SOHO, los 25 años en órbita de todo un pionero

El Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO) de la ESA/NASA celebra 25 años desde su lanzamiento

Dos decenios y medio de descubrimientos científicos serían todo un logro para cualquier misión espacial. Pero si pensamos que el homenajeado estaba diseñado para durar tan solo dos años y que opera desde un área fuera de la protección que ofrece la magnetosfera terrestre, se trata de un triunfo sin paliativos en la historia de la exploración espacial.

SOHO fue lanzado el 2 de diciembre de 1995. Se encuentra a 1,5 millones de kilómetros más cerca del Sol que de la Tierra, desde donde disfruta de una vista ininterrumpida de nuestra estrella.

En principio, la misión tenía tres objetivos científicos: el primero era estudiar la dinámica y la estructura del interior del Sol; el segundo, investigar por qué la atmósfera exterior de nuestra estrella, conocida como la corona, está mucho más caliente que la superficie, y el tercero, observar dónde y cómo se aceleran las partículas del viento solar.

Se han publicado casi seis mil artículos en revistas especializadas basados en datos de SOHO y muchos de ellos representan un avance significativo en nuestra comprensión de los objetivos originales.

Además de investigar el funcionamiento del Sol, SOHO es el descubridor de cometas más prolífico en la historia de la astronomía, pues ha detectado más de cuatro mil de estos minimundos helados durante la etapa de su viaje en dirección al Sol.

Pero puede que el aspecto más importante del trabajo de SOHO sea en un ámbito que apenas comenzaba a despuntar en el momento de su lanzamiento: el estudio de la meteorología espacial.

La meteorología espacial se refiere a las perturbaciones en el viento solar, la corriente constante de partículas cargadas eléctricamente que expulsa la corona solar. Durante los fenómenos más destacados de la corona, conocidos como eyecciones de masa coronal, se pueden liberar miles de millones de toneladas de estas partículas al espacio a velocidades de millones de kilómetros por hora.

Si la Tierra se encuentra en el trayecto de una de estas eyecciones, puede provocar fuertes tormentas geomagnéticas, durante las cuales los satélites pueden sufrir daños, las telecomunicaciones verse interrumpidas, los astronautas correr riesgo y las redes eléctricas experimentar peligrosos picos de corriente. Estos fenómenos y sus consecuencias se conocen coloquialmente como tormentas solares.

“El motivo por el que SOHO sigue volando es para investigar la meteorología espacial y comprender cómo el Sol afecta a la Tierra”, señala Bernhard Fleck, científico del proyecto SOHO de la ESA y responsable de la misión.

SOHO ha revolucionado el estudio de la meteorología espacial gracias a su papel clave en la previsión de tormentas solares potencialmente peligrosas. Esto se debe a que SOHO transporta el Coronógrafo Espectrométrico de Gran Angular (LASCO), que estudia la estructura y comportamiento de la tenue corona creando un eclipse solar artificial. Al hacerlo, los operadores y meteorólogos espaciales pueden ver desde la Tierra cómo se nos acercan las tormentas solares con una antelación de entre uno y tres días.

Ha habido otras misiones solares desde el lanzamiento de SOHO. Por ejemplo, la NASA lanzó el Observatorio de Dinámica Solar y, últimamente, la sonda solar Parker. Por su parte, la ESA ahora cuenta con Solar Orbiter. No obstante, SOHO sigue siendo único, pues alberga el único coronógrafo ubicado en la línea Sol-Tierra, por lo que es su valor es incalculable.

Estos 25 años de SOHO no han estado libres de incidentes. Dos años y medio tras el lanzamiento, el 25 de junio de 1998, la misión estuvo a punto de concluir durante una maniobra rutinaria de la nave. Se perdió el contacto y algunos dieron a SOHO por perdido. Sin embargo, el equipo no se rindió y tras trabajar a brazo partido durante tres meses, consiguieron recuperar la misión a finales de septiembre de aquel mismo año.

Tras un periodo de nueva puesta en servicio de la sonda y sus 12 instrumentos —todos los cuales sobrevivieron a pesar de las temperaturas extremas que sufrieron durante el apagón— la misión volvió a estar plenamente operativa a principios de noviembre. Pero los problemas no habían acabado.

