Gemma del Caño lanza un aviso: "dicen que los gimnasios tienen 362 veces más bacterias que un inodoro pero..."
Durante años circula el rumor de que los equipos de gimnasio tienen 362 veces más bacterias que un inodoro. Este es el origen real del mito y cómo mantener la higiene sin alarmismos.

La frase, casi de manual de clickbait, ha sido compartida miles de veces en Facebook o Instagram. “Los equipos de gimnasio tienen 362 veces más bacterias que los asientos de un inodoro”. Hace poco volvió a viralizarse con comentarios como los siguientes.
- “Por eso hay que limpiar el equipo antes y después de usarlo”, escribió un usuario de Facebook.
- “Y por eso no voy al gimnasio”, ironizaba otro (ese "otro" soy yo) en Instagram.
La afirmación ha aparecido en medios de gran alcance, desde CBS News hasta The Guardian siempre con el mismo número mágico: 362. Pero ¿de dónde salió realmente este dato? ¿Estamos de verdad rodeados de más microbios en las pesas que en el baño?
Algunas colonias bacterianas directamente desde tu mancuerna preferida. #gimnasio. Conoce a las bacterias buenas para protegerlas y a las malas para defenderte de ellas. pic.twitter.com/qD0FCNApDW
— Jose Ramos Vivas (@joseramosvivas) March 4, 2018
La respuesta corta: no exactamente. Y la larga, merece una explicación.
El origen del dato: un informe, no un estudio científico
La cifra no proviene de un artículo científico publicado en una revista revisada por pares, sino de un informe de 2016 elaborado por FitRated, un sitio web de reseñas de equipamiento deportivo.

FitRated decidió analizar la cantidad de bacterias presentes en 27 equipos de tres gimnasios estadounidenses. Para ello contrató al laboratorio EmLab P&K, especializado en análisis de aire y superficies, que tomó muestras con hisopos en cintas de correr, bicicletas estáticas y pesas libres.
El resultado fue llamativo:
- Pesas libres → 1.158.381 unidades formadoras de colonias (UFC) por pulgada cuadrada.
- Cintas de correr → 1.333.432 UFC.
- Bicicletas estáticas → 1.333.418 UFC.
Estas cifras, enormes por sí solas, se compararon con datos de otra investigación que nada tenía que ver: un estudio de la National Sanitation Foundation (NSF) en dos escuelas de Michigan, que había encontrado unas 3.200 UFC en los asientos de inodoros escolares. De esa simple división nació el famoso cálculo: 1.158.381 ÷ 3.200 ≈ 362.
Problemas de metodología
A primera vista, la historia suena convincente: un laboratorio, números grandes, comparación escandalosa. Pero cuando uno se detiene a mirar la metodología, aparecen las grietas.
- Muestra pequeña y poco representativa: solo se analizaron 27 equipos en tres gimnasios. Es imposible extrapolar de ahí a “todos los gimnasios” ni mucho menos a hacer comparaciones universales.
- Comparaciones con datos ajenos: el dato de los inodoros no salió del mismo muestreo, sino de un experimento escolar totalmente distinto, en otro contexto, años antes.
- Falta de control de calidad: el informe no detalla cómo se tomaron las muestras, con qué frecuencia, si se repitieron ni si se aplicaron controles para descartar errores. Tampoco hay publicación académica ni revisión externa.
- Publicidad encubierta: FitRated es un portal de reseñas de material deportivo. El informe no se diseñó con fines científicos, sino para generar notoriedad y, probablemente, tráfico web.
¿Qué significa “más bacterias”?
Incluso si aceptáramos las cifras tal cual, hay que recordar algo esencial: más bacterias no significa necesariamente más peligro.
La gran mayoría de bacterias presentes en superficies son inofensivas para la salud humana. Algunas incluso son parte de nuestra microbiota ambiental. Que un hisopo detecte un millón de UFC no quiere decir que estemos frente a un foco de infección.

En cambio, lo que realmente importa es qué bacterias están presentes: no es lo mismo encontrar E. coli resistente a antibióticos que bacterias ambientales que no causan enfermedades. El informe de FitRated nunca especificó especies ni riesgos, solo la cantidad.
La cifra de “362 veces” se viralizó precisamente porque es impactante y fácil de recordar. Los medios de comunicación la replicaron sin demasiada contextualización, y las redes hicieron el resto. El problema es que se difunde como si fuese un hallazgo científico indiscutible. Y no lo es.
Entonces, ¿los gimnasios son un caldo de cultivo?
Tampoco hay que ser científico para deducirlo. Es lógico que los equipos de gimnasio acumulen sudor, piel muerta y bacterias de muchas personas que los usan a diario. No es descabellado decir que son superficies con alta carga microbiana.
Más allá del mito de las “362 veces”, lo importante es mantener la higiene en el gimnasio. Algunas recomendaciones sencillas.
- Limpia el equipo antes y después de usarlo con las toallitas desinfectantes que suele haber en la sala.
- Lávate las manos tras el entrenamiento, especialmente antes de comer.
- Usa toalla personal para cubrir los bancos o el respaldo de las máquinas.
- No entrenes si estás enfermo, por respeto a los demás y para no dejar microbios adicionales en el equipo.

De nuevo, la historia de las “362 veces más bacterias que un inodoro” es otro ejemplo perfecto de cómo una estadística llamativa puede convertirse en verdad aceptada sin serlo. Lo que comenzó como un pequeño informe de marketing terminó viralizado en grandes medios y redes sociales, perdiendo matices y ganando dramatismo.
La próxima vez que alguien te diga que tu gimnasio es 362 veces más sucio que un baño, ya sabes la respuesta: ese número salió de una cuenta rápida, no de la ciencia.