¿Cuánto tarda en recuperarse un bosque tras un incendio? El largo camino hacia la regeneración natural

Tras incendios como los de España, cuando el paisaje parece muerto, la naturaleza se esforzará por volver a abrirse camino. Sin embargo, la recuperación completa de un bosque y su ecosistema puede tardar décadas, incluso siglos en algunos casos.

A pesar de la capacidad destructiva de un incendio forestal, la naturaleza se esforzará por volver a abrirse paso.

Árboles que parecen esqueletos negros sobre un suelo lleno de cenizas y apenas rastros de vida visible. Es el paisaje desolador que dejan los incendios forestales que estos días han calcinado cientos de miles de hectáreas de España. Sin embargo, bajo la corteza carbonizada late una promesa milenaria, la de que la naturaleza se esforzará por resurgir.

Es el inicio de una carrera contra el tiempo: la regeneración.

Factores clave para la regeneración

La velocidad de regeneración de la masa forestal está determinada por tres grandes factores: el tipo de bosque, el clima y la severidad del incendio. En bosques mediterráneos, donde las especies están adaptadas al fuego, los primeros brotes pueden aparecer en cuestión de semanas.

Tras las primeras lluvias, los arbustos y hierbas pioneras comenzarán a crecer y realizarán una misión esencial: estabilizar el terreno, retener la humedad y crear sombra, condiciones necesarias para que otras especies puedan asentarse. En este caso, la regeneración completa puede lograrse en unos 50 años.

En ecosistemas más frágiles, como los bosques de coníferas en zonas frías, la recuperación puede tardar mucho más, hasta un siglo, para recuperar su estructura original.

Otro factor crucial es la intensidad del incendio. Si el fuego fue superficial, afectando solo a la capa vegetal, sin calcinar el suelo, las raíces y semillas pueden sobrevivir y rebrotar.

Pero, en incendios de alta intensidad, donde el suelo pierde su capa fértil, la regeneración natural se complica y puede tardar varias generaciones humanas.

¿Cuándo regresará la fauna?

Respecto a la fauna, los insectos y pequeños roedores pueden volver en pocos meses tras un incendio.

Sin embargo, especies mayores, como ciervos, aves rapaces o depredadores, necesitan un bosque maduro para regresar, lo que tardará mucho más en suceder.

Es decir, aunque el paisaje pueda reverdecer en cinco o diez años, el ecosistema completo no se habrá restablecido hasta varias décadas después.

Cambio climático como freno a la regeneración

El cambio climático añade una nueva variable al proceso de recuperación, ya que las sequías prolongadas y el aumento de las temperaturas reducen la capacidad de regeneración y aumentan el riesgo de incendios recurrentes.

Estudios recientes revelan que, desde 2010, el tiempo promedio para recuperar la densidad vegetal ha aumentado: un 8 % más para la vegetación, un 11 % más para la estructura del dosel y un 27 % más para la productividad primaria bruta, que es el indicador de la cantidad de CO₂ que los árboles son capaces de absorber y fijar.

En algunos casos de incendios extremos y condiciones de sequía prolongada, el bosque no vuelve a crecer jamás.

¿Dejamos que la naturaleza actúe o intervenimos?

La regeneración natural asistida suele ser el modo preferido por los expertos para recuperar una masa forestal. En este proceso, medidas como la limpieza selectiva de brotes débiles —para dar espacio a los robustos— pueden acelerar la recuperación.

Y también es vital proteger el suelo mediante la construcción de diques y fajinas para evitar la erosión producida por las lluvias después de un incendio.

En la Sierra de la Culebra (Zamora), por ejemplo, las intervenciones rápidas en conservación de suelos y reforestación han permitido señales claras de recuperación apenas unos años después del incendio.

La reforestación es la otra vía para acelerar el proceso, pero si no se hace correctamente y se introducen especies no autóctonas, se puede alterar el equilibrio ecológico y generar un riesgo de consecuencias nefastas.

Desafíos estructurales

Otro aspecto crucial es la prevención, para lo que es preciso abordar las causas por las que cada vez se producen incendios más intensos e impredecibles. Y todo no es achacable al cambio climático.

Es esencial recuperar el papel de la ganadería extensiva en la prevención de incendios

Décadas de abandono rural y forestal, así como la disminución de la ganadería extensiva, una práctica clave para reducir la vegetación combustible, son claves para entender qué está pasando.

Sin un abordaje estratégico de estas cuestiones y sin un respaldo institucional sostenido en el tiempo, los esfuerzos de prevención y restauración pueden verse seriamente comprometidos.