Vida y obra de D. Josep M. Jansà Guardiola. Notas biográficas Parte I

Jaume Miró-Granada Gelabert, In memoriamAntic cap del Centre Meteorològic a les Balears

Palabras clave: historia, meteorología, Mediterráneo, estudio, climatología, lluvias intensas, levente, viento, fenómeno adverso.

RAM. Artículo ha sido dividido en tres partes por su extensión.

Resumen

Don Josep M. Jansà Guardiola, doctor en Ciencias Físicas, meteorólogo, nació en Reus (Tarragona) el año 1901. Transcurrió su infancia en esta ciudad, en donde inició el bachillerato. Su padre, catedrático de matemáticas, fue destinado al Instituto General y Técnico de Maó (Menorca) y allí, en 1915, se trasladó toda la familia. Al terminar Josep M. el bachillerato, el Instituto le concedió el premio extraordinario en recompensa a la obtención de las notas de sobresaliente con aplicación de matricula de honor alcanzadas en la casi totalidad de las asignaturas que componían el bachillerato. Los estudios correspondientes a la licenciatura en ciencias físicas los llevaron a cabo en la Universidad de Barcelona, en enseñanza libre, con algunas intermitencias motivadas por enfermedad y por la realización del servicio militar, en Menorca, en el que alcanzó el grado de Alférez de Complemento en el Regimiento de Artillería. Mucho más tarde, en el curso 1945-46, perfeccionó el doctorado y con una tesis matemática con aplicación a la meteorología consiguió el grado de doctor en el año 1947.

Se inicia en la meteorología desde el último escalón: como observador, en 1926, en el Observatorio de la Base Naval de Maó. Pronto, ya físico, ingresa en 1929 en el Servicio Meteorológico en la escala auxiliar. En 1934 es meteorólogo facultativo y al crearse en Maó el Centro Meteorológico de Baleares se le nombra director del mismo. En 1940, reorganizado el Servicio y situado el Centro en Palma de Mallorca, Jansà, confirmado en su puesto, se traslada a la capital balear. Permanecerá en Palma dirigiendo el Centro hasta 1966, año en que por su ascenso a Inspector Jefe tiene que trasladarse a Madrid, en donde llega a alcanzar la máxima categoría profesional como Jefe de la Oficina Central, cargo que le dura hasta su jubilación reglamentaria, en 1971. Josep M. Jansà, con su familia —su esposa Emilia y sus cuatro hijos — regresa a Menorca y se instala de nuevo en Maó. Falleció allí, en 1994, a los 93 anos de edad. La carrera profesional de J. M. Jansà se desarrolla, pues, a lo largo de tres etapas: Menorca, Mallorca y Madrid. En todas, su actuación se extiende a perfeccionar al máximo el cometido meteorológico a su cargo: desde la pulcritud y precisión de la observación del tiempo, básica, hasta el estudio completo, exhaustivo, del fenómeno meteorológico, para quedar a disposición del usuario teórico, profesional, o incluso, en forma de alta vulgarización, de la sencilla persona interesada en esta ciencia. En esta vertiente, la obra realizada en el Centro de Baleares es demostrativa de la superior valía de Jansà al elevarlo a un instrumento operativo a alto nivel. Para ello, solicitó y obtuvo ampliamente la colaboración de un buen número de profesionales y aficionados que, con unanimidad, han reconocido en él su gran categoría como jefe, su sabiduría como maestro y su hombría de bien como persona y amigo.