A finales del mes siguiente, los tres giroscopios de la sonda habían fallado, lo que dio lugar a una nueva carrera contrarreloj para salvar la misión.

Se desarrolló un nuevo software que pudiera controlar a SOHO sin necesidad de giroscopios. Instalado en febrero de 1999, el código permitió a la nave reanudar una vez más el cien por cien de sus operaciones científicas. Al mismo tiempo, SOHO se convertía en la primera nave en estabilizarse en tres ejes sin giroscopios.


A pesar de estas dificultades, desde entonces SOHO se ha mantenido inamovible en la nómina de la ESA. Los ingenieros mantienen la nave en buen estado, con todos los instrumentos funcionando sin contratiempos, y siempre que no se produzcan problemas graves en los próximos años, la sonda bien podría llegar a celebrar su 30.º aniversario.

Bernhard cree que la misión SOHO finalizará en 2025, una vez que hayan sido lanzadas un par de misiones sucesoras. Una de ellas es SWFO-L1 (Space Weather Follow-On L1, o Continuación de la Meteorología Espacial en Lagrange 1), de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA); la otra es el satélite GOES-U (Geostationary Operational Environmental Satellite-U, o Satélite Geoestacionario Operacional Ambiental-U), de esta misma institución. Ambas transportan coronógrafos e instrumentos de monitorización de la meteorología espacial que recogerán el testigo de SOHO.

La ESA también tiene nuevas misiones en el horizonte. Está estudiando la misión Lagrange, que funcionaría como observatorio dedicado a la meteorología espacial para advertir en caso de turbulencias potencialmente nocivas en nuestra estrella progenitora. A más corto plazo tenemos Proba-3, cuyo lanzamiento está previsto para mediados de 2022. Este satélite probará una nueva forma de estudiar la corona solar que supondría una mejora significativa en el rendimiento respecto a los coronógrafos tradicionales.

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Pero antes de eso, SOHO aún tiene mucha ciencia que brindarnos. “Diría que los próximos dos o tres años serán aún más emocionantes que los diez últimos”, apunta Bernhard.

Y esto se debe a que SOHO podrá integrar sus lecturas con las de Solar Orbiter y la sonda Parker para ofrecer “mediciones multipunto”, lo que nos permitirá disfrutar de una panorámica más completa de la meteorología espacial. Por ejemplo, SOHO puede ver la corona a través de la cual volarán las otras dos misiones, por lo que ofrecerá información contextual en la que situar los datos sobre el terreno que obtendrán Solar Orbiter y Parker.

Pero los logros científicos no son lo único que se celebra en este aniversario. La longevidad de SOHO da cuenta de la dedicación de las personas que construyeron la sonda y sus instrumentos hace tres décadas. “Hace 30 años el mundo era muy distinto y, sin embargo, construyeron un hardware tan sólido que todavía funciona, con unos instrumentos que aún son de relevancia. Es verdaderamente asombroso”, afirma Bernhard.

Y luego, por supuesto, está el equipo que controla la sonda. “Llevan manejándola día tras día desde hace 25 años, incluso en las difíciles condiciones que ha supuesto la pandemia por COVID-19. Un logro extraordinario”.

Sobre todo si tenemos en cuenta que la tecnología no deja de evolucionar, por lo que el equipo ha tenido que adaptar sus prácticas a las necesidades más avanzadas del momento. “SOHO sigue operativo gracias a su compromiso, dedicación y diligencia”, concluye Bernhard.

En definitiva, SOHO no solo ha cambiado la forma en que vemos el Sol, gracias al enorme caudal de conocimientos y comprensión que nos ha proporcionado, también se ha convertido en un referente para el estudio de la meteorología espacial con el fin de mantener nuestro planeta y nuestras tecnologías a salvo.

No importa cuándo acabe la misión, su presencia en los libros de historia ya está asegurada.

ESA



Esta entrada se publicó en Actualidad en 04 Dic 2020 por Francisco Martín León