Los incendios forestales deterioran la capa de ozono

Hasta el pasado año existía un consenso científico referente a los plazos de recuperación de la Capa de Ozono,los cuales aseguraban que para 2030 la capa de ozono se habrá recuperado en las latitudes medias, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060

Imagen de satélite de un gran incendios sobre EE.UU. NASA

Debido al éxito de la aplicación del Protocolo de Montreal y sus Partes, el acuerdo ambiental internacional de mayor éxito en la historia de las Naciones Unidas, el cual llevó a la eliminación de las sustancias agotadoras de la capa de ozono, el agujero de la capa ozono sobre el continente Antártico en la primavera austral del año 2019 fue uno de los menores desde 1990.

A partir del año 2020 comienza una nueva historia marcada por los efectos de los incendios forestales sobre la capa de ozono, lo cual es probable que interrumpa un ciclo de recuperación cuando según la NASA el tamaño promedio del agujero en la capa de ozono en el año 2019 fue de 9,3 millones de kilómetros cuadrados, mucho menor al máximo reportado en 1998 cuando medía 25,9 millones de kilómetros cuadrados.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) el agujero de la capa de ozono que se forma en la primavera austral sobre el continente Antártico, creció desde mediados de agosto y alcanzó un máximo de 24.800.000 Km2 el 20 de septiembre de 2020, permaneciendo hasta finales de diciembre, convirtiéndose en uno de los más extensos, y el más profundo y prolongado desde que comenzó su monitoreo hace 40 años.

Imagen del agujero más grande de la capa de ozono en la Antártida, registrado en septiembre de 2000. Datos obtenidos por el instrumento Total Ozone Mapping. Wikipedia

Las temperaturas más frías en el hemisferio sur durante el invierno el pasado año 2021 expandieron el agujero de la capa de ozono por encima de su extensión media habitual. Según los científicos de la NASA, el 7 de octubre el agujero llegó a medir 24,8 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de América del Norte, antes de comenzar a reducirse a mediados de octubre.

Campaña Mundial de Sensibilización y Acción

Las recientes evidencias científicas sobre los efectos de los incendios forestales sobre la capa de ozono expuestas a continuación hacen necesaria una urgente “Campaña Mundial de Sensibilización y Acción” frente a los incendios forestales para la defensa de la Capa de Ozono y de los logros del Protocolo de Montreal.
La primera evidencia científica de que el humo de los incendios forestales destruye la capa de ozono fue publicada por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos el pasado 1 de marzo (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America –PNAS- “On the stratospheric chemistry of midlatitude wildfire smoke” Susan Solomon, Kimberlee Dube, Kane Stone, Doug Degenstein).

Es la primera vez que la ciencia establece un mecanismo químico que relaciona el humo de los incendios forestales con el agotamiento del ozono, el estudio basado en tres registros satelitales que incluyen la Estación Espacial Internacional examinó el comportamiento del nitrógeno reactivo estratosférico después de los incendios forestales en Australia, demostrando que el humo desencadenó reacciones químicas en la estratosfera similares a las de una erupción volcánica contribuyendo con el agotamiento de la Capa de Ozono.

Entre junio de 2019 y abril de 2020, 19 millones de hectáreas de territorio australiano sufrieron fuegos destructivos. Del total de hectáreas afectadas, 12.6 millones correspondieron a bosques primarios y ecologías con cubierta arbórea, según Fondo Mundial para la Naturaleza de Australia.

Los incendios forestales emitieron un millón de partículas de humo a la atmósfera y sobrepasaron los 35 kilómetros desde la superficie, una masa y un alcance comparables a los de un volcán en erupción destruyendo alrededor del 5-8% de la capa de ozono sobre la zona afectada.

En marzo de 2020, poco después de que los incendios empezaran a disminuir, se observó un fuerte descenso del dióxido de nitrógeno (NO2) en la estratosfera, que es el primer paso de una reacción química que agota el ozono. Los investigadores descubrieron que este descenso de NO2 está directamente relacionado con la cantidad de humo que los incendios liberaron en la estratosfera.

Es importante destacar que un equipo de investigadores liderado por Pengfei Yu de la Universidad de Jinan de China, había liderado la publicación el 22/03/2021 de un estudio sobre los efectos de los incendios forestales australianos en revista científica de la Unión Geofísica Americana (Geophysical Research Letters “Persistent Stratospheric Warming Due to 2019–2020 Australian Wildfire Smoke ” March 22/2021, Pengfei Yu,Sean M. Davis,Owen B. Toon,Robert W. Portmann,Charles G. Bardeen,John E. Barnes,Hagen Telg,Christopher Maloney,Karen H. Rosenlof).

