Los consumidores de agua embotellada ingieren muchos más microplásticos que usuarios de agua del grifo, según un estudio
Un estudio señala al agua embotellada como la principal fuente de microplásticos que se acumulan en el organismo: aquí las claves y los posibles riesgos.

Recién en los últimos años los científicos han documentado lo grave que es la situación de los microplásticos.
Durante años, estas diminutas partículas de plástico han ido filtrándose desde el medio ambiente a la vida cotidiana y ahora se encuentran prácticamente en todas partes, desde los océanos hasta el suelo e incluso en los alimentos que comemos y el aire que respiramos.
Si bien la preocupación no reside en una sola intoxicación, el verdadero problema es la exposición constante y prolongada a estas sustancias. Además, la mayoría asumimos que las bebidas que consumimos, incluso las etiquetadas como "puras", son seguras. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que también deberíamos desconfiar de estas afirmaciones.
¿Embotellado peor que el del grifo?
Al reunir más de 140 estudios, los investigadores de la Universidad Concordia han elaborado una revisión que pone cifras al problema de los microplásticos y muestra que, en promedio, las personas ingieren entre 39.000 y 52.000 partículas de microplástico al año.
Beber agua en botellas de cristal es generalmente mejor que en botellas de plástico. Las botellas de plástico, especialmente las de un solo uso, pueden liberar microplásticos al agua debido a la degradación del material, empeorando tu salud. pic.twitter.com/cpZvUmE9L6
— Mesa Revuelta (@MesaRevuelta_) August 29, 2025
Sin embargo, la mayor sorpresa aquí es que descubrieron que quienes beben agua embotellada podrían estar consumiendo alrededor de 90.000 litros más que quienes eligen beber del grifo.
Las partículas, señala la revisión, pueden desprenderse de las botellas durante su fabricación, almacenamiento, transporte y calentamiento. Esto se debe, según la investigación, a que los plásticos de menor calidad son especialmente propensos a desprenderse en pequeños fragmentos con cada presión, sacudida o exposición al sol.

Para la autora principal, Sarah Sajedi, la llamada de atención comenzó en una playa tailandesa: "Estaba allí, contemplando una hermosa vista del mar de Andamán, y entonces miré hacia abajo y bajo mis pies había un montón de trozos de plástico, la mayoría botellas de agua", dice. "Siempre me ha apasionado la reducción de residuos, pero me di cuenta de que este era un problema de consumo".
Una vez dentro de nosotros, las partículas pueden pasar al torrente sanguíneo y alcanzar órganos vitales, añadió.
Su análisis vincula estas partículas ligadas al torrente sanguíneo con enfermedades como la inflamación crónica, el estrés oxidativo, la alteración hormonal y posibles impactos neurológicos, con énfasis en los crónicos, no en los agudos. Sajedi afirma que es la exposición gradual la que se acumula con el tiempo.
Contando lo incontable
Medir estos fragmentos dañinos no es tarea fácil. Algunas herramientas detectan las partículas más diminutas, pero no pueden determinar de qué polímero se trata, mientras que otras detectan la identidad química, pero pasan por alto las partículas más pequeñas. Además, los mejores instrumentos son costosos, lo que ralentiza los métodos estándar y dificulta la comparación de los resultados de los estudios, una de las principales razones por las que los efectos sobre la salud siguen siendo poco estudiados.
worth knowing: bottled water users consume 90,000 more microplastic particles per year than people who only drink tap water pic.twitter.com/B3EWA0ovok
— Ben See (@ClimateBen) September 21, 2025
Entonces, ¿cómo combatimos la batalla de los microplásticos? A medida que avanzan las políticas, la atención se centra, lamentablemente, principalmente en bolsas, sorbetes y envases, y el tema de las botellas de un solo uso suele pasar desapercibido.
El consejo de Sajedi es que, cuando sea seguro, se opte por usar botellas de agua del grifo y reutilizables, y al mismo tiempo se presione para que se establezcan normas que aborden las botellas en sí.
"La educación es la medida más importante que podemos tomar", afirma. "Beber agua embotellada está bien en una emergencia, pero no es algo que deba usarse en la vida diaria. La gente debe comprender que el problema no es la toxicidad aguda, sino la toxicidad crónica".
Referencia de la noticia
Unveiling the hidden chronic health risks of nano- and microplastics in single-use plastic water bottles: A review, published in Journal of Hazardous Materials, October 2025.
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