El color de los coches y su papel en la isla de calor urbana: más importante de lo que se creía
Los coches aparcados calientan las ciudades, contribuyendo significativamente al efecto isla de calor urbano, especialmente los coches más oscuros. ¿Por qué ocurre y cuál es su importancia?

El efecto de isla de calor urbana describe cómo las zonas urbanas se calientan significativamente más que las zonas rurales o suburbanas circundantes. Existen diversas razones para esto, aunque principalmente se puede atribuir a la disminución de espacios verdes con plantas que refrescan el aire circundante mediante evapotranspiración, y a la mayor cantidad de edificios y carreteras, que tienden a retener más calor solar y a mantener la ciudad más cálida.
Ahora un nuevo estudio analiza el papel de los vehículos que tienen propiedades térmicas y radiativas anómalas; de forma que el color del vehículo tiene un impacto significativo en la temperatura del aire adyacente y; que la reubicación de los vehículos durante un día típico puede afectar el efecto térmico urbano.
El papel del color de los vehículos en las islas de calor urbanas
Los científicos muestran que a microescala, las observaciones de campo en Lisboa revelan que los vehículos de color oscuro pueden aumentar la temperatura del aire cerca de la superficie hasta en 3,8 °C en comparación con el asfalto adyacente, mientras que los vehículos de color claro suelen producir anomalías de temperatura más bajas. Estos hallazgos confirman que el albedo de la pintura del vehículo, combinado con la delgada superficie metálica, actúa sinérgicamente para modificar los balances radiativos locales y los flujos de calor sensibles. Además, la rápida respuesta térmica de las superficies de los vehículos pone de manifiesto la posibilidad de que se produzcan puntos calientes transitorios que pueden intensificar el estrés térmico de los peatones durante las horas de máxima luz solar.
A escala urbana, se demuestra que el movimiento diario de más de 700.000 vehículos en la red viaria de Lisboa, y su ocupación estacionaria de hasta el 10 % de la superficie vial en el núcleo urbano, genera cambios diurnos significativos en el albedo superficial general. Durante el día, la concentración de vehículos estacionados puede modificar la absorción solar y la temperatura superficial en zonas densamente edificadas y con alta ocupación. En estos contextos, el color de los vehículos tiene un marcado impacto térmico en el paisaje urbano, lo que podría aumentar la exposición de los peatones al calor. Por consiguiente, desde la perspectiva de la gestión del calor, son preferibles los vehículos de colores claros, ya que su impacto es menor.

Desde una perspectiva de planificación urbana, puede ser importante considerar restricciones de estacionamiento basadas en colores en zonas sensibles al calor, como prohibir vehículos de colores oscuros en las zonas más calurosas o incentivar el uso de revestimientos reflectantes. Además, promover estructuras de sombreado en estacionamientos abiertos puede ayudar a mitigar la exposición al calor. Otras medidas complementarias pueden incluir el uso de materiales de pavimento de alta reflectancia (teniendo en cuenta los posibles problemas de deslumbramiento), la plantación de árboles en las calles y la mejora de la infraestructura verde (p. ej., techos con vegetación, vegetación en fachadas y corredores urbanos) para aumentar la evapotranspiración, el sombreado y la ventilación.
Los autores del estudio afirman que también es importante destacar que, si bien los vehículos eléctricos (VE), cada vez más comunes en las flotas urbanas, emiten menos calor residual, su presencia física y los materiales de su superficie siguen siendo los mismos que los de los vehículos de combustión convencionales. A medida que crece la adopción de VE, existe una valiosa oportunidad para estandarizar recubrimientos de alto albedo y baja emisividad en la fabricación de vehículos, integrando estrategias de mitigación térmica en la etapa de diseño.
Las investigaciones futuras deberían explorar más a fondo la dinámica estacional y diurna de los efectos radiativos inducidos por los vehículos mediante la integración de mediciones térmicas de alta resolución con conjuntos de datos dinámicos de tráfico. Esto permitiría el desarrollo de modelos espaciotemporales capaces de capturar cómo las características de los vehículos, como la reflectancia de la superficie, el color y los comportamientos de estacionamiento, interactúan con el tejido urbano a lo largo del día y en diferentes estaciones.
Estos modelos podrían respaldar simulaciones predictivas de la exposición al calor en diferentes escenarios vehiculares e informar estrategias de planificación basadas en la evidencia, como restricciones vehiculares basadas en el tiempo, incentivos para pintura reflectante, infraestructura de sombreado adaptativo y zonificación para áreas térmicamente sensibles. En última instancia, un enfoque multifacético que combine intervenciones regulatorias, tecnológicas y comunitarias será esencial para el diseño urbano sostenible y resiliente al calor.
Referencia
M. Matias et al, The underestimated impact of parked cars in urban warming., City and Environment Interactions (2025). DOI: 10.1016/j.cacint.2025.100232