De la niebla densa a la transparencia absoluta

El aire puro es un gas transparente, pero el aire atmosférico está siempre cargado de partículas de polvo que disminuyen esta transparencia. Los grados extremos son visibilidad nula que corresponde a la niebla densa y la visibilidad máxima, correspondiente a la transparencia absoluta.

Niebla densa esta mañana en la AEMET Ciudad Universitaria. Foto de Fernando Llorente.


En meteorología estas variaciones del alcance visual reciben el nombre de visibilidad horizontal, que la podemos definir como la distancia máxima a la que un observador puede distinguir claramente algunos jalones de referencia en el horizonte; estos objetos son puntos conocidos que nos indican diferentes distancias desde el lugar de observación. Por ejemplo una flor de 5cm de altura se la podría distinguir a 50m o una oveja a 500m.

Visibilidad horizontal y visibilidad vertical

La visibilidad es distinta según se mire en horizontal o en vertical. La visibili­dad horizontal puede variar de la vertical -máxima distancia que vería el observador sobre su cabeza-, la cual es, casi siem­pre, mucho mejor. La explicación a este fenómeno es debida a que el motivo princi­pal del enturbia­miento del aire es la presencia de polvo en su seno, el cual tiende a juntarse por su propio peso en las capas inferiores de la atmósfera, por tanto la visibilidad dirigida en sentido horizontal tiene que atravesar estos estra­tos más turbios en todo su grosor, mientras que la visibili­dad vertical los atraviesa en el sentido de menor espesor.

Niebla

Como acabamos de ver, la visibilidad se ve reducida por la suspensión de partícu­las de polvo en el aire; si además estas partículas capturan con facilidad moléculas de vapor  de agua, son higroscópicas, formando  pequeñísimas gotículas, la visibilidad disminuirá notablemente.

Cuando es inferior a un kilómetro en meteorología lo llamamos niebla. Este meteoro provoca sensación de frío y de humedad, además de ser pegajoso, y a veces "moja" de verdad; tiene un color blanquecino o gris y cuando tiene poco espesor vertical, será más o menos visible el cielo sobre el observador. Al reducir considerablemente la visibilidad, este fenómeno puede afectar seriamente el desarrollo de la vida cotidiana y producir situaciones de alto riesgo.

Otra toma de esta mañana en AEMET Ciudad Universitaria. Foto de Fernando Llorente.

La niebla tiene una constitución idéntica a las nubes acuosas, de las cuales se diferencia en su formación, mientras estas últimas lo hacen por elevación y enfriamiento del aire hasta alcanzar el nivel de condensación, la niebla se forma por aumento del vapor de agua o por su enfriamiento hasta llegar a la saturación; y en el lugar de su creación, ya que está, más o menos, en contacto con el suelo. Por ejemplo, un observador situado en el llano puede indicar la presencia de nubes bajas en las cercanías de una montaña, mientras que otro situado en ella puede estar inmerso en una niebla más o menos densa.

Para que se produzca este hidrometeoro, o meteoro acuoso, es impres­cindible la existencia de tres factores, una inversión de tempera­tura -aumen­to del valor térmico con la altura- que dificulte los movimientos verticales del aire, poco viento y una humedad relativa próxima al 100%. Las épo­cas más propi­cias para su for­ma­ción son durante el final del otoño, casi todo el in­vierno y co­mienzo de la prima­vera; aun­que no son descarta­bles en otros mo­mentos del año.

Diferencia entre niebla, neblina y calima

La bruma o neblina se diferencia de la niebla solamente en el menor tamaño y menor cantidad de las gotitas microscópicas que la forman y que por tanto implica un menor grado de reducción de la visibilidad. Así que hablaremos de neblina cuando esta disminución esté comprendida entre 1 y 10 kilómetros y siempre que la humedad relativa sea superior al 80%. En la neblina no se sien­te la impresión de humedad y de frío que hay en la niebla. Tie­ne un color más o menos grisá­ceo.

La calima se diferencia de la neblina, simplemente, en que la humedad relativa debe ser inferior al 80% -algunos autores rebajan este límite al 70%-, siendo el grado de visibilidad el mismo, por lo que podría llamarse "neblina seca". El aire está turbio, formando un velo continuo sobre el paisaje, cuyos colores aparecen sin brillo y el horizonte borroso. La calima alcanza su mayor intensidad los días calurosos y secos, ya que el sol la refuerza, al contrario que con la niebla o la neblina, que suele eliminarlas, de ahí el conocido refrán: "Mañanita de niebla, tarde de paseo".