Algo extraño está ocurriendo en la Antártida: descubren un fenómeno que acelera la pérdida de hielo marino
Desde 2015, el hielo marino antártico retrocede sin pausa. Un nuevo estudio revela que el inesperado fenómeno podría marcar el ingreso a una nueva fase del sistema climático que ningún modelo preveía.

El aumento inusitado en la salinidad del agua alrededor de la Antártida está desafiando lo que se sabía hasta ahora sobre el hielo marino. Un estudio publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que la capa de hielo que rodea el continente blanco se está retirando sostenidamente desde el 2015 y que este fenómeno podría no ser una fluctuación pasajera, sino el ingreso a una nueva fase del sistema climático austral que acelera el deshielo.
Los científicos utilizaron datos satelitales y mediciones de robots submarinos, para rastrear cómo han evolucionado la salinidad, la temperatura y la extensión del hielo durante los últimos 15 años.

“Esperábamos que el deshielo aportara más agua dulce al océano y redujera la salinidad en la superficie, como siempre se había observado”, señaló Alessandro Silvano, oceanógrafo de la Universidad de Southampton y parte del equipo de investigación. “Pero descubrimos lo contrario: las aguas superficiales se están salando, y eso cambia las reglas del juego”.
De capas estables a mezcla vertical
El océano antártico, como muchos otros, suele tener aguas superficiales más frías, menos saladas y por lo tanto menos densas, que flotan sobre aguas más cálidas y saladas que permanecen a mayor profundidad. Los científicos llaman a esto estratificación. Esta estructura y composición impide que el calor del fondo ascienda y ayuda a mantener la superficie fría, condición necesaria para que se forme hielo marino.
Pero si la capa superior se vuelve más salada, también se vuelve más densa. Esa densidad extra le permite hundirse y perforar las capas inferiores. El resultado es un proceso denominado circulación vertical, por el que las aguas más cálidas y profundas ascienden hasta la superficie.

Ese calor, al entrar en contacto con el hielo marino desde abajo, derrite la capa flotante incluso durante los meses más fríos del año. A la vez, el ascenso de aguas profundas arrastra más sal hacia arriba, reforzando la salinidad superficial.
Así, el ciclo se retroalimenta: más salinidad genera más mezcla, que genera más calor, que derrite más hielo, que permite mayor absorción solar, y así sucesivamente.
Un punto de inflexión en 2015
Según el estudio, este mecanismo comenzó a operar con fuerza a partir de 2015, año en el que se observó un colapso abrupto y sostenido de la extensión del hielo marino antártico. Desde entonces, se perdió una superficie de hielo comparable a Groenlandia. A diferencia de otras oscilaciones, este retroceso no se ha revertido.
“Podríamos estar ante un cambio de estado del sistema”, advierte el equipo. Hasta hace poco, los modelos climáticos asumían que el calentamiento global provocaría un aumento de las precipitaciones y del derretimiento superficial, lo que aportaría agua dulce al océano y reforzaría la estratificación. Pero este nuevo fenómeno muestra lo contrario: más calor y más sal en la superficie, lo que acelera la pérdida de hielo.
Un cambio que afecta al planeta entero
La desaparición del hielo marino antártico no es solo un problema polar. Ese hielo actúa como un gran espejo que refleja parte de la radiación solar hacia el espacio. Sin él, el océano oscuro absorbe más energía, lo que intensifica el calentamiento global. Además, al exponerse más superficie oceánica al aire, se libera más calor hacia la atmósfera, lo que se traduce en más energía para las tormentas y cambios en los patrones climáticos globales.

También hay consecuencias ecológicas. El krill antártico, base de la cadena alimentaria marina en esa región, se alimenta de algas que crecen bajo el hielo. Sin esa plataforma flotante, las poblaciones de krill podrían colapsar, afectando a peces, pingüinos, focas y ballenas. Los pingüinos emperador, en particular, necesitan hielo marino para reproducirse y criar a sus crías.
Lo que pasa en la Antártida no se queda en la Antártida
Los investigadores recuerdan que muchos de estos procesos fueron observados en terreno durante el invierno de 2016, cuando se reabrió una polinia —una especie de agujero en el hielo— en la región de Maud Rise. Esa ventana sin hielo permitió medir directamente cómo el calor emergía desde el fondo y derretía el hielo desde abajo.
Aunque todavía se desconoce la causa precisa del aumento de salinidad -podría estar relacionado con cambios en la circulación oceánica, en los vientos o en la dinámica del hielo-, los científicos subrayan que este comportamiento no estaba previsto en los modelos actuales.
“El sistema antártico está cambiando más rápido de lo que anticipábamos”, concluyó Silvano. “Necesitamos revisar nuestros modelos, reforzar el monitoreo y prepararnos para cambios abruptos que ya están en marcha”.
Referencias de la noticia
Rising surface salinity and declining sea ice: A new Southern Ocean state revealed by satellites, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (27) A. Silvano,A. Narayanan,R. Catany,E. Olmedo,V. González‐Gambau,A. Turiel,R. Sabia,M.R. Mazloff,T. Spira,F.A. Haumann,& A.C. Naveira Garabato.