Expertos al habla: ¿qué efectos puede tener una 'gota fría' en agosto?

Parece que se confirma, entre el lunes y el miércoles la mayor parte de la Península Ibérica podría verse inmersa en un episodio de lluvias y tormentas fuertes. José Antonio Maldonado, José Miguel Viñas y Francisco Martín analizan el potencial de la situación.

gota fría agosto
Entre el lunes y el miércoles las lluvias podrán ser torrenciales y en algunos casos podrán ir acompañadas de tormenta.

La 'gota fría' prevista para las jornadas del lunes, martes y miércoles está empezando a ganar protagonismo en televisiones, radios y periódicos. Llega en pleno mes de agosto, con altas temperaturas en superficie y un mar Mediterráneo muy caldeado. El episodio tiene todos los condimentos para ser muy adverso, habrá que prestar atención a los modelos de predicción y los avisos de la AEMET. Esto es lo que piensan nuestros expertos.

José Antonio Maldonado, Director de Meteorología de Meteored

Mañana cambiará nuevamente la situación atmosférica. La estabilidad prácticamente generalizada, que caracteriza actualmente a la atmósfera en España, nos abandonará al aparecer una borrasca en superficie, que a partir del lunes tendrá concordancia con lo que sucederá en las capas altas, donde, previsiblemente, habrá un embolsamiento de aire frío, lo equivalente a una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos, antes “gota fría”).

Una DANA muchas veces se asocia a catástrofe aunque no siempre es así, si bien la mayor parte de las ocasiones determina que se produzcan lluvias fuertes y hasta torrenciales, por lo que habrá que estar ojo avizor con la evolución a partir de la jornada dominical.

Las DANA no son nada infrecuentes en las postrimerías del verano o en las primeras semanas del otoño astronómico, sobre todo al final de septiembre y durante el mes de octubre cuando las aguas del Mediterráneo están muy cálidas, del orden de los 26 o 27ºC en la superficie. Por lo que si llega a darse esta situación sería algo completamente normal.

José Miguel Viñas, físico del aire y consultor de la OMM

Las transiciones del verano al otoño en nuestro ámbito geográfico no suelen ser suaves y progresivas, sino que acostumbran a venir caracterizadas por grandes sobresaltos meteorológicos, con cambios bruscos de temperatura y episodios tormentosos generadores de lluvias intensas y granizo, asociados a la irrupción de las primeras vaguadas tras el largo y cálido verano. Ya nos visitó una de ellas hace unos días y una segunda hará lo propio a partir de mañana domingo.

Estamos acercándonos al final del mes de agosto y este comportamiento atmosférico entra dentro de la normalidad, no lo es tanto el hecho que apuntan algunos modelos, como el del Centro Europeo, que prevé la formación de una DANA entre el lunes 26 y el martes 27 centrada en la Península Ibérica. Si se va confirmando esa situación, asistiremos previsiblemente a un episodio de lluvias torrenciales, con especial incidencia en el interior peninsular y/o la zona mediterránea.

Es pronto para estar seguros aún de que esta zona será la más afectada por este anticipo otoñal; todo dependerá de la posición que ocupe la DANA y su configuración, lo que no está exento de incertidumbre, particularmente alta en esta época del año.

Francisco Martín, meteorólogo colaborador de Tiempo.com

Se avecina un episodio singular porque llega de un chorro polar intenso, que se orienta de norte a sur y desarrolla dos 'danas': una afectará al sur del Reino Unido y otra a la Península Ibérica. Es la última la que nos interesa. Los modelos numéricos de predicción actuales siempre tienen dificultades para manejar estas situaciones, especialmente en sus momentos iniciales: cuando el chorro polar elonga la vaguada de niveles altos y aísla a la DANA. ¿Dónde se situará? ¿Cómo y con qué intensidad lloverá? Todo esto se traduce en alta incertidumbre.

El tiempo adverso puede estar garantizado si la DANA salta a la vertiente mediterránea: un escenario posible es que lo haga desde el Golfo de Cádiz por el sur y el otro escenario es que lo haga por la zona centro. Ambas trayectorias deben ser vigiladas pues los resultados pueden ser adversos tanto en el interior como zonas costeras. A esta incertidumbre de la DANA hay que añadir las bajas en superficie que se generen, en tanto que conducirán los vientos y convergencias en capas bajas, algo decisivo en una orografía compleja como la nuestra.

Las danas en agosto se encuentran con un calentamiento diurno que favorece la convección especialmente en el interior, al Mediterráneo no le ha dado tiempo a enfriarse y las humedades ambientales en capas bajas son altas favoreciendo el desarrollo de potentes nubes de tormenta. Todavía hay muchos turistas en las playas y montañas, y los riesgos de fuertes impactos aumentan. No se sabe por dónde atacará la DANA, pero atacará.