Una explosión cósmica sobre Siberia: el Evento de Tunguska

Los científicos analizan los numerosos cráteres de impacto dispersos por la superficie terrestre ofrecen amplios recordatorios de cataclismos pasados. Uno de ellos es el llamado el Evento de Tunguska de 1908.

Una imagen satelital, mayormente verde, muestra una zona boscosa en Rusia en julio de 2024. Una zona pantanosa en el centro de la imagen se presenta en verde claro y marrón. En la parte superior se aprecian un río y un pequeño lago. Las etiquetas y flechas indican el epicentro aproximado de los daños tras el Evento de Tunguska de 1908 y una posible trayectoria del bólido. Los bosques y pantanos se ven sanos en esta imagen. NASA

Los numerosos cráteres de impacto dispersos por la superficie terrestre ofrecen amplios recordatorios de cataclismos pasados. Sin embargo, uno de los encuentros más conocidos de la Tierra con un objeto cercano a la Tierra en la historia reciente —el Evento de Tunguska— no dejó huella permanente.

El Evento de Tunguska

Al inicio de la mañana del 30 de junio de 1908, un objeto, que los científicos estiman tenía entre 50 y 100 metros de diámetro, se precipitó en la atmósfera terrestre, creando una brillante bola de fuego que explotó sobre una zona remota de Siberia. La explosión, un estallido aéreo, probablemente ocurrió a unos 6 a 10 kilómetros sobre la superficie del actual distrito Evenkiysky del Krai de Krasnoyarsk, vaporizando la mayor parte del bólido, hiriendo a testigos oculares y derribando y quemando árboles a lo largo de cientos de kilómetros cuadrados.

Más de un siglo después, el 6 de julio de 2024, el OLI (Operational Land Imager) del Landsat 8 capturó esta imagen de arriba de parte del área afectada por la explosión. La imagen no muestra signos visibles del impacto ni de daños, solo pinares, marismas y ríos sanos. Las etiquetas indican el epicentro aproximado de los daños, basándose en estudios de campo y una posible trayectoria del bólido. (Las estimaciones publicadas de la trayectoria varían considerablemente).

El mineralogista Leonid Kulik realizó una serie de expediciones de campo en las décadas de 1920 y 1930 que produjeron una de las primeras documentaciones detalladas de los daños causados por el Evento de Tunguska, incluyendo fotografías y reconocimientos aéreos que mostraban árboles talados y quemados en un patrón radial. La foto de los árboles dañados que se muestra a continuación fue tomada durante una expedición de Kulik en mayo de 1929.

Una foto en blanco y negro tomada en 1939 muestra una larga hilera de árboles caídos entre zonas de hierba y nieve. Algunos tocones aún se mantienen en pie.

En décadas posteriores, los equipos de investigación han perfeccionado los mapas de la zona de explosión en forma de mariposa. Otros han afirmado que fragmentos de roca específicos, cuarzo impactado e irregularidades en los anillos de los árboles son posibles indicios de la explosión. Algunos investigadores han propuesto que el cercano lago Cheko podría haberse formado como resultado de la caída de un fragmento de bólido, pero otros equipos de investigación cuestionan esta idea. La evidencia directa de cráteres o del bólido que causó la explosión sigue siendo difícil de encontrar y es un tema de estudio y debate continuos.

Para ser clasificado como objeto cercano a la Tierra, un cometa o asteroide debe tener una órbita que lo acerque a 1,3 unidades astronómicas del Sol. La base de datos de la NASA sobre asteroides conocidos cercanos a la Tierra contenía más de 38.000 entradas en junio de 2025, aunque la cifra ha aumentado rápidamente en los últimos años. Los estudios de asteroides han dado lugar a la adición de cientos de nuevas entradas en algunos meses.

En junio de 2025, el Observatorio Vera C. Rubin anunció el descubrimiento de 2104 nuevos asteroides en nuestro sistema solar, incluyendo siete objetos cercanos a la Tierra, en tan solo unos días. Los astrónomos esperan que la gigantesca cámara digital del observatorio detecte millones más en los próximos años a medida que estudia franjas más extensas del cielo nocturno.

La gran mayoría de los objetos cercanos a la Tierra son inofensivos y nunca se cruzarán con la Tierra. En 2016, la NASA estableció una Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria para localizar y rastrear los objetos que podrían representar un peligro.

Imagen de NASA Earth Observatory por Michala Garrison, con datos Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos. Fotografía de un árbol dañado de la expedición de Leonid Kulik de 1929. Estimaciones de epicentro y trayectoria de Longo, G. et al., 2007. Historia de Adam Voiland.

Esta entrada se publicó en Noticias en 30 Jun 2025 por Francisco Martín León