Calentamiento antropogénico preindustrial

Investigación y Ciencia Nota de la RAM. Este artículo ha aparecido en la revista de divulgación Investigación y Ciencia de Mayo de 2005. Hemos utilizado artículos en Internet sobre este tema para reco...

Investigación y Ciencia Nota de la RAM. Este artículo ha aparecido en la revista de divulgación Investigación y Ciencia de Mayo de 2005. Hemos utilizado artículos en Internet sobre este tema para reconstruir esta noticia. Se remite al lector a las referencias oportunas.Tendencia observada del metano en la atmósfera en línea continua y la tendencia natural esperada, señalada con una flecha. Hace unos 8.000 años esa tendencia cambio. La línea punteada representa la insolación en Julio media a 30º Norte. Según esta curva la tierra debería enfriarse en este último periodo con un claro descenso del metano, pero su tendencia observada es al aumento. La posible causa es el papel del ser humano en la época, incluso preindustrial. Referencia de la figura, W.F. Ruddiman (2003).Es un fenómeno ya constatado que el nivel de gases de efecto invernadero -especialmente el dióxido de carbono y el metano- está aumentando desde hace décadas de una forma alarmante. Tradicionalmente, se conoce con el nombre de «era antropogénica» al período que comprende los pasados 150 o 200 años, durante los cuales la revolución industrial propició que el hombre emitiera este tipo de gases a un ritmo suficientemente alto como para poder alterar la composición de la atmósfera y, por lo tanto, modificar el clima del planeta. Los investigadores Crutzen y Stoermer fijaron, hace cuatro años, el inicio de esta era en el año 1800, coincidiendo con el primer pequeño incremento en los niveles de dióxido de carbono. Pero existen indicios que apuntan que el inicio de la alteración en la composición atmosférica pudo ser anterior a la revolución industrial.En el mes de diciembre del 2003, la revista Climatic Change publicó un artículo de William F. Ruddiman, del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Virginia, con el título: «The anthropogenic greenhouse era began thousands of years ago» (vol. 61, 261-293). En él se plantea la hipótesis que las emisiones antropogénicas de los gases de efecto invernadero empezaron a alterar la composición de la atmósfera hace miles de años. Esta hipótesis se basa en tres argumentos. Primero, las variaciones cíclicas en el dióxido de carbono y en el metano provocadas por las alteraciones orbitales de la Tierra durante los últimos 350 000 años hacían prever una disminución de estos gases en el Holoceno, pero el dióxido de carbono empezó a experimentar un aumento anómalo hace 8000 años, y lo mismo pasó con el metano, hace 5000 años. Los estudios que reflejan las variaciones cíclicas en las concentraciones de estos gases se realizan a partir del análisis de segmentos verticales de hielo en Vostok (la Antártida). Esta tendencia es especialmente clara en el caso del metano, para el cual el ciclo orbital es de 23 000 años y es perfectamente observable. En el caso del dióxido de carbono es necesario comparar la tendencia en los últimos miles de años con otros períodos interglaciares para comprobar que también se produce una anomalía en la concentración de este gas desde hace milenios.En segundo lugar, existen evidencias paleoclimáticas que permiten asegurar que esta tendencia crecientemente anómala no pudo ser provocada por un forzamiento natural. En el artículo, Ruddiman evalúa y descarta que esta tendencia hubiera podido ser causada por el decrecimiento natural de la biomasa terrestre o por el cambio en la química del carbono oceánico.Finalmente, el autor afirma que existe un gran número de referencias históricas, arqueológicas o culturales que dan pie a que se pueda pensar que el nacimiento de la agricultura en Eurasia, incluyendo el cambio de usos del suelo de bosques a campos de cultivo hace 8000 años, pudo ser el factor causante del aumento anómalo de los gases de efecto invernadero en la antigüedad. Efectivamente, la alteración del paisaje de Eurasia empezó a producirse, a pequeña escala, durante de la Baja Edad de Piedra, hace entre 8000-6000 años, intensificándose fuertemente a lo largo de la Edad de Bronce y de Hierro y pudiendo ser la causa de la tendencia