La cigarra: la banda sonora del verano

Llega el calor y, con él, aparecen las cigarras y su característico rechinar en nuestros campos y ciudades. Un sonido tan típico del verano que hace que algunos les teman, pues nos avisan de que las temperaturas están empezando a apretar.

Junto a las bicicletas, las cigarras son parte del verano.
Junto a las bicicletas, las cigarras son parte del verano.

Avanza el verano y, mientras en algunas zonas las tormentas siguen siendo las protagonistas, las temperaturas continúan apuntando alto en buena parte del país. Con ola de calor o sin ella, las calles y los campos siguen siendo un hervidero, y muchos animales e insectos nos mandan señales que demuestran esta evidencia.

¡Te vas a achicharrar!

Uno de los insectos más característicos de la época estival en la que nos encontramos es la cigarra, más conocida comúnmente como la chicharra. De la familia de la Cicadidae, la cigarra común (Cicada orni) es quien pone la banda sonora cada verano en nuestro país. Un sonido -que no canto- algo molesto para muchos, y que se acelera con el aumento de las temperaturas máximas. Y es que, cuanto más intenso es el calor, más intenso se vuelve el chirrido de estos simpáticos insectos.

La forma correcta para denominar este sonido sería decir que las cigarras estridulan, y para ello utilizan unos sacos de aire alojados en su abdomen que se inflan y desinflan a través de unas membranas llamadas timbales, y no con el roce de las alas como hacen los grillos o a través de la boca, como muchos creían. Este chirriar constante -el cual puede llegar incluso a alcanzar los 86 Hz-, a pesar de parecer monótono y resultar -a veces- irritante es en realidad un aviso de la naturaleza, pues son los machos los encargados de estridular con el fin de marcar territorio ante sus competidores, atraer sexualmente a las hembras o como señal de alarma.

Un chirriar que, además de coincidir con la época de celo, es producido durante el verano y, especialmente, en las horas centrales del día -coincidiendo, además, con la hora de la siesta- donde se registran las temperaturas más altas. Ante esto se suele decir aquella frase de: “Me estoy achicharrando”, en la cual se hace una clara referencia a las chicharras y a su presencia en los momentos máximos de calor.

A pesar de ser diminutas, las hormigas desarrollan una capacidad sorprendente para reaccionar ante el calor y proteger sus hogares.
A pesar de ser diminutas, las hormigas desarrollan una capacidad sorprendente para reaccionar ante el calor y proteger sus hogares.

El calor no le sienta bien a muchos animales e insectos

Al igual que el cuerpo humano, muchos animales e insectos son buenos indicadores del tiempo, especialmente de las altas temperaturas. Magníficos termómetros que nos avisan de cuán calurosa está siendo la jornada. Al igual que las cigarras, los grillos aumentan la frecuencia de sus chirridos a medida que la temperatura aumenta.

Las hormigas, al aumentar las temperaturas, reaccionan acondicionando sus hormigueros. Empiezan a sacar tierra, hacen cámaras de ventilación mediante pequeños agujeros y chimeneas, y hasta tapan sus entradas colocando gran cantidad de hojas sobre ellas, para mantener así una temperatura constante y agradable dentro de su hogar.

Las vacas, por su parte, a medida que aumenta el calor, se vuelven cada vez más intranquilas y, por ende, mueven más la cola. Y las cucarachas, a pesar de estar presentes prácticamente todo el año, son especialmente activas durante el verano, pues salen de sus escondrijos y buscan el frescor en otros ambientes. Nuestros hogares, por ejemplo. De ahí que, en verano, se multipliquen las plagas de estos insectos en casas y comercios.