La respuesta contundente de la ciencia a la alarma generada por Trump al afirmar: "el paracetamol puede causar autismo"

Ha vuelto a pasar. Trump ha sugerido que tomar paracetamol en el embarazo causa autismo. La evidencia científica lo niega: no hay pruebas sólidas y los expertos recuerdan la importancia de no caer en bulos.

Medicamento Embarazo
Trump vuelve a imponer el miedo y los bulos, ahora le toca el turno a las embarazadas relacionando autismo y paracetamol, uno de los pocos medicamentos que están autorizados

A estas alturas ya sabemos que Donald Trump tiene un talento especial para soltar frases que hacen ruido. La última: que tomar paracetamol durante el embarazo puede causar autismo en los niños. Una declaración de esas que dejan a cualquiera con el café atravesado y a muchas embarazadas con el corazón en un puño y a muchas madres con una culpa que no necesitan.

Pero antes de que cunda el pánico, respira. Vamos a poner orden, porque lo que dice la ciencia y lo que dice la política no siempre coinciden.

La culpa siempre busca a alguien

Cuando hablamos de autismo, todavía no tenemos todas las respuestas sobre sus causas. Y eso abre la puerta a que surjan teorías simplistas. Ya pasó con las vacunas, que injustamente se convirtieron en el blanco de todas las miradas durante años. Ahora, el turno es para el paracetamol.

La explicación es tentadora: un medicamento muy utilizado durante el embarazo, una condición que genera preocupación, y una relación aparente que parece cuadrar a la perfección. Pero la realidad, como casi siempre en ciencia, es bastante más compleja.

Lo que los estudios realmente dicen

Algunos trabajos han observado que las mujeres que tomaron paracetamol en el embarazo tenían hijos con un poco más de probabilidades de ser diagnosticados con autismo u otros trastornos del neurodesarrollo. Eso, leído sin contexto, suena alarmante.

embarazo
Parecía que algunos estudios relacionaban paracetamol con trastornos neurológicos, pero al estudiar el método, se concluyó que no había pruebas concluyentes.

Sin embargo, cuando los científicos analizan los datos en detalle, las cosas cambian. Al comparar hermanos —unos expuestos al paracetamol y otros no—, esas diferencias desaparecen. Eso sugiere que lo que estaba detrás no era el medicamento en sí, sino otros factores compartidos: genética, ambiente, estilo de vida, incluso el motivo por el que la madre tomó el fármaco.

El paracetamol: ese viejo conocido

El paracetamol lleva más de medio siglo en nuestros botiquines (desde 1955, menos de lo que lleva el autismo descrito -1911-, ya con esto debería servir).

Se utiliza a diario para tratar dolor y fiebre, y en el caso del embarazo, es uno de los pocos analgésicos que los médicos recomiendan con tranquilidad. No porque sea perfecto, sino porque su perfil de seguridad es mejor que el de otros medicamentos.

¿Significa eso que se puede tomar sin control? La recomendación siempre ha sido la misma: usarlo en la dosis mínima eficaz, durante el menor tiempo posible y, en el caso de un embarazo, bajo la supervisión médica. Como con cualquier medicamento.

medicamento
Los medicamentos se autorizan por un balance beneficio-riesgo, no hay que tomar ninguno de forma indiscriminada, pero sí es importante hacerlo cuando es necesario. Una fiebre elevada puede ser peligrosa.

Lo que sí sabemos con seguridad es que una fiebre alta no tratada durante el embarazo puede ser peligrosa para la madre y para el bebé. En ese caso, no tomar nada puede ser más dañino que tomar un paracetamol.

La diferencia entre ciencia y titulares

La ciencia no habla en titulares llamativos, habla en matices. Va despacio, acumula pruebas, revisa y corrige. Puede parecer aburrida, pero es lo que nos mantiene seguros.

En cambio, las declaraciones políticas buscan impacto. Un “el paracetamol causa autismo” es fácil de recordar, rápido de compartir y genera un buen puñado de titulares. El problema es que no es cierto, y en el camino deja un reguero de miedo y culpa.

Las madres embarazadas no necesitan que les carguen más mochilas de responsabilidad ni de angustia. Bastante tienen ya con el propio embarazo como para añadir la sombra de que un simple analgésico pueda “provocar” algo tan complejo como el autismo.

El papel de los bulos en salud

Los bulos siempre tienen un patrón: mezclan una parte de verdad con una gran dosis de exageración. Sí, existen estudios que han mirado la relación entre paracetamol y autismo. Pero no han encontrado pruebas claras de causalidad. Esa es la parte de verdad.

Al final, si todas las mujeres tomamos paracetamol en el embarazo (porque es de los pocos medicamentos autorizados), habrá niños que tengan autismo, eso no significa que el responsable sea el paracetamol.

La exageración viene al convertir esos resultados en una afirmación rotunda: “El paracetamol causa autismo”. Y ahí está el problema. Porque un mensaje así, aunque sea falso, se difunde como la pólvora.

embarazo
Los bulos provocan miedo y el medio lleva a decisiones erróneas. Utilizar un "remedio casero" por miedo a un medicamento puede ser peor.

El resultado: desinformación, miedo y, lo que es peor, decisiones equivocadas. Personas que dejan de tratarse una fiebre, un dolor o un malestar por temor a dañar a su bebé, cuando en realidad lo que ponen en riesgo es justo lo contrario.

Entonces, ¿Qué hacer?

La historia se repite: alguien busca un culpable sencillo para un problema complejo, y el eco mediático hace el resto. Pero ni el paracetamol ni las vacunas son “enemigos ocultos”. El enemigo real es la desinformación.

  • Si estás embarazada y necesitas un analgésico, el paracetamol sigue siendo una de las opciones más seguras.
  • No te dejes arrastrar por titulares alarmistas ni por discursos políticos.
  • Consulta siempre con tu médico o tu matrona, que son quienes tienen la información más fiable y adaptada a tu caso.
  • Y recuerda: no hay pruebas sólidas de que el paracetamol cause autismo.

La próxima vez que escuches algo que suena a conspiración o a “descubrimiento médico” inesperado en boca de un político, haz una pausa. Ponlo en cuarentena, espera a ver qué dice la ciencia y recuerda que el miedo nunca fue buen consejero. Porque lo que de verdad protege a madres, bebés y a toda la sociedad no son los rumores, son los datos y la evidencia científica. Frente al miedo: conocimiento.