El Mediterráneo alcanza los 30 ºC: Samuel Biener analiza las opciones de DANA y lluvias torrenciales en otoño en España

La temperatura del Mediterráneo vuelve a rozar los 30 ºC tras el final de la ola de calor en España. Aunque se está diciendo que esto es sinónimo de lluvias torrenciales en otoño, analizamos las opciones reales de que esto suceda.
La primera parte del mes de agosto nos ha traído una ola de calor extensa, intensa y persistente a España, siendo la tercera más larga desde que existen registros en nuestro país. Esto ha generado las condiciones ideales para que los grandes incendios estén calcinando decenas de miles de hectáreas en el oeste-noroeste peninsular, una de las mayores catástrofes ecológicas de este siglo.
También conocida como gota fría, se trata de una depresión aislada de la circulación general en niveles altos de la troposfera. Se caracteriza por la presencia un núcleo de aire frío rodeado de aire más cálido y una circulación de vientos que gira en sentido ciclónico, sin apenas reflejo en superficie
Es un error utilizar este término como sinónimo de lluvias torrenciales catastróficas. Además, pueden descolgarse en cualquier época del año.
Y mientras tanto, de forma silenciosa la temperatura del mar Mediterráneo se ha vuelto a disparar debido a la combinación de una dorsal persistente, calor extremo y vientos débiles, volviendo a registrarse una situación excepcional de ola de calor marina tras el bajón de junio. De hecho, algunas boyas han vuelto a marcar valores cercanos a los 30 ºC en el mar Balear y golfo de Valencia.
La temperatura del Mediterráneo vuelve a rozar los 30 ºC
De acuerdo con los datos de Puertos del Estado y SOCIB, estos días los puntos de medición de Tarragona, golfo de Valencia y Mallorca están registrando una temperatura superficial marina que ronda los 29 ºC, con picos que jornadas atrás alcanzaron o superaron ligeramente los 30 ºC. Esto vienen a ser unos valores entre 2 y 3,5 ºC más altos respecto a la media de la época, aunque parece que estas anomalías se suavizarán ligeramente esta semana.

Según el CEAM, a estas alturas del verano solo encontramos una temperatura superior en el conjunto del Mediterráneo en los años 2022, 2023 y 2024. Esta tendencia observada en estos últimos ejercicios refuerza la hipótesis del proceso de tropicalización que está experimentando el "mare nostrum", lo que tiene una serie de impactos meteorológicos, climáticos y ambientales que ya hemos explicado en varias ocasiones en Meteored.
Una DANA no es sinónimo de lluvias torrenciales
Con este panorama, como suele ser habitual por esta época algunos medios y canales están anunciando una nueva situación de lluvias torrenciales catastróficas en las comunidades mediterráneas para este otoño, un bulo o rumor que también se ha extendido por redes sociales. Y todo esto cuando sigue muy reciente la catastrófica barrancada de Valencia y las graves inundaciones que se produjeron a finales de octubre de 2024 en otros lugares de España.
En primer lugar, hay que aclarar varios mitos, informaciones incorrectas y falsos bulos. Un mar caliente por sí solo no es capaz de generar un episodio de lluvias torrenciales en el litoral mediterráneo: para ello han de darse otras condiciones, como que una DANA se sitúe sobre la vertical del Estrecho o golfo de Cádiz, con un flujo de levante bien marcado y el papel que juega la orografía para reactivar u organizar ciertas estructuras convectivas.
Respecto a la propia DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), también conocida como gota fría, es un error equipararla a un sinónimo de lluvias torrenciales de consecuencias catastróficas. Simplemente es una baja en altura que se desprende y aísla del chorro polar, por lo que su comportamiento es muy errático. Para que genere precipitaciones extremas, han de darse una serie de condiciones, algunas de las cuales acabamos de mencionar.

Cada año se descuelgan unas cuantas danas en nuestro entorno, pero no todas provocan tiempo extremo: en verano suelen traducirse en tormentas locales muy intensas. Hay que insistir en que no todas las gotas frías dejan lluvias torrenciales, y no todos los eventos de precipitaciones de muy alta intensidad horaria están causados por una DANA.
¿Este otoño podría volver a producirse un episodio de precipitaciones extremas?
Aunque un Mediterráneo cada vez más caliente es un factor importante al aportar gasolina de primera en caso de que confluyan todos los factores necesarios para que se gesten lluvias de intensidad extraordinarias, no es el ingrediente determinante: sin inestabilidad en altura, no hay fenómenos adversos. Hay que recordar que el trágico evento del pasado otoño en Valencia es extraordinario, aunque el período de retorno de estas situaciones extremas está disminuyendo.
Probablemente este otoño vuelva a producirse un episodio de inundaciones que podría ser catastrófico en algún punto de la cuenca mediterránea (ya lo hemos en los últimos en Grecia, Libia, España...). Estas situaciones no se pueden anticipar hasta pocos días u horas antes de que comiencen, debido al comportamiento extremadamente errático de las danas, cuyos descuelgues son frecuentes en los meses otoñales.

Las primeras tendencias estacionales para este próximo otoño climatológico (que abarca los meses de septiembre, octubre y noviembre) no muestran de momento una tendencia clara en lo que respecta a las precipitaciones en el litoral mediterráneo. Estas aproximaciones tienen una fiabilidad muy baja, pero aunque el potencial sea mayor por el cambio climático, ello no asegura tener un episodio de lluvias torrenciales catastrófico.
El factor humano dispara el riesgo de inundaciones
Sabemos que las imágenes del pasado otoño siguen poniendo los pelos de punta y que cientos de familias no recobrarán la normalidad en sus vidas hasta dentro de mucho tiempo. Tenemos que recordar que las danas por sí solas no matan (de hecho, son indispensables para la recarga de embalses y acuíferos de las comarcas mediterráneas), y lo que verdaderamente dispara el riesgo de inundación es cómo actúa el ser humano sobre el territorio.
Los datos que llegan son escalofriantes. #DANA
— Esmeralda Martínez (@esme_mys) November 1, 2024
Esto para reflexionar ️️️
Evolución urbana entre 1956 y 2024 con superposición del ámbito inundable, según el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables y el PAT prevención del riesgo de inundación CV. pic.twitter.com/wTzLSj6EX1
En las últimas décadas, en la costa mediterránea se han ocupado barrancos, ramblas o antiguas albuferas, agravando los efectos de las lluvias intensas. Por otra parte, la falta de educación ambiental y de prevención, así como la incompetencia de los gestores (como se vio en Valencia) son otras causas que pueden sumar para dar lugar a una gran catástrofe. El cambio climático avanza imparable, pero seguimos actuando a golpe de desastre.