50 ºC en España, ¿qué debería suceder para alcanzarlos?

Esta es una pregunta recurrente, y más estos días. No tiene fácil respuesta: por un lado es una cifra difícil de alcanzar y de la que no hay registros oficiales, por otro, los récords de temperatura máxima han ido subiendo en los últimos años ante episodios de calor cada vez más potentes.

El Sahara es una de las fuentes principales de temperaturas extremas en la Península Ibérica, aunque en épocas de máxima radiación solar la misma Península es capaz de generar sus propias masa de aire cálido.

Ante la caída masiva de récords de temperatura máxima en América del Norte y a punto de comenzar la época de canícula estival en la Península Ibérica, podemos preguntarnos qué potencial tiene nuestro país para registrar temperaturas cálidas extremas y si esa cifra es alcanzable. En los últimos días hemos visto como Canadá pasaba de tener una temperatura récord de 45 ºC, más de 2 ºC inferior al récord de España, a tener 49,6ºC.

En la Península Ibérica debemos tener presente que nuestra latitud es inferior y que al sur de nosotros se encuentra, con sus 9 millones de kilómetros cuadrados, el Sahara, el desierto cálido más grande del mundo. Por esta razón somos propensos a sufrir eventuales episodios de calor intenso. Tenemos algunos de los registros de temperatura más elevados de Europa y nuestro récord era, hasta ahora, más alto que el de Canadá. De hecho en Europa, solo Italia, Grecia y Portugal igualan o superan ligeramente nuestro récord de máxima absoluta, de 47,3ºC registrados en Montoro (Córdoba) el 4 de julio de 2017.

50 ºC en España, los ingredientes

Los 50 ºC siguen quedando lejos de España y de Europa, ya que los 48 ºC de máxima de Atenas o los 48,5 ºC de Sicilia, los máximos de nuestro continente, siguen estando apartados de esa cifra. Sin embargo, los episodios extremos nos enseñan que nuestras series de datos son cortas y que los récords se baten. En los últimos años las efemérides de calor se han renovado peligrosamente. Por tanto, por muy difícil que pueda parecer llegar a 50 ºC, no es imposible y requiere de la coincidencia de una serie de factores que enumeraremos a continuación.

1º. Una potente dorsal africana en altura

      Una masa de aire en niveles medios procedente de latitudes subtropicales, del Sahara, estable y extensa. Aunque no es el único, es sin duda el escenario que más probabilidad tiene de desencadenar un episodio de calor extremo en la Península Ibérica. Si es lo suficientemente estable, las subsidencias (descensos) de aire llevarían ese calor en altura hasta la superficie, comprimiéndose adiabáticamente en el descenso y calentándose. Además, actuaría como bloqueo ante masas de aire procedentes del Atlántico y vaguadas que discurran por latitudes medias.

      2º. Máxima irradiación solar y calor en continentes y océano

      Normalmente, la atmósfera y el océano alcanzan sus temperaturas más elevadas en el hemisferio norte bastantes semanas después del solsticio, por lo que el periodo más propenso coincide con el mes de julio y con la primera quincena de agosto. Después, la Península pierde potencial para mantener y/o generar su propia masa de aire cálido continental. Antes de esas fechas el calor disponible de las masas de aire procedentes del sur es limitado.

      Temperatura del mar
      A finales de esta semana, la temperatura superficial del Mediterráneo superará los 25 ºC, sobre todo en la zona del mar Balear. En las próximas horas es fácil que se acerque hasta los 30 ºC.

      3º. Régimen de brisas y temperaturas en niveles bajos

      Si hay algo que condiciona mucho las temperaturas en niveles bajos, independientemente de la situación sinóptica, son las brisas. Es lo que nos diferencia de otras regiones como el interior de Europa o América del norte. La presencia de mares a nuestro alrededor hace que las brisas marinas suavicen mucho las temperaturas. Sin embargo, si esas brisas tienen un recorrido considerable por tierra, ascendiendo y descendiendo por las cordilleras de nuestra Península, se pueden llegar a recalentar mucho en un día de verano. Bien se conoce este fenómeno en la vertiente mediterránea con flujos del oeste. Por el contrario, las brisas del oeste en el Valle del Guadalquivir suelen suavizar las máximas.

      Las temperaturas en la atmósfera libre a 850 hPa (unos 1500 metros) son un buen indicador del potencial de una masa de aire cálido. Normalmente, valores próximos o superiores a 30 ºC nos garantizan máximas superiores a los 45 ºC allá donde el resto de factores acompañen y las nubes y brisas no lo impidan. Hasta ahora sólo se han rondado los 30 ºC a 850hPa durante olas de calor excepcionales como en agosto de 2003, julio de 2017 o junio de 2019.

      ¿Calor extremo durante este fin de semana?

      Durante los próximos días nos alcanzará una masa de aire extremadamente cálida por el sur peninsular. Existe mucha incertidumbre en lo que se refiere a su extensión y duración, pero es bastante probable que las temperaturas a 850 hPa superen los 30 ºC en amplias zonas del interior de la mitad sur peninsular, lo que pondría en un aprieto a algunos récords locales y desde luego dejaría máximas próximas o incluso superiores a 45 ºC.

      Ola de calor España
      En el mediodía de este domingo amplias zonas de la depresión del Guadalquivir podrían rondar los 45 ºC.

      Lo más inquietante de este episodio es que los modelos han contemplado como posible la presencia de temperaturas a 850 hPa superiores a 32 ºC, algo de lo que no se tiene constancia en la Península Ibérica y que, de persistir, podría empujar nuestro récord nacional un poco más. Sin embargo, los escenarios más probables contemplan que sea un episodio breve o al menos condicionado por las vaguadas atlánticas que se mueven por el norte, lo que impediría que esa masa de aire despliegue todo su potencial en superficie salvo casos muy excepcionales. Todavía así será un episodio que dará que hablar en los próximos días y tendremos que seguir muy atentos a su evolución, puesto que hay muchos escenarios posibles abiertos, algunos extremos.