El refranero primaveral: "Abril sin granizar, ni se vio ni se verá"

Encontramos en el refranero meteorológico muchas referencias al tiempo cambiante que caracteriza a la primavera. Abundan los refranes alusivos a los vientos de marzo y los fríos todavía presentes en ese mes, así como a las lluvias de abril y mayo, con chaparrones y tormentas.

Paisaje primaveral
Con la llegada de la primavera los paisajes se llenan de colorido. Son muchos los refranes que aluden al tiempo característico de la estación.

Desde el punto de vista climatológico, la primavera se corresponde con el trimestre marzo-abril-mayo, siendo muchos los refranes que aluden al tiempo que caracteriza a cada uno de esos tres meses y a la primavera en su conjunto. Un primer refrán indica que “Cuando el invierno primavea, la primavera invernea”, lo que ocurre algunos años, pero otros no, por lo que no se trata de una regla que necesariamente se cumple. Bien es verdad que todos los inviernos hay días con un tiempo más primaveral que invernal y viceversa, rara es la primavera que no es interrumpida por una entrada fría que nos devuelve al invierno por unos días.

Uno de los refranes meteorológicos más conocidos es justamente el que resume el tiempo que asociamos a cada uno de los tres meses de la primavera. Se trata del famoso: “Marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso”. De las tres afirmaciones, la que nunca falla es la que apunta a mayo como el mes de las flores, con días luminosos con la vegetación en todo su esplendor, que dota de belleza al paisaje natural, convirtiéndolo en hermoso. Las otras dos aseveraciones no siempre se cumplen, ya que el comportamiento meteorológico es caprichoso y podemos tener un mes de marzo en el que apenas haya días con vientos destacados, y un mes de abril muy seco, sin apenas lluvia.

Las dos caras de marzo

Con la llegada del mes de marzo los rigores invernales van dando paso un tiempo con tintes cada vez más primaverales. Las diferencias entre las temperaturas diurnas y nocturnas comienzan a ser grandes. El refranero nos indica, por ejemplo, que “Marzo, marzerón, de noche frío y de día calor”. Por otro lado, “A nadie debe extrañar que en marzo empiece a tronar”, ya que las altas temperaturas que a veces se alcanzan ese mes, en presencia de inestabilidad atmosférica, favorecen la formación de las primeras tormentas de masa de aire del año, ya que en invierno podemos tener algunas, pero habitualmente asociadas al paso de algún frente frío.

Viento de primavera
Marzo es el mes ventoso por excelencia, tal y como certifican varios refranes, si bien el viento puede ser protagonista en cualquier otro momento de la primavera.

En marzo, la elevada insolación hace que en los días despejados empiece a picar el sol (“Sol de marzo, sol de mazo”), pero ese calor no suele ser muy duradero, siendo cortado bruscamente por los cambios de tiempo propios del inicio de la primavera. Lo expresa el refranero con dichos como este: “Como marzo mueva el rabo, no deja oveja con pelleja ni pastor enzamarrado”. El movimiento del rabo simboliza una entrada fría, a la que nos tiene acostumbrados marzo, lo que se conoce popularmente como una marzada (“Marzo, marzadas, aire frío y granizadas”).

Refranes de abril pasados por agua

Si le pedimos a la primera persona que se cruce con nosotros en la calle que nos diga el primer refrán del tiempo que le venga a la cabeza, la probabilidad de que sea “En abril, aguas mil” será muy alta. Se trata de uno de los refranes meteorológicos más conocidos, que indica de forma explícita que abril es un mes muy lluvioso; el más lluvioso del año en algunas zonas de España según los registros climatológicos. Las lluvias abrileñas son buenas (y necesarias) para el campo (“Abril llovedero, llena el granero”, “Sale marzo y entra abril, nubecitas a llorar y campitos a reír”), sin bien no hay término medio, o llueve casi de forma testimonial o lo hace de forma intensa.

Encontramos en el refranero ejemplos que ilustran esta forma tan dispar de llover. Los siguientes dos refranes hacen alusión al hecho de que en abril son relativamente frecuentes los días de lluvia, pero las cantidades recogidas no son importantes: “En abril poca lluvia y nubes mil”, “En abril aguas mil y todas caben en un barril”. Pero encontramos a su vez contrarrefranes, como el que dice: “Abril, abrilero, cada día dos aguaceros”, o este otro que alude al granizo: “Abril sin granizar, ni se vio ni se verá”.

Granizo
Las lluvias, en forma de chaparrones muchas veces acompañados de granizo, son típicos del mes de abril.

Lo cierto es que “Abril, abrilero, siempre traicionero”. El refranero también nos recuerda que “Buenos amigos y buenos abriles, uno entre miles”, lo que deja claro que en abril uno siempre espera sobresaltos meteorológicos. Las entradas de aire frío y las situaciones tormentosas son dos de las señas de identidad del mes central de la primavera. “El invierno no ha pasado hasta que abril no haya acabado”, sentencia otro refrán, en la misma línea que el que afirma que “Frío de abril, peor que el eneril”, ya que a esas alturas del año es normal haber tenido ya algunos días de calor, lo que convierte a las jornadas de frío intenso en poco llevaderas.

Mayo, la antesala al verano

Uno de los refranes más conocidos alusivos al mes de mayo lo relaciona con marzo, el primer mes de la primavera, y dice que “Cuando marzo mayea, mayo marcea” Se trata de la misma versión del primer refrán que comentábamos en el artículo, y puede o no cumplirse. Nada impide que un año tengamos unos meses de marzo y de mayo anómalamente cálidos, o viceversa: fríos los dos. Lo normal es que en mayo el frío sea cada vez más testimonial (“Cuando mayo va a mediar, debe el invierno acabar”), aunque no debemos de confiarnos. El refranero alarga incluso la posibilidad de que haga frío hasta el mes de junio, al afirmar que “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”; es decir, hasta el 9 de junio.

Las lluvias de mayo son, con frecuencia, en forma de chaparrones, alternando los días grises, de tiempo inseguro, con los soleados y calurosos; de ahí el siguiente refrán: "Lo que mayo riega, mayo lo seca”. Esos chaparrones pueden ser intensos, pero con frecuencia son cortos. Las lluvias de mayo garantizan las buenas cosechas de cereal (“Aguas de mayo, pan para todo el año”). Mayo es uno de los meses clave para los agricultores (“Mayo tiene las llaves del año”). Terminamos este repaso al refranero meteorológico-agrícola con estos últimos dos refranes: Mayo mojado, del barbecho hace prado y Mayo frío, mucho trigo. Lo ideal para los cereales es que llueva aunque en su justa medida, y que no haga tampoco demasiado calor.