Continúan subiendo nuestros embalses tras un “abril con aguas mil”

Muchos días de precipitaciones, pero no del todo generalizadas, confirman por ahora el refrán que nos dice que “las aguas de abril, todas caben en un barril”. A pesar de esto, los embalses siguen en ascenso. ¿Dónde han subido más? ¿Es el fin de la sequía? Aquí te lo contamos.

Mejorar los embalses
Algunos embalses de la vertiente mediterránea, como el de Guadalest, se han visto obligados a desembalsar tras las importantes lluvias de las últimas semanas.

Dos episodios de precipitaciones importante han regado casi toda la Península Ibérica en las últimas semanas, aún necesitada de agua en algunas regiones. Tanto por su duración, como por su extensión y por la acumulación de agua precipitada, el más importante fue el que transcurrió entre los días 19 y 23. En este mes y para observatorios principales, el mayor acumulado lo encontramos en el Puerto de Navacerrada (Madrid), con 149,2 l/m2.

Sin embargo, en estaciones secundarias y de aficionados hay registros superiores en el suroeste de Galicia, noreste del País Vasco, noroeste de Navarra y en el sur de la Comunidad Valenciana, donde locamente superan los 200 l/m2. La otra cara de la moneda la encontramos en otras comarcas de Galicia y en el área cantábrica, donde las precipitaciones apenas ha llovido la mitad de lo que debería en estas últimas semanas. Con todas estas particularidades, podemos considerar, este mes como normal en el conjunto de las regiones peninsulares.

Las temperaturas se han situado ligeramente por debajo de la media, sobre todo los valores nocturnos, ya que la irrupción fría de los primeros días provocó heladas moderadas. Las rachas de viento nuevamente están siendo una variable importante, tanto por su intensidad como por su duración, destacando los 124 km/h medidos en la estación automática del cabo Machichaco (Vizcaya). El otro factor a tener en cuenta es la humedad relativa, que durante este mes se la puede considerar normal.

Por tanto, de las principales condiciones meteorológicas para la evaporación, solo el viento está siendo desfavorable para nuestros embalses. Aún con casi todo a nuestro favor, por semanas la reserva de agua aumentó, más que la media de los últimos 10 años, solo en la última parte de abril.

Aumenta el agua embalsada, especialmente en la cuenca del Segura

Como hemos visto anteriormente, este mes nos ha dejado varios episodios importantes de precipitaciones, afectando durante los primeros días de abril más al tercio norte peninsular y, posteriormente, a la parte meridional y oriental de la Península. Incluso se han producido importantes nevadas en los sistemas montañosos, lo que nos proporcionará agua de deshielo en las próximas semanas.

Los embalses que más se han beneficiado de esta última situación de precipitaciones son los de las cuencas del sur y del este, notándose más, precisamente, en las que estaban en una peor situación en los últimos meses. El aumento del agua embalsada ha sido especialmente significativo en la cuenca del Segura, con una subida ligeramente superior al 14%.

El embalse que más se ha beneficiado en abril también se encuentra en la cuenca que más se ha subido durante este mes: el de Alfonso XIII. Este pantano, de uso variado y construido en 1915, se encuentra en la Región de Murcia, y embalsa las aguas del río Quípar, afluente del Segura, en una zona en las que las precipitaciones han sido extraordinarias en marzo y abril, lo que explica que haya mejorado tanto.

Solo una cuenca ha perdido agua

Como sabemos, el problema de los grandes embalses es la pérdida por evaporación. Los factores que más influyen en ella son la temperatura, el viento y la radiación solar. En este mes de abril encontramos anomalías negativas en los dos últimos, y sobre todo en el segundo, ya que la nubosidad ha conseguido mitigar un poco el efecto del Sol.

La localidad de Moratalla.
El embalse de Alfonso XIII ha subido un 67% durante este mes. Recibe el aporte del río Quípar. En la imagen la localidad de Moratalla, en sus cercanías, donde la precipitación ha llovido un 250% más de lo normal para estas fechas.

Mantenemos la vigilancia en varios pantanos en los que el factor humano ha trastocado su evolución, sufriendo grandes desembalses durante el verano, principalmente en las cuencas del Duero y del Ebro. Los más afectados, como ya saben mis lectores habituales, son el de Ricobayo (Zamora), que fue vaciado hasta el 11%, recuperado hasta el 42% en la actualidad, y el de Mediano, en Huesca, que lo dejaron a un 17%, estando en estos momentos al 47% de su capacidad, aunque se encuentran en torno a un 30% menos respecto a su media de los últimos diez años.

La abundancia de las precipitaciones en casi todas las comarcas peninsulares, con la excepción del área cantábrica, hace que todas las cuencas hayan tenido aumentos salvo una, la del Cantábrico occidental, con una disminución del 0,6%.

Conclusiones

Estamos teniendo un tiempo típico de plena primavera, con los vaivenes característicos de esta estación, siendo este mes muy inestable, alternándose períodos soleados y calurosos con días verdaderamente invernales, incluso con heladas moderadas y nevadas de cierta consideración. De momento estas borrascas nos están dando un respiro, aunque aún no se ha solucionado el problema de la sequía en algunas cuencas. Durante este mes hemos ganado casi un 3% de agua embalsada, que en estos momentos se encuentra al 49,6%, un 11% inferior a la misma fecha del año pasado y un 20% por debajo de la media de los diez últimos años.

La situación sigue siendo muy crítica en las cuencas del Guadalquivir y Guadiana, que se encuentran apenas a algo más del 30 % de su capacidad.

Si en las próximas semanas seguimos con este ambiente tan variable, las borrascas y descuelgues atlánticos tendrían que seguir llegando a la Península Ibérica, afectando principalmente a la vertiente atlántica, por lo que las cuencas meridionales deberían verse beneficiadas, pero no hay que bajar la guardia, ya que la situación actual es todavía complicada. En estos momentos la cuenca del Guadalquivir es la peor de todas, apenas está 31,70% de su capacidad, aunque la del Guadiana sigue también en una situación crítica. Además, la primera también es la más alejada de su media de 10 años, estando por debajo algo más de un 35%.