Jansà ha sido, ante todo, un meteorólogo integral, en el sentido de que, para él, la ciencia del tiempo es, por principio, Física. En su extensa obra de investigación atiende, sobre todo, a la precisión conceptual. Se le ha llamado el «profeta de la Meteorología mediterránea», y analizando numerosos casos de estudio sentó las bases para el conocimiento del tiempo y de la climatología de la cuenca de ese mar. Se le considera como el más prolífico y polifacético de los meteorólogos científicos españoles: su «ópera omnia», adjunta, quizás no exhaustiva, es una demostración de ello y fue realizada a lo largo de sus tres épocas. Destacan sus libros: la «Meteorología Teórica», en cuatro tomos, el «Curso de Climatología», el «Manual del informador de meteorología», han tenido gran difusión en España y en América latina. Pero muchos de sus artículos, teóricos o divulgativos, son excelentes y hasta de rotunda actualidad. Su vertiente académica, en la enseñanza, a la que también se dedicó en sus tres épocas, culminó en la Universidad Complutense al confiársele la cátedra de Climatología. Recibió diversos honores, diversos premios, alguno otorgado en los inicios de su labor divulgadora, no sólo de la meteorología sino también de los principios básicos de la Física. Entre aquéllos se pueden citar el Premio Ciudad de Palma, como reconocimiento de su labor en el ámbito balear y mediterráneo, y el de socio de honor de la Asociación Meteorológica Española, como expresión del afecto y de la admiración de sus compañeros de profesión. El autor de estas «Notas», cuya justificación para escribirlas se halla sólo en el hecho de haber estado profesionalmente con Jansà durante toda su época mallorquina, sin interrupción durante 25 años, ha intentado dar a conocer la interesante personalidad del biografiado, no sólo a través de la exposición de su ingente obra, sino también de un anecdotario entresacado del recuerdo emocionado del período en que fue un subordinado de Don Josep M., período en el que al reconocer siempre su autoridad, pudo disfrutar de su magisterio en lo científico, técnico o profesional, de sus acertados consejos en lo humano y de su apreciada amistad en lo personal.

Manuscrito diciembre de 1996

Introducción: Cuándo y dónde empezó mi conocimiento de D. Josep M. Jansà

En agosto de 1941 fue cuando trabé conocimiento por primera vez con Josep M. Jansà. Un mes antes, yo había terminado el curso de Ayudante de Meteorología en Madrid con aprovechamiento y estaba a la espera, en Palma, del correspondiente nombramiento y de la notificación del destino que había de asignárseme. En efecto, nombramiento y destino aparecieron en el Boletín Oficial del 31 de dicho mes. Iba destinado al Observatorio de Palma de Mallorca. Pocos días antes, había estado yo en las dependencias del Observatorio, presumiendo que allí estaba mi futuro puesto de trabajo, a presentar mis respetos a quien era su Jefe, el Sr. Jansà. Yo no le conocía personalmente puesto que, después de haber ganado la oposición, cuando marché a Madrid meses antes, al objeto de realizar el curso reglamentario, el Jefe de esa dependencia era desde varios años antes el Sr. Font, meteorólogo que era conocido en medios aeronáuticos por el apelativo cariñoso de «el mago».

El Ministerio del Aire, del cual dependía en el año 1940 el Servicio Meteorológico, creó el Centro Meteorológico de Baleares de Palma de Mallorca, que absorbía al viejo Centro de Baleares de Maó, cuyo Jefe era Jansà precisamente, unificándolo con la existente Jefatura de Meteorología de la Zona Aérea de Baleares, de la cual se encargaba Inocencio Font. En este año 1940, fue nombrado Josep M. Jansà Jefe de este complejo: es decir del Centro Meteorológico de Baleares y de la Jefatura de Meteorología. Lo dirigió hasta 1966. Por tanto, desde 1934, que dirigía el Centro en Maó, hasta que se trasladó a Madrid por ascenso a más alto cargo ejerció la dirección del Centro de Baleares durante 32 años. De éstos, en un período ininterrumpido de 25 años, el Sr. Jansà fue mi jefe orgánico inmediato dentro de la estructura administrativa del Servicio Meteorológico Nacional.

Me apresuro a afirmar que en la Jefatura del Centro, ejerció su dirección siempre de forma perfecta, ejemplar, y durante la cual, en ese largo período en que fui su subordinado, reconocí en todo momento su autoridad, pude disfrutar de su magisterio en lo científico, técnico y profesional, de sus acertados consejos, en lo humano y de su concedida y apreciable amistad, en lo personal. Lo expuesto, a modo de proemio, quizá pueda justificar, en su caso, mi intervención en una biografía de Josep M. Jansà.

