El pueblo medieval mejor conservado de Europa está en España: un tesoro del siglo XII

Porque sí, Teruel existe, y en su corazón guarda uno de los mayores tesoros medievales de Europa, un precioso pueblo donde el tiempo decidió detenerse.

Mirambel
El paisaje que rodea Mirambel refleja su papel estratégico: montañas y valles que servían de defensa natural a este enclave templario.

Durante años, Teruel ha permanecido fuera del radar turístico, pasando desapercibida para muchos. Sin embargo, en su territorio se encuentra uno de los pueblos medievales mejor conservados de Europa, un auténtico testigo del siglo XII que conserva intacta su arquitectura, sus murallas y su esencia histórica.

Una joya escondida en el Maestrazgo

Nos referimos a Mirambel, un enclave mágico situado en la comarca del Maestrazgo, a unos 160 kilómetros de Teruel capital y muy cerca del límite con Castellón.

Con apenas 130 habitantes, Mirambel ha sido reconocido por la Unión Europea con el Premio Europa Nostra por ser el pueblo medieval mejor conservado del continente.

Fundado en el siglo XII por la Orden del Temple, el pueblo se desarrolló como un enclave defensivo dentro de la red de fortificaciones templarias del Maestrazgo. Su nombre proviene del latín mirabilis bellus, que significa “hermoso para mirar”, una definición que sigue siendo exacta ocho siglos después.

Un recinto amurallado que conserva intacta su estructura medieval

La mayor singularidad de Mirambel es su conjunto amurallado perfectamente conservado, una auténtica cápsula del tiempo que transporta al visitante al Medievo. La muralla, de casi dos kilómetros de perímetro, se mantiene prácticamente intacta, con sus torres, portones y almenas originales. Cinco puertas permiten el acceso al interior, siendo la más famosa la Puerta de las Monjas, coronada por un bello mirador cerrado con celosías de yeso.

Dentro del recinto, las calles empedradas serpentean entre casas de piedra arenisca con balcones de hierro forjado y portales adovelados. La armonía arquitectónica aquí es absoluta: no hay cables, carteles ni alteraciones modernas que rompan la estética medieval. Todo parece tal y como era hace siglos, un mérito fruto de una meticulosa restauración llevada a cabo en la década de 1980 bajo la dirección del arquitecto Fernando Aguerri.

El alma templaria y su legado histórico

Durante la Edad Media, Mirambel fue un enclave estratégico bajo la protección de la Orden del Temple y, posteriormente, de la Orden de San Juan. En el siglo XV, el pueblo alcanzó su máximo esplendor, con una economía basada en la agricultura y la ganadería, y una organización social de corte casi feudal.

Mirambel
Detalle de un balcón de madera típico de Mirambel, conservado como en la época medieval.

El visitante puede descubrir este legado en edificaciones como el Castillo de Mirambel, convertido en ayuntamiento, o en la Iglesia de Santa Margarita, del siglo XV, con una torre de estilo gótico aragonés. También destacan los conventos de las Agustinas y de las Monjas Clarisas, que aportan una serena espiritualidad al conjunto.

Un galardón europeo al respeto por la historia

En 1981, Mirambel fue galardonado con el Premio Europa Nostra, concedido por la Unión Europea, en reconocimiento a su excelente conservación del patrimonio arquitectónico y urbano.

Gracias a este esfuerzo, Mirambel es hoy un museo habitado, donde las tradiciones continúan vivas. Sus habitantes mantienen las costumbres, celebran fiestas populares y cuidan cada rincón con el orgullo de saberse guardianes de un legado irrepetible.

Es tal la belleza de este pueblo que no ha pasado desapercibida para el cine. Y es que en 1994, Mirambel fue escenario de la película “Tierra y libertad” de Ken Loach, que retrató la Guerra Civil española. El director británico quedó fascinado por el aspecto inalterado del pueblo, capaz de evocar otra época sin necesidad de decorados.

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