¿Hay que tener "miedo" al vórtice polar o a los calentamientos súbitos estratosféricos invernales?

El vórtice polar y los calentamientos súbitos estratosféricos son términos técnicos usados en meteorología desde hace mucho y que han entrado con fuerza en los medios y RRSS, muchas veces con tintes tintes apocalípticos, amenazadores o asociados a un cambio inminente de tiempo. Pero la realidad es muy diferente

¿Bajas o altas temperaturas frente al debilitamiento del vórtice polar?

Vamos a aclarar algunos conceptos relacionados con el vórtice polar y los calentamientos súbitos estratosféricos, dos elementos meteorológicos que aparecen en los medios de comunicación y RRSS, año tras año en el periodo invernal.


¿Qué es el vórtice polar?: Mitos y leyendas

El vórtice polar, nos referimos al estratosférico situado en dicha capa de la alta atmósfera, es como un gigantesco remolino ciclónico que se sitúa sobre los polos con vientos intensos que soplan del oeste al este. Posee un ciclo característico, siendo más fuerte en los meses de invierno debido al mayor contraste de temperatura entre las regiones polares y las latitudes medias. En verano, se debilita por el menor contraste térmico.

El vórtice polar no es una borrasca al uso y no posee frentes cálidos y fríos. No lleva asociado precipitaciones ni nevadas cuando supuestamente se rompe o se debilita. El vórtice polar no nos afecta directamente pues se sitúa a más de 12 km de nuestra cabezas.

Las dimensiones gigantescas del vórtice polar son muy superiores a la de una potente borrasca, y a diferencia de ellas, cuanto más intenso es el vórtice, menos impactos tienen en superficie ya que el frío se queda confinado en latitudes altas. Esto no ocurre con las borrascas intensas y profundas, que son más adversas en superficie. Mutatis mutandis, cuando una borrasca es poco intensa o activa, sus efectos en superficie son menores, lo contrario ocurre con el vórtice polar: uno más débil puede generar efectos indirectos muy adversos en el periodo invernal, pero no siempre. Y estrictamente hablando, el vórtice polar no se rompe, se debilita.

Las borrascas tienen su ciclo de vida característico: aparecen se intensifica y mueren. El vórtice polar siempre está sobre los polos y los investigadores lo llevan estudiando durante muchos años. El vórtice polar es más débil en los meses de verano y más fuerte en los meses de invierno: no desaparece por completo.

El vórtice polar funciona de manera contraria a lo que cabría esperar: cuanto más fuerte es, menos impactante es. Cuando el vórtice polar es fuerte, es menos probable que el aire frío irrumpa profundamente en América del Norte o Europa.

Sin entrar en muchos detalles, el vórtice polar estratosférico se altera y se debilita. Los vientos del oeste reinantes en niveles superiores se debilitan o se vuelven del este. Este hecho ocurre cuando la fría estratosfera se calienta y, sobre todo, cuando lo hace súbitamente: son los llamados calentamientos súbitos estratosféricos, CSE, o SSW por sus siglas en inglés.

Bloqueos: entradas de aire gélido hacia latitudes bajas y cálidas hacia las altas

Cuando el vórtice polar se debilita y se propaga hacia niveles inferiores de la troposfera, entonces aparecen situaciones de bloqueo con una zona con entrada de aire de norte y gélido hacia latitudes bajas (las más temidas en invierno), y la contraria, una irrupción de aire cálido hacia latitudes altas.

La irrupción de aire frío son las más adversas ya que el aire gélido ártico se escapa de la férrea vigilancia de un vórtice polar fuerte y generar irrupciones de frío gélido en el invierno en algunas zonas de América del Norte y/o Europa. O al contrario, si nos coge en el ramal ascendente del sur con aire más cálido de los normal en invierno.

El debilitamiento del vórtice polar o la presencia de un calentamiento súbito estratosférico no supone siempre irrupciones de frío gélido y de abundantes nevadas.

Ese debilitamiento se debe propagar hacia niveles inferiores y darse las condiciones adecuada en capas bajas para producir tiempo adverso invernal.

Estos eventos relacionados con el debilitamiento del vórtice polar y los calentamientos súbitos estratosféricos, junto con la propagación hacia abajo en la troposfera, sirven a los meteorólogos para "estar atentos" si se está o no frente a una irrupción adversa de aire gélido en superficie con varios días de adelanto.

Por lo tanto, no hay que "temer" al vórtice polar, a su debilitamiento, ni por la presencia o no de un CSE. En muchos caso no nos afectará directa o indirectamente al tiempo invernal. Muchos de ellos pasarán desapercibidos al público en general. Pero son términos muy mediáticos que venden y, especialmente, en situaciones de bloqueo anticiclónico donde la monotonía se puede romper por el "temido" vórtice polar y el "amenazante" calentamiento súbito estratosférico. Hay que estar tranquilo frente a estos eventos de la alta estratosfera y desmitificarlos de forma oportuna.

Esta entrada se publicó en Actualidad en 28 Dic 2023 por Francisco Martín León