Unos físicos gallegos en Nature: la velocidad de propagación y la energía de los incendios se están disparando en España

El crecimiento descontrolado de las especies vegetales en el medio rural de España dispara la tasa de propagación de los incendios en nuestro país, según el estudio

Bomberos entre llamas en un incendio forestal
Los incendios forestales cada vez serán más virulentos

Factores ambientales y otros factores que influyen en el crecimiento de la vegetación contribuyen a que aumente la velocidad de propagación de los incendios que se originan intencionada o naturalmente, provocando que estos sean más virulentos, según unos físicos gallegos.

¿Qué dicen los datos al respecto?

Un estudio publicado en la revista Nature en enero de 2025, que ha contado con el apoyo de la Agencia Estatal de Investigación, indica que más del 50 % de los fuegos ocurridos en España que superan las 500 hectáreas, propagándose además entre un 2 % y un 8 % más rápido en los últimos 20 años.

Los incendios necesitan varias cosas: mucho combustible en forma de vegetación y condiciones que sean secas y cálidas”

Según los autores del estudio, estos efectos son más frecuentes en zonas del noroeste peninsular, donde el impacto del cambio climático es especialmente agresiva en estas regiones. Al final del verano se repiten los días con temperaturas superiores a 30 ºC, junto con la escasez de precipitación acumulada durante los meses previos, reduciendo de forma drástica la humedad retenida por la vegetación.

Tenemos una vegetación más abundante

Las plantas necesitan agua, luz, CO₂, nutrientes y espacio para realizar la fotosíntesis, crear su propio alimento y desarrollarse correctamente. Un calor moderado y un mayor nivel de CO₂ en la atmósfera, estimulan mayor crecimiento de las plantas, que se convierten en una mayor cantidad de combustible disponible para los fuegos forestales en momentos de sequía y olas de calor.

Según los investigadores, la presencia de vegetación viva como hierba o arbustos, tiene una influencia mayor en la expansión de los incendios, a diferencia de la vegetación muerta. Porque en los meses de verano, los valores de déficit de humedad provocan que las plantas sean muy sensibles a pequeños cambios.

El crecimiento de las especies vegetales en el medio rural y los montes incrementa un 20,7 % la tasa de propagación de los incendios.

La actual crisis climática tiene un mayor impacto sobre la vegetación cuando esta se une a factores como las olas de calor, generando las condiciones ideales para que los incendios se extiendan fácilmente.

Necesitamos políticas de prevención

Los cambios que se han producido en los usos de la tierra, abandono del campo, repoblaciones de pino o plantaciones de árboles no autóctonos, como el eucalipto en Galicia, en grandes extensiones de superficie, hacen imprescindible la necesidad de políticas preventivas efectivas.

Incendio forestal con un bosque en llamas
La limpieza de la maleza es una medida de protección de los ecosistemas

Los investigadores advierten que es muy complicado llevarlas a cabo, porque actualmente es casi imposible desbrozar toda la cantidad de terreno que se encuentra en esta situación. Se deben respetar los espacios naturales protegidos con una política más restrictiva, pero también más eficaz que proporcione un mantenimiento preventivo real contra incendios.

Es fundamental reducir los riesgos, las imprudencias, evitar accidentes y concienciar a la gente, tanto del campo como a los visitantes, en el uso correcto del fuego fuera de la época estival o durante episodios ventosos. La prohibición de dejar basura en la naturaleza, cuidar y proteger el entorno natural y también endurecer la responsabilidad contra delitos o atentados ambientales especialmente los provocados por pirómanos.

Concienciar pasa por divulgar y formar

Es necesaria la divulgación ambiental para que cualquier persona sea consciente de los riesgos y repercusiones que entraña una catástrofe ambiental como son los grandes incendios.

No sólo se quema el patrimonio natural que vemos, sino también parte de nuestro pulmón, del que mitiga las altas temperaturas y se hace imprescindible cuando el calor se hace insufrible. Pulmón que nos permite respirar aire limpio y no tan contaminado.

Los montes, el bosque, nos dan sombra, frescor, calma, paz, incluso cobijo. No sólo se arden árboles, arbustos y sotobosque, se queman o pierden su sustento miles de animales, hasta los minúsculos que no vemos pero realizan funciones básicas para el ecosistema.

Nos proporcionan madera, combustible, alimentos y son fuente de energía y sí, de riqueza. Una riqueza verde que algún día fue el sustento de otras generaciones. Somos ricos por tener un tesoro así y no sabemos valorarlo como se merece para protegerlo del peligro que suponemos nosotros mismos.

En el futuro, más calor y menos plantas

Las proyecciones de este equipo determinan que el calentamiento del planeta y las condiciones de sequedad se endurecerán si no hacemos nada por evitarlo. La vegetación no cambiará mucho, pero habrá menos plantas porque los incendios serán más graves.

Los investigadores auguran que a finales de este siglo, el 92 % de los grandes incendios serán más virulentos y veloces a la hora de extenderse por la península.

La velocidad de propagación media crecerá un 12,7 % por el calor y un 9,9 % por el crecimiento de la vegetación. Otros datos indican que la energía liberada y la longitud de las llamas aumentarán un 11,7 % para finales de siglo.

Con el agravamiento de las condiciones ambientales y la no reversión de la situación sociodemográfica, si tenemos en cuenta las proyecciones, será muy complicado erradicar el fuego de nuestro paisaje. Según el autor principal del estudio, existen opciones para evitar la extensión de eventos extremos: concienciar y abandonar a nivel global los combustibles fósiles a medio y largo plazo.

Referencia de la noticia:

Senande-Rivera, M., Insua-Costa, D. & Miguez-Macho, G. Climate change aggravated wildfire behaviour in the Iberian Peninsula in recent years. npj Climate and Atmospheric Science 8, 19 (2025). https://doi.org/10.1038/s41612-025-00906-3