La infancia, Reus, su familia y el entorno

Josep M. Jansà Guardiola nació en Reus (Tarragona), el 18 de Julio de 1901, hijo de Josep Jansà i Capdevila, que era físico y profesor de bachillerato. Las raíces familiares, de antecesores labradores, se hallan en la comarca de Ripoll, cuna de Cataluña. Es de suponer que su infancia, junto con la de sus cinco hermanos, transcurriría, como la de otros muchos niños, en el seno de una familia católica, de la clase media tradicional catalana que vive en una ciudad tranquila aunque en cierto modo progresiva —Reus, París y Londres— industrial en un entorno francamente agrícola, cuna de literatos, filósofos y políticos de renombre, y situada en las proximidades de una capital provinciana, bimilenaria, centro de la romanizada Hispania Tarraconense. En este ambiente se inicia su formación cultural y académica que en el transcurso de los años presentará unas características espectaculares pero, hasta cierto punto, contradictorias. Por de pronto sabemos que en Septiembre de 1914 accede al Instituto General y Técnico de Reus mediante un examen de ingreso con calificación de aprobado. Sin embargo, debió presentarse nuevamente a examen, suponemos que al objeto de mejorar una nota no aceptable por exigua, puesto que con fecha de 5 de Mayo del siguiente año hay una nueva papeleta de examen de ingreso en el mismo Instituto con la calificación de sobresaliente y la concesión de matrícula de honor en todas las asignaturas que constituían el primer año de Bachillerato. Iniciaba así una brillantísima actuación en sus estudios de segunda enseñanza. Al final del primer curso, en el mismo mes de Mayo de 1915, obtenía cinco sobresalientes, cuatro de ellos con aplicación de matricula de honor. El resto del bachillerato no fue ya cursado en Reus.

Menorca: traslado, bachillerato y estudios de licenciatura

Destinado D. Josep Jansà i Capdevila al Instituto General y Técnico de Maó (Menorca) como catedrático de Matemáticas, se traslada toda la familia a dicha ciudad. En este Instituto reemprende Josep M. sus estudios de bachillerato en el curso 1915-1916 en el que, como en los siguientes, continúa con su cosecha de merecidísimos triunfos. Lo prueba el que al finalizar el bachillerato en el curso 1919-1920, además del citado premio extraordinario de ingreso, constaba la calificación de sobresaliente con matrícula de honor en 26 papeletas de examen, con lo cual se hacía acreedor indiscutible al Premio Extraordinario de Bachillerato que le concedió el Instituto de Maó. Ello demostraba su capacidad de estudio, de comprensión y de aptitud en toda clase de disciplinas: obtuvo sobresaliente con matrícula de honor en todo el campo de las matemáticas; en el de Historia y de Geografía; en el de Ciencias Naturales; en Literatura y en las Lenguas Castellana, Latina y Francesa; en Física, en Química y en todas las asignaturas denominadas filosóficas y hasta en Dibujo y Caligrafía. Hay que anotar que en la papeleta de examen de la asignatura Gimnasia 2° curso figura la calificación de aprobado. Toda la matriculación del bachillerato consta como Enseñanza Oficial, por tanto con asistencia a las clases impartidas en los respectivos institutos. Indudablemente, un triunfo tal en los estudios de segunda enseñanza constituía una primera base de la grande y extensa cultura que iba a demostrar dentro de pocos años.

La Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona, en el curso 1921-1922 aplicó el premio extraordinario de Bachillerato a la matrícula de honor a las asignaturas de Análisis Matemático 1°, Química General y Geometría Métrica. En los exámenes de Junio obtenía Josep M. las calificaciones de aprobado, aprobado y notable, respectivamente, en estas asignaturas, a las cuales se presentó por Enseñanza no Oficial, es decir, por libre. No hay que olvidar que su padre era físico y matemático y debió ser su tutor y preparador en dichos estudios. No se presentó nuevamente a exámenes hasta Junio de 1924 en los que consiguió aprobado de Análisis 2°, Física General y Geometría Analítica, también en enseñanza libre.

Menorca. Formación académica, trastornos de salud y servicio militar

La no comparecencia a exámenes en el curso 1922-1923 se debió a interrupciones en sus estudios, que se repitieron en cursos posteriores, debido a dos causas principales. En primer lugar por problemas de salud, con padecimiento de vértigos que le condujeron a la pérdida completa de audición en un oído, el izquierdo. Posiblemente esto tuvo una consecuencia importante: la dicción de Jansà no era buena; se le notaba a veces, no siempre, un ligero tartamudeo y una pronunciación no perfecta de algunos sonidos, especialmente de algunas consonantes, sobre todo al expresarse en castellano, lo cual es bastante normal para quien, como él, era el catalán su lengua materna. Pudo ello incidir, desventajosamente, en sus explicaciones orales en clases y conferencias y hasta en sus propios exámenes. Por otra parte, la listeza de Jansà manifestada en la captación rápida de las ideas expresadas por sus interlocutores, hacía que pocas personas notaran por completo el defecto citado. Yo mismo debo reconocer que aun cuando me constaba la dificultad que él tenía en su oído, no recuerdo que llegara a saber nunca de la pérdida total de la audición en el mismo. La posible causa expuesta del citado defecto de dicción es simplemente una apreciación por parte mía, hecha muy posteriormente a su conocimiento.

En segundo lugar, al cumplimiento de su servicio militar. Tenemos anotado que a finales del año 1922 se presentó voluntario y que a comienzos del año siguiente sentaba plaza como artillero segundo en el Regimiento de Artillería de Costa, en Maó. En el mismo año ascendió a cabo y después a sargento de complemento; en enero del año 1924, después de su ascenso a suboficial, obtuvo una licencia ilimitada. En noviembre del año siguiente, 1925, se le expedía el Real Despacho por el que se le concedía el empleo de Alférez de Complemento del Arma de Artillería. Sorprende que habiendo padecido de vértigo y de pérdida de un oído no se le eximiera del servicio militar. La explicación única que damos a este hecho los que le hemos conocido, y en particular sus familiares, es simplemente que ocultara, y lo consiguiera, su defecto en el reconocimiento médico al que se supone tuvo que acceder. De ser válida esta explicación, podría constituir una clave más en el análisis de la personalidad de Jansà: su voluntad de servicio y de superación de dificultades de que estaba dotado.

A pesar de todo ello, es justamente en estos años difíciles cuando Jansà inicia su labor de comunicación a distintos medios de aquellos conocimientos de orden científico que él mismo debió estar adquiriendo en esa misma época: sabemos que en diciembre de 1923, poco tiempo después de que ingresara en el Ateneo de Maó como socio numerario, obtuvo el premio de la Fundación Pelfort otorgado por la Sociedad Barcelonesa de Amigos del País y que en 1924 la Sociedad Astronómica de España y América, de Barcelona, le concedió asimismo un premio. No conocemos el contenido de estos trabajos. Pero es que, además, es también sorprendente, y positivamente revelador, el hecho de que en el mismo año 1924 publicara en el número de enero de la Revista de Menorca nada menos que un artículo titulado «Apostillas a la teoría relativista», y que en el número de julio «atacara» con este otro: «A propósito de Planck». Conviene recordar que Jansà cumplía entonces 23 años, había iniciado solamente sus estudios de la licenciatura en Físicas y que Einstein había dado a conocer su Teoría de la Relatividad en 1916, tan sólo ocho años antes. El afán por saber de Josep M. debió ser impresionante y desde luego contaría con bibliografía muy reciente, con seguridad en versión original. Creemos ver aquí, nuevamente, el tutelaje de su padre. Debió ser por estos años cuando Jansà, hijo, estudió alemán, idioma que llegó a aprender bien en su forma escrita y aceptablemente en la expresión oral.