En el referido estudio se hizo una simulación virtual de la formación y la evolución de la gigantesca nube de humo generada por los incendios forestales australianos y descubrió que el humo acumulado había calentado partes de la estratosfera hasta 2 º C, un calentamiento que persistió durante seis meses encontrando indicios de destrucción del ozono estratosférico en el Hemisferio Sur tras los incendios.

De acuerdo a la citada investigación el humo de los incendios forestales afectan el aire en la estratósfera, desde los 10 Km hasta los 50 Km de altura, en un área que se extiende por miles de kilómetros y también bloquean la luz solar a “escala planetaria”, replicando los efectos de una erupción volcánica.

Las evidencias científicas muestran que el humo de los incendios forestales bloqueó la luz solar en una extensión nunca antes registrada en cuanto a incendios forestales, comparables al efecto acumulativo de todas las erupciones volcánicas moderadas de los últimos 30 años.

De acuerdo a modelos climáticos es probable que se produzca una caída de las precipitaciones inducidas por el humo en gran parte del planeta, intensificando la sequía y creando las condiciones para multiplicar los incendios forestales.
Los adultos mayores, las mujeres embarazadas, los niños y las personas con afecciones respiratorias y cardíacas preexistentes pueden tener más probabilidades de enfermarse si respiran el humo de los incendios forestales.
La Capa de Ozono permite la vida sobre la superficie del planeta, su deterioro podría afectar la velocidad de fusión del hielo, al sistema inmunitario de los organismos vivos y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel y cataratas en los humanos.

El aumento en la radiación UV podría afectar la producción de cultivos, algunas especies comerciales de peces y ciertos ecosistemas marinos vitales para la subsistencia de la pesca lo cual afectaría la seguridad alimentaria.

Según un Informe del Programa de las Naciones Unidas Para el Medio Ambiente –PNUMA- (23.02.2022l) "los incendios forestales son un desafío para lo cual en este momento no estamos preparados”, la crisis climática y el cambio en el uso de la tierra harán que los incendios forestales sean más frecuentes e intensos, con un incremento global de incendios extremos de hasta el 14 % para 2030, el 30 % para fines de 2050 y el 50 % para fines del siglo.

Incendios en Sudamérica

Este año los incendios forestales en Sudamérica han provocado las mayores emisiones de carbono en 20 años de acuerdo al Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) los incendios que se declararon a partir de enero y siguieron activos en febrero y marzo de 2022 en las regiones centrales de Sudamérica registraron emisiones excepcionalmente elevadas.

Según la Organización Meteorológica Mundial el fenómeno La Niña contrario a los efectos de El Niño provoca grandes sequías en la región las cuales continuarán entre marzo y mayo.

Los niveles de fuego en Paraguay y Argentina entre el 1 de enero y el 28 de febrero alcanzaron cifras récord en términos de emisiones de carbono desde principios de 2003, cuando empezó la serie de datos» del CAMS, explicó el comunicado.

El poder de radiación calorífica de esos incendios en plena temporada estival en Paraguay, Argentina, Colombia y Venezuela está por encima de la media 2003-2021.

En los dos primeros meses del año, las emisiones de CO2 de los incendios forestales en Paraguay llegaron a 5 megatoneladas, cinco veces más que en el mismo periodo del año anterior, mientras que las emisiones argentinas en total ascendieron a unas 12 megatoneladas, casi seis veces más, de acuerdo a los gráficos de CAMS.

La provincia argentina de Corrientes soporta actualmente la peor sequía de los últimos 60 años, de enero a marzo las provincias de Corrientes y Misiones fueron afectadas por los incendios forestales más de un millón de hectáreas.

De acuerdo a Global Forest Watch – GFW- una plataforma en línea que proporciona datos para monitorear los bosques en tiempo real de 2001 a 2020, Venezuela perdió 544.000 hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representa el 24% de la pérdida total de cobertura arbórea debido en gran parte a los incendios forestales y de vegetación.

En Venezuela, de acuerdo a GFW, se reportaron 5468 alertas de incendios entre el 28 de febrero de 2022 y el 28 de marzo de 2022, de las cuales 45% fueron de alta confianza.

Según Global Forest Watch en la amazonia colombiana hasta marzo se presentaron más de 1200 alertas de incendios forestales ,lo cual es un considerable aumento comparadas con el 2021 cuando se presentaron 280.

Erik Quiroga, Ambientalista

Promotor de la creación del “Día Mundial de la Capa de Ozono”, promovido el 16 de septiembre por las Naciones Unidas (Resolución 49/114 del 23/01/95).

Esta entrada se publicó en Actualidad en 22 Abr 2022 por Francisco Martín León