El mal uso de algunos términos meteorológicos en España

En los últimos años se hace un mal uso de algunos términos que hacen referencia a fenómenos meteorológicos que son habituales en nuestro país. ¿Cuáles son los más frecuentes? Aquí te lo contamos.

Ciclógenesis explosiva o gota fría son algunos de los términos meteoorlógicos de los que se suele hacer un mal uso

Con la llegada del otoño la atmósfera suele mostrarse más dinámica y comienzan a sucederse distintos tipos de tiempo tras la relativa estabilidad meteorológica del verano. No obstante, en muchas ocasiones se informa de estos cambios o fenómenos de forma incorrecta, como si fueran algo extraordinario o peligroso cuando realmente no tienen por qué serlo.

La gota fría o DANA

Uno de los casos más mediáticos de principios de otoño y que se repite cada año es el de la gota fría o DANA. Como hemos explicado en otras ocasiones, los medios nos repiten hasta la saciedad que las inundaciones pueden ser terribles al haber hecho calor en el período estival o porque el Mediterráneo está muy caliente.

Hay que recordar que las gotas frías o DANAs son dependientes de la circulación atmosférica, y que se descuelgan un buen puñado a lo largo del año. Si no se dan una serie de factores a la vez (cosa que en pocas ocasiones sucede) no pueden desencadenar lluvias torrenciales. Además, siempre se olvida que no es necesario que caiga una cifra astrónomica de lluvias para que se produzcan inundaciones, por la ocupación de zonas inundables (cauces o albuferas).

Ciclogénesis explosiva

Hace unos años se vivió algo parecido con el término de ciclogénesis explosiva, a partir de Klaus (finales de enero de 2009), que dejó rachas de 200 km/h en Bares (A Coruña) e importantísimos daños materiales. Debido a su impacto en el norte, se empezó a usar esta denominación de forma incorrecta y sensacionalista.

Klaus
Imagen del 23 de enero de 2009 con la borrasca Klaus al noroeste de la Península Ibérica (Aqua-MODIS).

No hay que olvidar que a grandes rasgos una ciclogénsis explosiva es una borrasca que experimenta una rápida profundización. Desde entonces, es habitual escuchar o leer un mal uso de ciclogénesis, cuando se trata de un proceso por el que pasan todas las borrascas, pero es una denominación que tiene mucho tirón. Otra batalla perdida es también el mal uso de la palabra ciclón.

Ahora es el turno de las masas de aire

En este mes de septiembre le ha tocado el turno al aire polar, un concepto muy bien conocido por los meteorólogos y los climatólogos. La masa de aire polar marítima, responsable de los bruscos cambios de tiempo de las últimas semanas, es una de las que más afecta a España, aunque tengo un nombre muy aparatoso. Se trata de una masa de aire fría y húmeda procedente del Atlántico Norte, que conforme avanza hacia el sur sobre aguas del océano va calentándose e inestabilizándose.

Sí que son más frías las masas de aire árticas o la polar continental. Respecto a esta última, es habitual asociarla a las famosas siberianas, tan populares entre los propios aficionados a la meteorología. Realmente en muy pocas ocasiones nos ha llegado esta masa de aire desde allí, ya que su región manantial se encuentra en el este de Europa. En el otro extremo, tenemos las masas de aire de origen tropical, y sobre todo la continental, sinónimo de calor y polvo en suspensión. No hay que olvidar que dependiendo de la época, las consecuencias serán unas u otras.

Tenemos que evitar que fenómenos atmosféricos habituales se desvirtuen y se les otorgue unas consecuencias que no tienen por qué darse, como lamentablemente sucedió con los conceptos de gota fría o ciclogénesis explosiva. No hay que olvidar que estamos situados en un punto de encuentro de masas de aire, cuerpos de agua y continentes de distinta naturaliza, por lo que es normal que tengamos una importante variedad de fenómenos meteorológicos.