En el curso 1924-1925 obtiene, en junio, aprobado en la asignatura Elementos de Cálculo y, curiosamente, un suspenso en la de Cosmografía y Física del Globo, la cual aprobó en el examen de septiembre. En el curso siguiente, 1925-1926, consignamos en Junio un suspenso en Complementos de Cálculo, que aprobó en septiembre, aprobado en Mecánica Racional y, ya «in crescendo», notable en Termología y sobresaliente en las dos últimas asignaturas: Electricidad y Magnetismo y Acústica y Óptica, ambas papeletas firmadas por el eminente Dr. Jardí. Consigue, pues, la Licenciatura en Ciencias, Sección de Físicas en septiembre de 1926, pero el Título no le sería expedido hasta mayo de 1929.

Menorca. Meteorología: primeros contactos, oposiciones a meteorólogo y primer destino

Ya en posesión del título de Licenciado en Ciencias, es desde este año 1926 que inicia Jansà su etapa menorquina dedicada a la meteorología. Justamente, en el año anterior, el entonces denominado Servicio Meteorológico Español, SME, había creado el Observatorio de Maó, ubicado en la Base Naval, y nombrado responsable del mismo al Auxiliar de Meteorología D. Manuel Miquel. En 1926, en este lugar, Josep M. comienza su cometido desde el primer escalón, fundamental, de la ciencia del tiempo: como Observador de Meteorología, suponemos que en calidad de interino o de colaborador, retribuido o no. En este mismo año, además, es nombrado ayudante interino en el Instituto de Maó. Estas dos facetas de su vida, la meteorología y la enseñanza serán simultaneadas ya hasta su jubilación.

Su carrera meteorológica no ha hecho sino comenzar. La preparación que lleva a cabo para situaciones posteriores debe realizarla de forma continua, sobre la marcha: ingresa en el SME en enero de 1929, como Auxiliar de Meteorología y es destinado al propio Observatorio de la Base Naval. Previas las condiciones y la oposición correspondientes, obtiene el nombramiento de Meteorólogo facultativo, de entrada. Muy poco tiempo después se crea el Centro Meteorológico de Baleares, con sede en Maó, y Jansà es nombrado su Jefe. Ejercerá sus funciones como tal desde el emplazamiento del observatorio citado.

No es de extrañar que se situara en Maó al Centro Meteorológico de Baleares y no en la capital de la provincia, Palma de Mallorca, puesto que únicamente en el Observatorio de la Base Naval había personal funcionario del SME y uno de ellos, Josep M. Jansà, acababa de ser nombrado Meteorólogo; no había entonces en Baleares ningún otro funcionario de esta categoría. En Palma venía funcionando desde 1862 un observatorio bastante completo que estaba a cargo del profesorado del Instituto. En Maó, desde el mismo año 1862, existía otro buen observatorio, fundado y dirigido por un aficionado muy competente y entusiasta, D. Joaquim Carreras; en 1885 le sucedió D. Maurici Hernández, farmacéutico, y a éste su hija María Luisa. Por otra parte, la Diputación Provincial de Baleares había creado una Oficina Climatológica y una red de unas 20 estaciones pluviométricas, algunas además con termómetros y veletas anemométricas. Además del Observatorio de la Base Naval existía, pues, en Baleares, ese sistema observacional al ser nombrado Jansà Jefe del Centro Meteorológico. Conseguir aunar todo el esfuerzo dedicado a la observación del tiempo, recopilar, homogeneizar y estudiar la base de datos existente, precisar cada vez más el clima balear, debió ser una de las prioridades sin duda de la tarea emprendida al iniciarse la jefatura de Jansà.

Menorca. Trabajos publicados: técnicos, periodísticos, conferencias, etc.

