El turismo está llevando las conchas marinas a la extinción, los biólogos marinos explican qué está sucediendo
Millones de manos se llevan recuerdos que el mar aún necesita. Cada souvenir recolectado deja un vacío en nuestras playas, y lo que pareciera inofensivo se vuelve una gran pérdida acumulada.

Mientras el olor salado inunda sus fosas nasales, y el calor del sol te acaricia el rostro, alguien camina por la orilla. Entre los finos granos de arena, algo brilla. Una pequeña concha llama su atención, se agacha y la recoge. Será un lindo recuerdo de vacaciones, ¿cierto? Este es un simple acto que se repite millones de veces en todo el mundo.
Sumemos ahora a estos cientos de millones los turistas nacionales, que representan un volumen mucho mayor, potencialmente 3 veces el número de turistas internacionales. ¿Cuánto representaría esto en pérdidas de conchas? Si ajustamos las proporciones, podríamos elevar la estimación combinada de conchas retiradas más allá de los cientos de millones anuales.
¿El problema? No solo deja un vacío en la arena, también lo deja en todo un ecosistema. Lo que se reconoce como un ritual típico de verano, un acto inocente, va teniendo un impacto cada vez más mayor. Miles de millones de personas, al visitar las playas cada año, a menudo se llevan cubetas enteras y, con el tiempo, la mayoría de esas conchas terminan en la basura.

El crecimiento turístico es vertiginoso y genera enormes beneficios económicos, pero, sin control, va acompañado de una pérdida silenciosa. A la vez que el turismo se multiplica, la disponibilidad de conchas se desploma. Lo que hoy parece un simple “souvenir”, mañana puede traducirse en ecosistemas más pobres, playas más erosionadas y especies sin refugio.
La vida secreta de las conchas
Pareciera que las conchas y caracoles que reposan en la arena son simples restos del mar, un adorno efímero que la marea deja al retirarse. Pero son mucho más que eso. Son piezas clave en un engranaje natural que mantiene vivas y estables las playas.
Para empezar, son una oportunidad única de refugio y supervivencia para muchos seres marinos. Las conchas y caracoles vacíos son viviendas potenciales para cangrejos ermitaños, microalgas, esponjas y otros organismos.
Además, juegan un rol fundamental en la estabilidad física de las playas. Sus fragmentos se mezclan con la arena y ayudan a reforzar la costa frente a la erosión. Aunque pequeñas, ayudan a mantener la arena en su lugar y evitan el arrastre por la marea, ayudando a que las playas mantengas su forma y firmeza.
Las conchas marinas no son souvenirs, son hogares No seas ese tipo de turista, amix #conchasmarinas #conchasdemar #conchas #mar #medioambiente #notelleveslasconchas #pictoline pic.twitter.com/Af91VDgo38
— pictoline (@pictoline) April 17, 2025
Al descomponerse, las conchas liberan carbonato de calcio, crucial para mantener el pH de la arena y favorecer la formación de nuevas estructuras coralinas. Además, modifica el pH del océano, ayuda a reciclar calcio y otros elementos al mar y contribuye al mantenimiento de los ciclos vitales dentro del agua, incluida la generación de nuevas caracolas.

La desaparición de estas estructuras pone en riesgo un equilibrio ecosistémico frágil. Y nos deja especies sin refugio, playas más erosionadas y ecosistemas menos resilientes frente al cambio climático.
Hacia un turismo con conciencia
Aunque los biólogos marinos vienen alertando desde hace años esta problemática, ya son visibles e inevitables los efectos de la actividad humana en las playas. Pero aún podemos minimizar el impacto. ¿Cómo podría lograrse? Por medio de la educación ambiental, esa es la tarea de orden. Desde hace décadas, esto, además, está técnicamente prohibido en varios lugares.
En 2024, el turismo internacional global podría haber supuesto (mínimo) la pérdida de entre 73 y 174 millones de conchas marinas.
En España, la Ley de Costas establece que arena, piedras, conchas y fósiles son bienes de dominio público y su extracción sin permiso es ilegal. En el Reino Unido, el Coast Protection Act 1949 regula la recolección en playas, y en Sanibel Island (Florida) desde 1995 está prohibido recoger conchas con organismos vivos, así como equinodermos y otras especies marinas.
Disfrutar de vacaciones en una playa y cuidar de ella, no deberían ser mutuamente excluyentes. La experiencia no será de menor calidad si dejamos la conchita en su lugar. No llevaremos el recuerdo físico, pero nos queda una conexión más profunda y respetuosa con la naturaleza. Aprendamos a valorar y cuidar realmente a nuestras costas.
Referencias de la noticia
Las conchas marinas no son un ‘souvenir’: los científicos explican por qué es mejor dejarlas en la playa. 7 de agosto de 2025. Facundo Macchi. Noticia periodística en El País.
Vanishing Clams on an Iberian Beach: Local Consequences and Global Implications of Accelerating Loss of Shells to Tourism. 8 de enero de 2014. Michał Kowalewski, Rosa Domènech y Jordi Martinell. Revista Plos One.