¿Cuánta agua se utiliza para la irrigación?

Alimentar a la creciente población mundial es motivo de gran preocupación, pero los esfuerzos por aumentar los cultivos suponen una carga añadida para nuestras valiosísimas reservas de agua dulce.

Un nuevo estudio muestra cómo al medir la humedad del suelo desde el espacio se podría calcular mejor cuánta agua se usa en los cultivos y ayudar a los agricultores a gestionar su consumo.

Se estima que la irrigación, el mayor obstáculo que los humanos interponen a los ciclos hidrológicos, ya consume alrededor del 70 % del agua dulce mundial.

Y este consumo continuará incrementándose debido a una demanda cada vez mayor de alimentos y al cambio climático.

Evaluación de regadíos

Para que los agricultores y los responsables políticos puedan tomar medidas apropiadas para conservar este recurso esencial, es importante conocer con exactitud la cantidad de agua que se suministra a los cultivos, sobre todo en aquellos lugares donde este recurso ya escasea.

No obstante, aunque disponemos de datos sobre cuánta agua consumen los regadíos en ciertas partes del mundo, hay muchas zonas para las que no disponemos de información.

Desde sus puestos de observación privilegiados, los satélites pueden ofrecernos una solución para disponer de información global.

Un artículo publicado recientemente presenta un nuevo método para cuantificar la irrigación empleando observaciones de la humedad del suelo a partir de satélites como la misión de la ESA para el estudio de la Humedad del Suelo y la Salinidad de los Océanos (SMOS).

SMOS

Como explica Luca Brocca, del Instituto de Investigación para la Protección Geo-Hidrológica (IRPI) del Consejo Nacional de Investigaciones Italiano (CNR): “Como primer paso para demostrar el aprovechamiento de este tipo de mediciones por satélite, elegimos nueve lugares en Estados Unidos, Europa, África y Australia”.

“Escogimos cuatro satélites para que observasen la humedad del suelo y conseguimos medir desde el espacio la cantidad de agua empleada para irrigación entre dos mediciones de humedad consecutivas”.

Además de la misión SMOS de la ESA, el estudio también incluyó datos de la misión Soil Moisture Active Passive (SMAP) de la NASA, el dispersómetro avanzado de la misión MetOp de Eumetsat y el radiómetro avanzado de barrido por microondas de la JAXA, a bordo de la misión Aqua de la NASA.

Cálculos de la irrigación frente a los valores medidos

“En realidad se trata de un primer paso, pero podemos anticipar que los datos con mayor resolución de las misiones Sentinel-1 y Sentinel-2 de Copernicus ofrecen un mayor potencial”.

Aunque hay que avanzar en las investigaciones, los datos sobre humedad del suelo presentan un gran potencial para monitorizar en el futuro el agua consumida en la agricultura, y su importancia es clara si tenemos en cuenta que la demanda de agua corre el riesgo de superar la oferta existente en muchas partes del mundo.

En estos momentos se está revisando un artículo basado en investigaciones similares dirigidas por la Universidad Técnica de Viena (Austria) y la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

12 sept. 2018

ESA
www.esa.int
Esta entrada se publicó en Noticias en 18 Sep 2018 por Francisco Martín León