En esta misma etapa, que hemos dado en llamar menorquina, es muy vasta la producción de Jansà en trabajos publicados en periódicos y revistas. Afortunadamente, hemos encontrado buena relación de ellos en notas escritas de su propia mano así como también en muchos recortes de prensa cuidadosamente guardados en carpetas tituladas. Por ejemplo, hemos podido leer unos treinta artículos publicados en El Bien Público, diario monárquico de Maó, en los años 1929-1931, escritos bajo el seudónimo de ALCOR, en un castellano que dominaba a la perfección en su versión escrita, en los que trata magistralmente una gran variedad de temas. A unos los podemos calificar de meteorológicos —sobre la tramontana, las nubes, la luz del cielo nocturno, la atmósfera, el verano, el invierno, pronóstico y predicción...—. Otros, de física general —historia de un rayo de sol, la flecha del tiempo, el principio de indeterminación (recordemos que Heinsenberg lo enunció el año 1927, cuatro años antes tan sólo de la publicación de este artículo por Jansà), sobre la constitución de la materia, rayos y ondas, la energía en polvo, ... Algunos, además, doctrinales, sobre el materialismo científico (en su contraposición con el dogma), sobre la falta de espíritu matemático, etc. etc. Si, por la naturaleza del medio en que se publicaban, todos los artículos debían ser de divulgación, su lectura nos lleva a atribuirles la consideración de alta divulgación. Los conceptos que exponían podían ser comprendidos por un lector normal, pero sin menoscabo de un buen rigor científico.

En esta misma etapa, además de lo que ya en su momento citamos, como «ópera prima» publicado en la Revista de Menorca, en esta misma comentó en 1925 el «universo sideral» y en el año 1933 consideró el régimen pluviométrico de la isla y unas formaciones de nubes observadas en Maó. Resulta curioso saber que antes de haber ingresado en el Servicio Meteorológico, es decir siendo un «aficionado», en 1928 y en los Anales de la Sociedad Española de Meteorología se le admitiera un artículo sobre la tramontana. En la misma publicación, el año siguiente, su necesidad de precisar conceptos le hizo escribir para ésta un artículo «sobre el concepto no termodinámico de la temperatura», que tuvo aceptación. No obstante, años, muchos años más tarde, comentando esta idea, D. Josep M. me confesó su equivocación, que el concepto tal como lo había expuesto en aquel entonces, no dejaba de ser un concepto puramente termodinámico. Naturalmente, sus explicaciones, que ya no recuerdo, me convencieron por completo. El reconocimiento de su equivocación pasada, innecesario por otra parte, era un detalle demostrativo de la rectitud constante en su proceder. No tan solo su inquietud juvenil por la precisión en campos de la física, en general, y de la meteorología en particular, le inducían a pensar y a escribir sobre los temas ya expuestos, sino que también sus ideas sobre conceptos de matemática pura —hexágonos de Brianchon, haces de círculos, derivación de funciones inversas— se publicaron en la «Gaceta Matemática», Madrid, en 1933 y en 1947.

