Alerta por sequía extrema en Cataluña: ríos y embalses en la UCI

El déficit hídrico empieza a ser muy significativo en algunas regiones. Cataluña se lleva la peor parte, con reservas hídricas por debajo del 30% y fase de excepcionalidad activada, que implica importantes restricciones de agua.

Pantano de Rialp, en Lleida.
Pantano de Rialp, en Lleida. La situación de sequía es muy preocupante en numerosas comarcas catalanas.

Cataluña ha decretado la fase de excepcionalidad por la sequía extrema que sufren las cuencas internas, especialmente las de los ríos Ter y Llobregat, cuyas reservas hídricas se encuentran a tan solo al 28 % de su capacidad. Y la situación para que no va a cambiar a corto plazo.

Ni la borrasca Juliette, que dejó nevadas a finales de febrero, ni mucho menos estos frentes atlánticos que dejan poca lluvia en las comarcas catalanas son capaces de hacer remontar, aunque sea un poco, el estado de las reservas hídricas. Los expertos afirman que necesitaríamos una primavera el doble de lluviosa de lo habitual para recuperar unos niveles "normales".

Dicho de otra manera, si la media de lluvia en marzo, abril y mayo en el Pantà de la Baells (Barcelona) es de 250 l/m², tendrían que caer 500 para equilibrar el sistema hídrico. Todo parece indicar que no va a suceder así, a pesar de que podamos tener una primavera con un régimen pluviométrico "normal".

Esta fase de excepcionalidad implica una serie de medias, restricciones y nuevas normas destinadas a disminuir el uso de agua y apaciguar ese déficit hídrico:

  • Reducción del 40% del agua para usos agrícolas
  • Reducción del 15% del agua para usos industriales
  • Reducción para usos lúdicos
  • Prohibición de riego de zonas verdes, tanto públicas como privadas. Sólo se permite agua para mantener vivo el arbolado y hacerlo mediante gota a gota
  • Prohibición del riego de césped
  • Limpieza de calles prohibida con agua potable
  • Reducción de la dotación de agua media por habitante y día de 250 a 230 litros habitante/día.

Esta situación afecta 224 municipios de 15 comarcas y a unos 6 millones de habitantes. La peor situación la encontramos en el sistema Ter-Llobregat y en el acuífero Fluvià-Muga; que se encuentran en las provincias de Barcelona y Girona.

Samuel Reyes, director de la Agència Catalana de l'Aigua, ha afirmado que "la situación de sequía es muy preocupante; se han roto todas las estadísticas después de 30 meses con lluvias muy por debajo del promedio. A pesar de que hemos activado todas las medidas desde hace un año y medio, es imprescindible el esfuerzo de todos para proteger los abastecimientos".

Antecedentes: fase de alerta y Plan de sequía

Todas estas medidas y restricciones no vienen de golpe, sino que se han ido aplicando progresivamente a medida que la situación ha ido empeorando. En noviembre del 2022, hace unos meses, se entró en la fase de alerta en el sistema Ter-Llobregat, con las primeras restricciones. Desde entonces y hasta la entrada en vigor de la fase de excepcionalidad, las medidas han afectado a los usos agrícolas, con una reducción del 25%, usos ganaderos, con disminución del 10%, los industriales, en torno al 5% y los lúdicos, del 5%.

Las restricciones no se han aplicado de golpe, sino que se han ido implementando de forma progresiva. Desgraciadamente, las precipitaciones han sido muy escasas en los últimos meses.

En 2020 se aprobó el Pla Especial de Sequera (PES), una herramienta de gestión de carácter preventivo que consiste en una vigilancia permanente sobre la evolución de las reservas de agua, estableciendo para cada escenario y ámbito de actuación la progresividad de las medidas.

Este instrumento es eficiente para gestionar los episodios de sequía y la implementación de medidas en función del "semáforo de la sequía", con tres estadios o "peldaños de gravedad": amarillo- estado de alerta-, naranja -fase de excepcionalidad- y rojo -estado o escenario de emergencia-.

Andalucía y Cantabria, a un tercio de su capacidad

Algunas comunidades no están mucho mejor que Cataluña. Es el caso de Andalucía y Cantabria, cuyas reservas hídricas rondan el 30%. En el caso andaluz, el agua embalsada está al 29,97% de su capacidad, una cifra similar a la situación del año pasado en estas fechas, cuándo se situaba entorno al 31%. Son casi 30 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años.

En Andalucía y Cantabria el agua embalsada se encuentra actualmente de 30 a 40 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años.

En Cantabria los embalses están al 40% de su capacidad. En este caso, el descenso respeto al año pasado ha sido de 29% . En marzo del 2022, las reservas estaban entorno al 68%. El estado actual respeto a la media de los últimos 10 años no es alentador: casi 40 puntos por debajo de "lo normal", que sería alrededor del 75%.