El coronavirus no fulmina la emergencia climática, datos preocupantes

En Europa no parece estar arraigado, pero cada 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima en muchos países, sobre todo de Sudamérica. Como otros muchos temas, hoy pasará desapercibido debido al coronavirus, pero es un problema acuciante.

Día del Clima
Debemos aprender del esfuerzo y compromiso conjunto frente al coronavirus, para aplicarlo al problema medioambiental.

En muchos países, el Día Mundial del Clima se celebra cada 26 de marzo para concienciar a la población sobre la importancia de la conducta humana frente la variabilidad climática. Este año llega en un momento delicado, en plena pandemia por coronavirus, que está demostrando que los problemas mundiales solo se pueden solucionar mediante acciones conjuntas y mucha anticipación. Ahora apremia el COVID-19 por su alta capacidad de contagio y el lastre de víctimas que está dejando, ya cercanas a las 470.000 en todo el planeta según los últimos datos. Para tratar de frenar su expansión, se han puesto en marcha drásticas cuarentenas que han reducido nuestro impacto sobre el medio ambiente.

En los últimos días hemos visto mapas que mostraban una notable reducción de gases contaminantes en ciudades de China, Italia o España. Ahí está influyendo la mengua del tráfico rodado. Sin embargo, nuestra huella es de tal magnitud que los observatorios de Mauna Loa (Hawai) o Cape Grim (Tasmania), de referencia en las muestras de CO2, en sus últimas mediciones no han notado ningún cambio en su tendencia alcista. En el primero, el promedio mensual en febrero de dióxido de carbono fue de 414.11 partes por millón frente a los 411.75 ppm de febrero de 2019, según los datos de la estadounidense NOAA. Las mejoras en la calidad del aire aún son muy locales y no deben servir de coartada para que, una vez superada la crisis, se restablezca la actividad normal. Los expertos advierten de una posible subida extrema de las emisiones cuando acabe la emergencia, tal y como ocurrió tras la crisis financiera de 2008.

Medidas frente el COVID-19 ligadas a la emergencia climática

La ONU considera que los paquetes de medidas para frenar el impacto económico del COVID-19 deberían tener presente el acuerdo climático de París, para seguir con la senda de sostenibilidad que necesita el planeta. “Tenemos la responsabilidad de recuperarnos mejor” ha declarado António Guterres, Secretario General de la ONU, en referencia a la crisis económica de hace unos años. En la última década los gases de efecto invernadero han seguido incrementándose a un ritmo vertiginoso y la temperatura de la Tierra no ha parado de subir, superando en algo más de 1 ºC el promedio global de la era preindustrial.

El compromiso y la unidad frente al coronavirus debe trasladarse a la emergencia climática en cuando acabe la actual crisis.

Ahora mismo no prevalece la situación climática pero dentro de un tiempo, tal y como ha convenido Petteri Taalas, “el mundo necesita demostrar la misma unidad y compromiso con la acción climática y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”. Según el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, si fracasamos en la mitigación del cambio climático podríamos tener mayores pérdidas tanto de vidas como económicas.

La contaminación reduce nuestra esperanza de vida 2 años

A las víctimas derivadas del mayor número de catástrofes, hay que sumar las que provoca la contaminación cada año en el mundo. Los estudios (European Heart Journal) tasan la mortalidad anual en Europa vinculada a la mala calidad del aire en 790.000 personas. La mayoría de las muertes se deben a afecciones cardiovasculares, que reducen en 2 años nuestra esperanza de vida. Esos gases que emana la industria o el transporte están afectando a nuestra salud tanto como a la del planeta.

Groenlandia
El pasado verano fue muy caluroso en el polo norte y pasó factura en Groenlandia, que perdió millones de toneladas de hielo.

Más calor y lluvias más intensas

El incremento de temperaturas está provocando olas de calor y sequías más intensas, a la vez que un aumento en la severidad de los episodios de lluvias. Con motivo del Día Meteorológico Mundial, la británica Met Office corroboró mediante un estudio el incremento de las precipitaciones torrenciales. La conclusión fue que por cada aumento de 1 ºC en la temperatura, el contenido de agua parece aumentar en aproximadamente un 7% en la atmósfera. Esto incrementa el potencial de los cumulonimbos.

En el pasado verano Groelandia perdió 600.000 millones de toneladas de hielo, suficiente para aumentar el nivel del mar en 2,2 milímetros.

Por otro lado, recientemente hemos conocido que el verano del año pasado fue tan cálido en el polo norte que provocó la pérdida de 600.000 millones de toneladas de hielo en Groenlandia, suficiente para aumentar el nivel del mar en 2,2 mm en tan solo dos meses. Estos datos llegan tras declarar el pasado invierno como el más cálido de la historia en Europa. La emergencia climática requerirá de un compromiso similar al mostrado frente al coronavirus a nivel internacional.