Desaparición de los cirros: el calentamiento podría adelgazar las nubes que atrapan el calor

Autor: Redacción de la RAM  Fuente: Science News  Palabras clave: cirros, calentamiento global, calor.  La ampliamente aceptada teoría de que el calentamiento global provocado por el hombre se acelerará a sí mismo por la formación de más nubes que atraparán más calor, se enfrenta al reto de una reciente investigación llevada a cabo en la Universidad de Alabama, en Huntsville.

 
Figura 1.- Cielo parcialmente cubierto por cirros. Fotografía de Albert E. Theberge. CRÉDITOS: NOAA Central Library.
 
En lugar de crear más nubes, los ciclos individuales de calentamiento tropical, que sirven como proxies del calentamiento global de la atmósfera, dieron como resultado un descenso en la cobertura de los cirros que atrapan el calor, según cuenta el Dr. Roy Spencer, investigador científico principal del Centro UA Huntsville de Ciencias de la Tierra; un resultado que este investigador no esperaba encontrar. “Todos los principales modelos climáticos prevén que, como la atmósfera se calienta, debería de haber un aumento de los cirros en capas altas, los cuáles amplificarían el calentamiento causado por los gases de efecto invernadero de origen humano”, dijo. “Esta amplificación es una retroalimentación positiva. Lo que nosotros encontramos al analizar las fluctuaciones mensuales del sistema climático tropical fue una retroalimentación negativa muy fuerte. Como la atmósfera tropical se calienta, los cirros disminuyen. Esto permite que escape más calor de la atmósfera al espacio”.
 
“Si bien las nubes bajas tienen un efecto neto de enfriamiento, debido al apantallamiento de la luz solar, la mayoría de los cirros contribuyen a calentar la Tierra (calentamiento neto)” dijo Spencer. A elevadas altitudes, el calor que atrapan las nubes de hielo supera a su efecto apantallador. En los trópicos, la mayoría de las nubes de tipo cirro surgen de los topes de las nubes de tormenta. Como la superficie terrestre se está calentando –debido a los gases de efecto invernadero, ya sea de origen humano o a causa de las fluctuaciones naturales a las que se ven sometidos– se evapora de la superficie una mayor cantidad de agua. Debido a que una mayor evaporación conlleva más precipitaciones, de seguir el calentamiento, la mayoría de investigadores del clima esperan un aumento de la nubosidad de tipo cirro.
 
Figura 2.- Diferencias radiativas de las nubes según su altura. Izquierda: nubes bajas espesas y de temperaturas cálidas reflejan mucha luz solar (flechas amarillas) y además emiten desde su tope abundante radiación infrarroja (flechas rojas) hacia el exterior. Por lo tanto, enfrían la superficie. Derecha: nubes altas finas (cirros), de cristalitos de hielo, son transparentes a la radiación solar y su emisión infrarroja hacia el espacio es pequeña pues su superficie está muy fría. Por lo tanto, calientan la superficie. FUENTE: Antón Uriarte
 
“Para dar una idea de cómo de fuerte es este mecanismo de enfriamiento intensificado, si actúa sobre el calentamiento global, se reducirán las estimaciones del futuro calentamiento en más de 75 por ciento”, dijo Spencer. “La gran pregunta que nadie puede contestar en este momento es cómo actuará este tipo de mecanismo sobre el calentamiento de la Tierra”.
La única forma de ver cómo impactarán estos nuevos descubrimientos en las  predicciones de calentamiento global, es incluirlas en los modelos climáticos computerizados.

”El papel de las nubes en el calentamiento global es bastante incierto, según la opinión aceptada mayoritariamente”, dijo Spencer. “Por ahora, todos los modelos climáticos predicen que las nubes amplificarán el calentamiento. Apuesto que si las 'nubes' de los  modelos climáticos estuvieran hechas de la manera en que vemos cómo se comportan esas nubes en la naturaleza, se reduciría considerablemente la magnitud del cambio climático que los modelos predicen para los próximos decenios”.

 
El equipo de investigación del UA Huntsville utilizó las fluctuaciones de la temperatura tropical de 30 a 60 días –conocidas como “oscilaciones intraestacionales” como proxies (indicadores) del calentamiento de la Tierra. “Hace quince años, cuando empezamos a monitorizar la temperatura global con satélites, nos dimos cuenta de esas grandes fluctuaciones de temperatura en los trópicos”, dijo Spencer. “La magnitud del calentamiento global en un década se produce habitualmente en unas pocas semanas en la atmósfera tropical. Luego, como si se accionara un conmutador, el rápido calentamiento da paso a un fuerte enfriamiento. Parece que el cambio en la cobertura de cirros es la causa principal de este cambio de calentamiento a enfriamiento”.
 
El equipo analizó seis años de datos procedentes de cuatro instrumentos a bordo de tres satélites de la NASA y la NOAA. Los investigadores examinaron las cantidades de precipitación, las temperaturas del aire y de la superficie del mar, la cubierta de nubes en niveles altos y bajos, la luz solar reflejada y la radiación infrarroja que escapa al espacio. Cuando analizaron la evolución diaria de una composición de quince de las oscilaciones intraestacionales más fuertes, se dieron cuenta de que a pesar de que la lluvia y la temperatura del aire aumentaban, la cantidad de energía infrarroja atrapada por las zonas nubosas empezaba a disminuir rápidamente según el aire se calentaba. Este comportamiento inesperado fue atribuido a la disminución de la cubierta de cirros.
 
Los nuevos resultados plantean algunas preguntas acerca de las teorías actuales sobre las precipitaciones, las nubes y la eficiencia con la que los sistemas meteorológicos convierten el vapor de agua en lluvia. Estas cuestiones son importantes en el debate actual sobre el calentamiento de la Tierra.
 
“La teoría del calentamiento global dice que el calentamiento vendrá, en general, acompañado de más lluvias”, dijo Spencer. “Todo el mundo asume que más lluvias significa más nubes altas. Esa sería la primera suposición, ya que no se dispone de datos que sugieran otra cosa...” Hay importantes lagunas en el conocimiento científico de los sistemas de  precipitación, y en sus interacciones con el clima, dijo. Al menos el 80 por ciento del efecto invernadero natural de la Tierra se debe al vapor de agua y a las nubes, los cuáles están en gran parte bajo el control de los sistemas de precipitación. “Hasta que no entendamos cómo cambian esos sistemas con el calentamiento, no creo que podamos saber qué parte del actual calentamiento es debido a nuestras actividades. Sin ese conocimiento, no podemos predecir el cambio climático futuro con cierto grado de certidumbre”.
Spencer y sus colegas esperan que estos nuevos descubrimientos generen controversia. “Soy consciente de que algunos modelizadores climáticos dirán que los resultados son interesantes, pero que probablemente no se aplicarán al calentamiento global a largo plazo”, dijo él. “Sin embargo, representa un proceso de enfriamiento natural de la atmósfera fundamental. Vamos a ver si los modelos climáticos pueden obtener bien este proceso antes de que nosotros confiemos en sus predicciones a largo plazo”.
 
Esta entrada se publicó en Noticias en 12 Ene 2008 por Francisco Martín León