Machu Picchu enfrenta la amenaza de perder su lugar entre las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, aquí los motivos

La ciudadela inca atraviesa una crisis marcada por conflictos sociales, irregularidades en la gestión turística y tensiones con la organización New7Wonders, que advierte sobre la posible pérdida de su estatus como una de las Nuevas Siete Maravillas.

Machu Picchu
Machu Picchu se encuentra, una vez más, en el centro de un dilema global: cómo proteger el patrimonio cultural frente a las presiones del presente.

Machu Picchu, orgullo cultural del Perú y joya arquitectónica de los incas, atraviesa una crisis que podría costarle su lugar en la lista de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. La organización suiza New7Wonders (N7W), responsable de la votación global que en 2007 distinguió al santuario, lanzó una advertencia contundente: el exceso de turistas, la falta de gestión en los accesos y los conflictos sociales ponen en riesgo su prestigio internacional.

El comunicado difundido esta semana señala que la “alta presión del turismo, el alza de precios, las irregularidades en la venta de boletos, el deterioro del transporte terrestre y los conflictos sociales” afectan la credibilidad de la ciudadela.

La advertencia no solo tiene un alcance simbólico: perder el reconocimiento podría implicar también un duro golpe económico para la región y para el país, que ha visto en el turismo a Machu Picchu una fuente clave de ingresos.

El peso de la distinción

La inclusión de Machu Picchu en la lista de maravillas modernas, tras una votación con más de 100 millones de electores en todo el mundo, le otorgó en 2007 un lugar privilegiado junto a monumentos como el Coliseo de Roma, la Gran Muralla china, el Cristo Redentor de Río de Janeiro, Petra, el Taj Mahal y Chichén Itzá.

Más allá de las críticas sobre el sistema de votación, la Unesco respaldó la designación, incorporando así un reconocimiento que disparó la llegada de visitantes y consolidó al Perú como un destino turístico global. Actualmente, unas 4.500 personas ingresan diariamente a Machu Picchu, una cifra que equivale a cerca de un millón y medio de visitantes por año, similar a los niveles prepandemia.

Sin embargo, ese éxito es hoy parte del problema. Especialistas en patrimonio cultural advierten que se requieren planes de gestión más estrictos para evitar que el turismo masivo comprometa la conservación del santuario.

Conflictos en la región

La presión social se ha sumado a los problemas de sostenibilidad. Durante la semana pasada, las protestas en la zona de Cusco paralizaron los accesos a Machu Picchu y obligaron a evacuar a más de 2.300 turistas varados en estaciones de tren. El Frente de Defensa de los Intereses de Machu Picchu bloqueó vías del servicio de Inca Rail, exigiendo que la concesión de transporte hacia la ciudadela, vencida tras 30 años, sea otorgada a una empresa local.

Los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales dejaron al menos 14 efectivos heridos, en un nuevo episodio de tensión que evidencia la fragilidad de la relación entre las comunidades, las autoridades y el sector turístico.

Machu Picchu
El éxito de Machu Pichu es hoy parte del problema.

La Defensoría del Pueblo intervino para abrir canales de diálogo. “Esperamos que esto se supere con la búsqueda de consenso entre pobladores, alcaldes y autoridades”, señaló su representante, Óscar Luque. Por el momento, la huelga ha quedado en suspenso, pero las negociaciones continúan.

Respuestas y desacuerdos

El Ministerio de Cultura de Perú reaccionó a las advertencias de N7W defendiendo la gestión nacional del patrimonio. A través de un comunicado en la red social X, remarcó que la Unesco es “el único organismo competente” para decidir sobre el estatus de Machu Picchu como Patrimonio de la Humanidad, categoría que ostenta desde 1983 y que nunca estuvo en cuestión.

El gobierno destacó, además, que en la última reunión del Comité de Patrimonio Mundial celebrada en París en julio pasado, la Unesco valoró positivamente las mejoras en la gestión de visitantes y las herramientas de monitoreo y conservación implementadas.

Un futuro incierto

La alerta de N7W funciona como una señal de alarma internacional, pero también como un llamado urgente a que Perú adopte medidas más rigurosas para garantizar la sostenibilidad del santuario. El reto es claro: equilibrar la conservación de un legado invaluable con las demandas económicas de las comunidades locales y las expectativas de millones de turistas.

Machu Picchu se encuentra, una vez más, en el centro de un dilema global: cómo proteger el patrimonio cultural frente a las presiones del presente sin perder el encanto que lo convirtió en símbolo de la historia universal.