Por otra parte, ya en diciembre de 1929, el Boletín del Ateneo, como suplemento de la «Revista de Menorca», anunciaba que el Jefe del Observatorio Meteorológico y Profesor del Instituto Nacional de 2a Enseñanza, D. Josep M. Jansà Guardiola desarrollaría durante el curso un ciclo de cinco conferencias, bajo el siguiente tema general «De las abstracciones matemáticas a las realidades físicas», (ya obsesionado por la precisión y puntualización de los conceptos), con títulos tales como: «La génesis de las cosas y de los números», «Fantasías hipergeométricas», «Bordeando el absurdo», «El armazón lógico de la realidad física» y «Más allá del absurdo». De títulos tan sugerentes no conocemos los textos aunque es de suponer que podrían encontrarse en hemerotecas mahonesas. Es conocido que en aquella época, Maó conocía una intensa actividad cultural, de la cual era el Ateneo su eje, sino que poseía incluso una tradición científica de significación. Como hemos visto, Jansà entró en seguida a participar de esa actividad y posteriormente a reforzar indudablemente esta tradición. Actividad que podemos considerar que se extendía a otros campos, distintos de los específicos de la ciencia en general y de la meteorología en sentido más restringido, pero siempre en relación con ellos. Por ejemplo: una observación atenta de lo que ahora denominaríamos su entorno físico, su medio ambiente en sentido lato, y su explicación personal y su representación plástica. También, la arquitectura: en aquel tiempo construyó nada menos que una catedral gótica, rigurosamente pura en todos sus detalles. Naturalmente no pudo utilizar la piedra como material, como indudablemente hubiera sido su deseo, posiblemente representativo de una cierta frustración vocacional, sino la cartulina, y como instrumental las tijeras y la regla y el cartabón. La contemplación de la diminuta catedral, desmontable para que pudiera ser vista por su interior, era una pura delicia. Figuró siempre bajo una campana de cristal, en lugar preferente de su domicilio.

En esta misma época, entre sus primeros trabajos de investigación figura la «Contribución al estudio de la tramontana en Menorca», publicación del SMN, serie A nº 3, 1933. Utiliza en el estudio sus propias observaciones en la Base Naval, desde 1926 a 1930. A pesar de lo limitado de la serie de datos y de usar un instrumental modesto, el estudio es casi exhaustivo: determina la frecuencia de este viento, su duración y distribución horaria, da indicaciones de su intensidad y aprovechando las observaciones con globo piloto, iniciadas no mucho antes, estudia la variación vertical del viento en días de tramontana y compara los resultados con los obtenidos en este tipo de sondeos en diversas partes de la tierra. Analiza también la relación existente entre la tramontana y la temperatura y humedad del aire en superficie, con la nubosidad y con la lluvia y, naturalmente, con las situaciones isobáricas que conducen a la aparición de la tramontana en la isla de Menorca. Otros dos trabajos de esos años fueron publicados por el SMN. Uno de ellos es «Notas para una climatología de Menorca. Régimen de vientos», Serie A, n° 4, 1934, en el cual introduce el concepto de «flujo del aire», con el resultado de poner de manifiesto la existencia de una corriente aérea, no compensada, sobre la isla y su entorno del Mediterráneo Occidental, dirigida de norte a sur y a la cual se superpone otra corriente de oscilación estacional relacionada con el régimen monzónico de la península ibérica. El otro trabajo, relacionado con el anterior, es «Notas para una climatología de Menorca. Vientos en altura», Serie A n° 12, que se publicó más tarde, en 1943. Consiste en un examen muy detallado y prolijo y en el que introduce, como apéndice interesante para la aeronáutica de aquellos tiempos, los resultados obtenidos sobre la altura de los diversos tipos de nubes. Ya en forma de libro y reuniendo todo el conjunto de materiales de observación propia y anteriores, escribe «Nociones de Climatología General y de Menorca», que no sería publicado hasta 1961, en Maó, auspiciado por la Cooperativa del Campo Virgen de Monte Toro y editado por la imprenta Sintes Rotger.

D. Josep M. Jansà contrajo matrimonio el 10 de julio de 1935 con Dª Emilia Clar, menorquina, de Maó, procedente de familia pequeño-burguesa, marinera e industrial. Dª Emilia, Emilia para nosotros, toda simpatía, viveza y bondad innatas, fue el apoyo constante y seguro de su marido: envidiable, modélico, entrañable, adjetivos no tópicos en este caso, fue este matrimonio. Sus cuatro hijos nacieron durante la época mallorquina, entre 1947 y 1953.

Continúa en:

Parte II: Vida y obra de D. Josep M. Jansà Guardiola. Notas biográficas Parte II

Parte III: Vida y obra de D. Josep M. Jansà Guardiola. Notas biográficas Parte III y final

Esta entrada se publicó en Reportajes en 28 Dic 2012 por Francisco Martín León