pero tienen que luchar, desde que sueltan el cascarón, con tales asperezas de temperatura que se malogran en su mayor parte. Por eso se advierte a los optimistas:
y los que van al gallinero,
cada pluma cuesta un dinero.
pero el que sube es como un carnero
y, por eso,
en busca de abrigo, conducta que hace decir:
Por esta época inicial del año, andan en CELO los animales:
La experiencia enseñó esta verdad e inspiró la comparación tan en uso:
Acaso dirán los animales como los hombres:
Luís Martínez Kleiser