Una isla con su propio microclima: el secreto de la isla de Tabarca para tener las aguas más claras del Mediterráneo
Un microclima especial, sus aguas cristalinas y su firme apuesta por la preservación la han convertido en un auténtico tesoro de la Comunidad Valenciana. ¿Adivinas dónde está?

La Comunidad Valenciana es conocida por sus playas y paisajes costeros, pero aunque parezca mentira, aún esconde tesoros poco descubiertos. Entre ellos destaca una isla diminuta que cautiva por su encanto singular. Además, presume de una rareza que la distingue en todo el Mediterráneo: un microclima propio y unas aguas tan claras que parecen irreales.
Tabarca en el mapa: ubicación y acceso a este paraíso marino
Nos referimos a la isla de Tabarca, que se encuentra en plena Costa Blanca. En concreto se encuentra a unos 22 kilómetros de la ciudad de Alicante (formando parte de su municipio) y a apenas 8 kilómetros del municipio de Santa Pola, desde donde parten la mayoría de embarcaciones que en apenas media hora conectan con la isla.
Tabarca Island. This small and little known Mediterranean island, located in front of the city of Alicante, has 55 inhabitants. In the past, its coasts sheltered a refuge for Barbary pirates. pic.twitter.com/tZOxMRNrBx
— Iberian Spirit (@IberianSpirit) August 13, 2023
Con una longitud de poco más de 1.800 metros y una anchura máxima de 400, se trata de la única isla habitada de la Comunidad Valenciana, lo que ya la convierte en una rareza dentro de la geografía española.
Una historia marcada por corsarios y fortificaciones
Lo cierto es que Tabarca no siempre fue un paraíso tranquilo. En el siglo XVIII, la isla estuvo habitada por prisioneros genoveses liberados de Túnez, que se establecieron aquí tras ser rescatados por la Corona española.
Con el objetivo de proteger el enclave de los ataques de piratas berberiscos, se levantaron murallas y fortificaciones, que todavía hoy enmarcan el núcleo histórico y le otorgan una atmósfera medieval. Caminar por sus calles empedradas, entre casas encaladas con contraventanas de vivos colores, es revivir un pasado ligado al mar, la defensa y la resistencia.
Las causas de las aguas cristalinas que rodean a esta isla
Pero lo que realmente distingue a Tabarca no es solo su legado histórico, sino la particularidad de su entorno natural. Y es que esta isla cuenta con un microclima único en el Mediterráneo: la combinación de corrientes marinas, su aislamiento geográfico y la escasa contaminación provocan que el agua que la rodea sea excepcionalmente clara, con la presencia de importantes praderas de posidonia.
A ello se suma un hecho pionero, pues en 1986 Tabarca se convirtió en la primera reserva marina de España. Gracias a esta protección, la sobreexplotación pesquera quedó regulada y los ecosistemas submarinos comenzaron a recuperarse. Hoy, las praderas de posidonia, los bancos de peces multicolores y la transparencia del agua hacen de Tabarca un lugar privilegiado para el buceo y el snorkel.
Un recorrido sensorial entre mar, historia y gastronomía
Quien llega a Tabarca encuentra mucho más que un entorno natural privilegiado. La isla ofrece una experiencia completa: desde paseos por sus murallas declaradas Bien de Interés Cultural, hasta la visita a la iglesia barroca de San Pedro y San Pablo o al pequeño museo isleño que explica la historia del lugar y su relación con el mar.
Iglesia barroca de S. Pedro y S. Pablo de Tabarca, Alicante.Construida en el S XVIII con piedra arenisca,es BIC como el conjunto amurallado. pic.twitter.com/DFGF5ZNpqU
— Patrimonio Arq. Val. (@PAT_ARQ_VAL) February 20, 2017
No se puede hablar de Tabarca sin hablar de su gastronomía, con un plato estrella que se ha convertido en bandera: el caldero tabarquino, un guiso marinero a base de pescado fresco y arroz, heredero de las recetas tradicionales de los pescadores.
A pesar de recibir un flujo importante de visitantes en verano, Tabarca conserva la sensación de aislamiento. Una vez que el último barco de excursión parte al atardecer, la isla recupera su silencio, iluminada por el faro que desde 1854 guía a los navegantes. Con menos de 50 residentes permanentes, dormir en Tabarca permite vivir la isla casi como ellos: en completa tranquilidad, con la brisa del mar y el murmullo de las olas como compañía constante.