Se acelera el calentamiento estival en Europa

Como consecuencia de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero, el clima en todo el viejo continente también se ha vuelto más seco, sobre todo en el sur de Europa, lo que ha provocado peores olas de calor y un mayor riesgo de incendios

El calor extremo se está extendiendo cada vez por más zonas de Europa durante los meses de verano. Foto: © Ricardo Rubio / EP


El nuevo estudio, publicado en la revista Journal of Geophysical Research, es obra del equipo de Paul Glantz, de la Universidad de Estocolmo en Suecia. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, el calentamiento en tierra firme es mucho más rápido que en el mar, con 1,6 ºC y 0,9 ºC de media, respectivamente. Ese calentamiento es respecto a la temperatura media global de la Tierra poco antes del comienzo de la Revolución Industrial.

Ahora, el nuevo estudio muestra que esa diferencia se ha incrementado hasta 2 grados en amplias zonas de Europa durante la mitad del año que va de abril a septiembre y que incluye el verano boreal. De hecho, las mediciones revelan que el calentamiento durante los meses de verano en amplias zonas de Europa durante las últimas cuatro décadas ya ha superado los dos grados.

En el sur de Europa es evidente la retroalimentación positiva causada por el calentamiento global, es decir, el calentamiento se amplifica debido a que, por culpa del propio calentamiento, el suelo es más seco y en consecuencia la evaporación disminuye. Además, se ha producido una menor cobertura de nubes en amplias zonas de Europa, probablemente como consecuencia de una menor presencia de vapor de agua en el aire.

Mapa del Centro Europeo con los campos de altura geopotencial de 500 hPa (líneas en negro) y temperatura a 850 hPa previstos el día 18 de julio de 2022 a las 0 UTC, donde se observa la situación que dio lugar a la extraordinaria ola de calor ocurrida en esas fechas en Europa Occidental. Fuente: ECMWF.

La quema de combustibles fósiles conlleva la liberación tanto de partículas de aerosol como de gases de efecto invernadero. Los cambios en el uso de combustibles fósiles durante las últimas décadas se han traducido en más gas de efecto invernadero y menos partículas de aerosol. Estas últimas ejercen una influencia opuesta a la del gas de efecto invernadero, ya que interceptan radiación solar, reflejándola de vuelta hacia el espacio, y refrescan así la atmósfera.

Las partículas de aerosol en la atmósfera, antes de que empezaran a disminuir en la década de 1980 en Europa, han enmascarado el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero de origen humano en algo más de 1 ºC de media durante los meses veraniegos y algunos de primavera y otoño. Al disminuir la presencia de aerosoles en la atmósfera, la temperatura aumentó rápidamente.

Una fuente común de partículas de aerosol han sido las centrales eléctricas alimentadas por la quema de carbón. Estas y las fábricas energizadas por la quema de carbón han visto disminuida su presencia en las últimas décadas, de tal modo que, la acción combinada del aumento del gas de efecto invernadero y la disminución de partículas de aerosol ha conducido a un aumento extremo de la temperatura de más de 2 ºC.

FUENTE: Journal Geophysical Research / NCYT Amazings

José Miguel Viñas Rubio

Esta entrada se publicó en Noticias en 11 Dic 2022 por Francisco Martín León