La "gota fría": suena a amenaza, el porqué

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Cada final de verano y otoño el concepto de “gota fría” sale de su letargo para augurar episodios de lluvias torrenciales e inundaciones. Conoce algo más sobre este fenómeno a través de la información ofrecida por los expertos de Meteored (tiempo.com). Aquí están las últimas noticias.

El concepto de gota fría se popularizó mucho en España tras la Pantanada de Tous del 20 de octubre de 1982, quizás por eso quedó empañado por el catastrofismo en el inconsciente colectivo. En origen tenía una definición bastante pura basada en la rigurosa escuela alemana. Tan solo era la traducción de Kaltlufttropfen, que viene a ser algo así como “gota de aire frío”. Este concepto traslada de forma muy gráfica la concepción de un embolsamiento de aire frío que se desvincula del chorro polar. Esa depresión puede producir lluvias torrenciales si coincide con niveles de humedad apropiados, convergencia de vientos en capas bajas e inestabilidad en general, más aún si se topa con una masa de aire cálido en superficie capaz de aportar energía... o no dejar ni gota.

Con el tiempo, para muchos ha acabado siendo impensable que una “gota fría” pueda no dejar lluvias, cuando es un escenario de lo más probable. Desde hace décadas se viene asociando, casi exclusivamente, con los diluvios otoñales que se producen a orillas del Mediterráneo. Ante este concepto ya desvirtuado, los expertos decidieron empezar a utilizar DANA en detrimento de gota fría, que es el acrónimo de depresión aislada en niveles altos. Este concepto ha caído de pie y se utiliza con asiduidad, el problema es que ya empieza a correr la misma suerte.

Actualidad

¿Es más adecuado usar el término DANA que gota fría?

Los términos de gota fría y DANA suelen asociarse a lluvias y tormentas fuertes, en ocasiones de consecuencias catastróficas. ¿Esto es correcto? ¿Hay alguna diferencia entre estos dos elementos atmosféricos? Te lo explicamos aquí.