Mañana la Tierra alcanzará su máxima aceleración, ¿sientes el perihelio?

En contra de lo que se suele pensar, la Tierra no está más cerca del Sol durante el invierno del hemisferio norte. Sin embargo, es cierto que la proximidad al Sol tiene algunos efectos indirectos en los días y estaciones. Aquí hablamos de ellos.

Perihelio
La Tierra está a punto de alcanzar los 30,75 km/s en su movimiento alrededor del Sol, pero tranquilos, será imperceptible.

Este miércoles 4 de enero a las 16:27 hora peninsular, la Tierra alcanzará el punto más cercano al Sol de su órbita. Ocurre a pocos días del solsticio de invierno y a tan sólo unos días de comenzar las semanas más frías del año en esta región del hemisferio norte, lo que incita a pensar acertadamente que la lejanía o cercanía al Sol tiene una influencia prácticamente inapreciable en el desarrollo de las estaciones. Estas dependen fundamentalmente de la inclinación del eje de la Tierra y de la radiación solar que recibe su superficie en relación a este parámetro.

Esta escasa influencia en las temperaturas se debe a que la órbita terrestre tiene una excentricidad pequeña. En su punto más alejado del Sol (afelio) la Tierra se encuentra a unos 152 097 700 km, mientras que en el perihelio es de 147 098 070 km. Esto contrasta con la distancia de otros cuerpos como, por ejemplo, los cometas, que puede llegar a ser cientos de veces superior a la del perihelio y condiciona mucho la temperatura de su superficie, algo que no sucede en los planetas y, por tanto, en la Tierra.

Estaciones y perihelio
Mañana estaremos en ese punto de nuestra órbita en el que estamos más cerca del Sol.

Sin embargo, hay otro parámetro que puede resultar interesante: la velocidad orbital. Durante el perihelio, la Tierra alcanzará su máxima velocidad con 30,75 km/s frente a los 28,76 km/s que presenta en el afelio, en julio. Esto responde a la segunda ley de Kepler que afirma que la línea imaginaria que une la Tierra con el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales. Cuando el planeta está más cerca de su estrella, deberá orbitar más rápidamente para que se cumpla esta relación. Por tanto, en estas fechas es cuando la Tierra se mueve a mayor velocidad alrededor del Sol.

Inviernos más cortos en el hemisferio norte y más largos en el sur

Esta variación en la velocidad orbital se traduce en pequeños cambios que sí afectan a las estaciones del año. Entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera la Tierra avanza más rápido por su órbita que entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño, por lo que el invierno astronómico en el hemisferio norte dura algo menos, concretamente 89 días, frente a los 93 del verano.

Además, la variación de la velocidad orbital tiene otro efecto del que seguramente se habrán dado cuenta los más observadores: aunque el solsticio de invierno (y día más corto del año) fue el pasado día 23 de diciembre, hace poco más de una semana, las tardes se están empezando a alargar desde hace aproximadamente un mes. Y sin embargo, las mañanas se han seguido "acortando"; ha amanecido cada vez más tarde. Es ahora, a principios de enero y no en el solsticio, cuando más tarde sale el Sol de todo el año.

Esto se debe a que la Tierra gira sobre sí misma 366 veces en un año y no 365, lo que sucede es que esa última vuelta se ve compensada por la que realiza alrededor del Sol y nosotros solo percibimos 365 días solares. Como la órbita alrededor del Sol no la realiza siempre a la misma velocidad, durante el perihelio, en invierno, el día solar se atrasa unos minutos con respecto a nuestros relojes mientras que en el afelio, durante el verano, se adelanta ligeramente. Por esta razón la "tarde más corta" se produce unas semanas antes del solsticio y "la mañana más corta" unas semanas después.