Qué es el Geocaching: la búsqueda del tesoro con GPS
Descubrir lugares sorprendentes, y pequeños tesoros, con la ayuda del GPS se ha convertido en un plan irresistible para millones de personas en todo el mundo.

El Geocaching, que nació hace ya un cuarto de siglo, es mucho más que un simple pasatiempo. Con un teléfono móvil y ganas de explorar, cualquiera puede lanzarse a la búsqueda de tesoros escondidos en los rincones más inesperados. Desde parques urbanos hasta montañas remotas, esta actividad combina aventura, turismo y un toque de misterio.
Todo empezó en el año 2000, cuando Dave Ulmer, un informático de Oregón, decidió probar las nuevas posibilidades del GPS civil. Guardó una caja con objetos en el bosque, compartió las coordenadas y esperó a ver quién la encontraba. Lo que parecía un experimento se transformó en un fenómeno mundial que hoy reúne a más de tres millones de jugadores activos.
Cómo funciona el Geocaching
La dinámica del Geocaching es sencilla: alguien esconde un objeto y comparte las coordenadas GPS en la aplicación oficial. A partir de ahí, el reto es llegar hasta el lugar y localizarlo sin hacer demasiado ruido. Puede estar bajo una piedra, camuflado en un tronco o incluso en plena ciudad, detrás de una señal de tráfico o entre dos ladrillos.
Geocaching is 25 years old this year!
— Geocaching (@GoGeocaching) September 22, 2025
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Video by gc_el_sliepo.#geocaching pic.twitter.com/lQFhT3Ht3t
Lo que se busca no es un tesoro de valor económico, sino un contenedor, también llamado “cache”, que suele incluir un pequeño cuaderno donde los participantes firman su hallazgo. Algunos añaden objetos para intercambiar, siempre respetando la regla de dejar algo a cambio. Después, el hallazgo se registra en la app, que guarda el historial de cada explorador.
El encanto del Geocaching radica en esa mezcla de tecnología y naturaleza. Es un plan que invita a caminar, a fijarse en los detalles del entorno y a descubrir sitios que quizá nunca habrías visitado de otra manera. Para muchos, es también una forma diferente de viajar, porque cada destino se convierte en un tablero de búsqueda.
Geocaching: 25 años de rutas, coordenadas y sorpresas
El aniversario número 25 del Geocaching llega con unas cifras que impresionan: más de tres millones de escondites activos en 191 países. Desde el hielo del Ártico hasta la jungla sudamericana, pasando por monumentos icónicos como la Torre Eiffel, siempre hay un “cache” esperando ser descubierto.

Este éxito internacional no habría sido posible sin la apertura del GPS para uso civil a finales de los noventa. Aquel gesto permitió a cualquier persona acceder a una precisión de coordenadas que antes era exclusiva del ámbito militar. Ulmer fue el primero en ver su potencial lúdico, y el tiempo le dio la razón: hoy hablamos de una comunidad internacional que no para de crecer.
En España, la afición también ha calado hondo. Desde rutas de montaña en Pirineos hasta escondites urbanos en Madrid o Barcelona, la red de tesoros sigue aumentando. Quienes practican Geocaching suelen destacar la emoción del hallazgo, pero también la satisfacción de mantener vivo un juego basado en la cooperación y el respeto por el entorno.
Un juego para todas las edades y estilos de vida
Aunque pueda sonar a pasatiempo infantil, lo cierto es que la edad media de los jugadores es bastante alta. Muchos son jubilados que disfrutan del senderismo, parejas que buscan planes distintos o grupos de amigos que combinan la excursión con la aventura. Aun así, también existen versiones pensadas para los más pequeños, lo que lo convierte en una actividad familiar ideal.
Q9. ️ Do you prefer caches with epic views or clever hides? #USGeocachingHour@KennyMasonMady varies but nothing better than finding the cache while overlooking something majestic. Or being brought to an area that is breathtaking. pic.twitter.com/uTgEmUCLD9
— US Geocaching Hour (@USGeocaching) September 23, 2025
El formato es flexible: hay contenedores del tamaño de una fiambrera y otros tan diminutos que caben en la punta de un dedo. Esa variedad añade un plus de dificultad y mantiene el interés incluso entre los más experimentados. Algunos requieren pistas adicionales, ingenio o incluso resolver acertijos para poder encontrarlos.
El acceso es abierto: basta con descargar la app oficial. Existe una versión gratuita con miles de opciones y otra de pago con retos más complejos. Pero lo fundamental es la experiencia: estar al aire libre, seguir el mapa, dejarse guiar por la curiosidad y, al final, firmar el pequeño libro de registro que confirma la misión cumplida. El Geocaching, en definitiva, ha logrado lo que pocos juegos han conseguido: unir a millones de personas en una aventura real, lejos de las pantallas y cerca de la naturaleza.