anómala observada.Más información en la webPaleoclimatología en la Antártida: http://www.agu.org/sci_soc/vostok.htmlCambio climático: http://www.epa.gov/globalwarming/publications/car/Gracias, cambio climáticoRecientes estudios paleoclimáticos sugieren que grandes concentraciones de CO2 fueron emitidas a la atmósfera hace 8.000 años, a pesar de que el ciclo natural del planeta se encaminaba hacia una reducción. Tres mil años después, el mismo suceso ocurrió con el metano, que es otro gas de efecto invernadero.Lo más curioso es que, si eso no hubiera ocurrido, es probable que ni yo hubiera escrito ahora este artículo ni usted podría leerlo. Sencillamente no existiríamos. (...)El carbono y el metano acumulados en aquellos dos acontecimientos prehistóricos favorecieron un aumento sutil de las temperaturas en lo que hoy son Norteamérica y Europa. Sin él, la media de temperaturas en estas regiones sería hoy 4 ó 5 grados más baja y la práctica de la agricultura habría sido imposible. Y, claro, sin el auge de la agricultura nuestras sociedades jamás habrían evolucionado.El destino que la naturaleza le tenía deparado al hemisferio Norte era muy distinto al real. Canadá y el norte de Estados Unidos iban encaminados hacia una glaciación fatal, y quizás buena parte de Europa también. Por el contrario, en los últimos milenios esta zona del planeta ha disfrutado de un clima bastante estable.Y quién fue el responsable de este cambio de planes. Nada más y nada menos que el ser humano. El climatólogo William F. Ruddiman ha descubierto que las actividades humanas relacionadas con la ganadería (sobre todo la deforestación extensiva y la irrigación de pastos) pudieron aumentar de golpe el aporte de CO2 y metano a la atmósfera.Es sabido que el clima se comporta de manera cíclica. El estudio de bloques de hielo extraídos de la Antártida y Groenlandia nos permite indagar en el clima pasado, ya que estos bloques conservan en su interior burbujas de aire atrapadas hace miles o cientos de miles de años. Uno de esos bloques fue analizado en los años 90 del siglo pasado desde la estación antártica Vostok. En él se descubrieron ciclos regulares de aumento y disminución de las temperaturas durante los últimos 400.000 años. Dichos ciclos parecen coincidir con los ciclos de actividad del Sol y las relaciones de rotación entre el Sol y la Tierra.Sin embargo, Ruddiman ha hallado en este patrón algunos momentos incoherentes. Hace 8.000 y hace 5.000 años, cuando la naturaleza debía haber arrojado una disminución de las temperaturas, los registros muestran todo lo contrario. El factor causante de ese cambio no puede ser otro que un factor humano. Los tiempos coinciden con hitos en la expansión de la ganadería y la agricultura, y se sabe que muchas de estas actividades generan gases de efecto invernadero. La acumulación de ganado genera metano (emitido por las heces de los animales), y la agricultura por inundación, como la del arroz, también, ya que el vegetal descompuesto es una fuente de este gas.Por otro lado, la deforestación de grandes extensiones de bosque es una fuente indudable de carbono, bien por la quema de la leña talada o bien por su simple descomposición natural. Curiosamente, los seres humanos comenzaron a realizar prácticas masivas de deforestación hace 8.000 años en Europa y en China, y en esta última comenzó a usarse extensivamente la agricultura de inundación hace unos 5.000.La propuesta de Ruddiman es tan atractiva como provocativa, y ha despertado tanto aplausos como críticas entre sus colegas. Pero no deja de ser sorprendente, y sugiere, si me lo permiten, un pensamiento final. ¿Y si hubieran existido ya los movimientos ecologistas hace 8.000 años? ¿Se habría convencido a los gobiernos del mundo entero para que firmaran un protocolo en contra del auge de la ganadería y la agricultura?Referenciashttp://findesemana.libertaddigital.com/articulo.php/1276229890Figura tomada del artículo de Ruddiman (2003). THE ANTHROPOGENIC GREENHOUSE ERA BEGAN THOUSANDS OF YEARS AGO. WILLIAM F. RUDDIMAN.Department of Environmental Sciences, University of Virginia, Charlottesville, VA 22904, U.S.A.http://courses.eas.ualberta.ca/eas457/Ruddiman2003.pdf

Esta entrada se publicó en Noticias en 21 Jun 2005 por Francisco Martín León