Unos científicos evidencian que el cerebro adulto sigue creando neuronas toda la vida
Durante décadas, se creyó que el cerebro adulto quedaba condenado a vivir con las neuronas que tenía. Ahora, un descubrimiento sacude la neurociencia: los científicos han hallado evidencia de que, incluso en la madurez, el cerebro sigue fabricando nuevas neuronas.

¿Podemos generar nuevas neuronas cuando somos adultos? Durante mucho tiempo, la respuesta parecía ser no. Sin embargo, un hallazgo reciente podría cambiar por completo nuestra visión del cerebro humano.
Investigadores han conseguido demostrar que incluso en la edad adulta, nuestro cerebro mantiene la sorprendente capacidad de producir nuevas células nerviosas. Este descubrimiento no solo resuelve un debate científico que llevaba décadas en curso, sino que también abre posibilidades esperanzadoras para tratar enfermedades como la depresión o el Alzheimer.
Un proceso que parecía exclusivo de niños y animales
La creación de nuevas neuronas, conocida como neurogénesis, ocurre de forma clara en niños, ratones y ciertos primates adultos. En este proceso, células madre originan células progenitoras, que luego maduran y se transforman en neuronas completamente funcionales. En los seres humanos, las investigaciones siempre se han centrado en el hipocampo, una región cerebral clave para la memoria y el aprendizaje.
Aunque se habían detectado células madre y neuronas inmaduras en cerebros adultos, nunca se había logrado encontrar de forma concluyente esas células progenitoras que conectan las fases intermedias del proceso. Sin esta evidencia, muchos científicos seguían creyendo que la neurogénesis en adultos humanos era improbable o, en el mejor de los casos, insignificante.
Inteligencia artificial para resolver un misterio
Para aclarar este enigma, Jonas Frisén y su equipo en el Instituto Karolinska de Suecia recurrieron a la inteligencia artificial. Comenzaron estudiando muestras de hipocampo de seis niños cuyos cerebros fueron donados a la ciencia tras su fallecimiento. Allí, entrenaron modelos de aprendizaje automático capaces de reconocer el “perfil genético” característico de las células progenitoras, analizando la actividad de unos 10.000 genes.

Posteriormente, pusieron a prueba estos modelos en muestras de ratones jóvenes. Los resultados fueron prometedores: los algoritmos identificaron correctamente el 83% de las células progenitoras y apenas se equivocaron en menos del 1% de los casos al confundirlas con otros tipos celulares.
Para reforzar la fiabilidad de su método, aplicaron estos modelos a muestras de la corteza cerebral de adultos humanos, una zona donde se sabe que no ocurre neurogénesis, y confirmaron casi por completo la ausencia de progenitoras allí.
Hallazgo de células progenitoras en adultos humanos
La verdadera prueba llegó cuando los investigadores analizaron muestras de hipocampo de 14 adultos fallecidos, de entre 20 y 78 años. Para maximizar sus posibilidades de encontrar estas raras células, utilizaron anticuerpos que seleccionaban únicamente células en división activa en el momento de la muerte.
Esta estrategia permitió centrarse en las células más dinámicas, evitando las neuronas maduras que ya no se dividen y aumentando así la probabilidad de localizar progenitoras.
Finalmente, tras analizar los datos genéticos de estas células en división, encontraron células progenitoras en el hipocampo de nueve de los 14 adultos estudiados. Aunque no aparecieron en todos los casos, los científicos sospechan que factores como la genética o el entorno podrían explicar estas diferencias individuales.

Que el cerebro adulto sea capaz de crear nuevas neuronas podría permitir estudiar por qué personas con depresión o Alzheimer muestran menor neurogénesis y si es posible potenciar este proceso para aliviar síntomas o frenar el avance de estas enfermedades.
Así, lo que parecía un muro infranqueable en nuestra comprensión del cerebro adulto empieza a agrietarse. Este descubrimiento no solo resuelve un antiguo debate científico, sino que alimenta la esperanza de que, incluso en la madurez, nuestro cerebro conserve la capacidad de renovarse y reinventarse.
Referencia de la noticia
Zhou, Y., Su, Y., Li, S., Kennedy, B. C., Zhang, D. Y., et al. (2022). Molecular landscapes of human hippocampal immature neurons across lifespan. Nature, 607(7919), 527–533.