La hormiga argentina ha creado una supercolonia en España y ya supone una amenaza para la biodiversidad

Bajo las ciudades, playas y campos de España avanza un ejército diminuto e imparable. La hormiga argentina ha tejido una megaciudad subterránea silenciosa que está cambiando nuestros ecosistemas por completo.

Hormiga argentina
La hormiga argentina ha creado en España una red de nidos que se prolonga durante miles de kilómetros

Parece una simple fila de hormigas en la terraza, pero es la punta de un imperio biológico. La hormiga argentina (Linepithema humile), una diminuta invasora de apenas tres milímetros, ha tejido en España una red continua de nidos que forma parte de la mayor supercolonia conocida del planeta, una estructura que se prolonga miles de kilómetros desde el Atlántico hasta el Mediterráneo pasando por nuestras costas.

¿Dónde está presente la hormiga argentina?

En España, la hormiga argentina está ya presente en buena parte del litoral ibérico, así como en Baleares y Canarias, con focos dispersos también en el interior peninsular. Muchas de estas poblaciones pertenecen a una misma supercolonia europea que se extiende desde la costa atlántica española y portuguesa hasta el norte de Italia, con una longitud estimada de varios miles de kilómetros.

Lo extraordinario es que las obreras de nidos separados por cientos o miles de kilómetros se reconocen como “hermanas”. Si lleváramos una hormiga recogida en una urbanización de Cádiz a un jardín del País Vasco, lo más probable es que entrara en el nido ajeno sin que nadie la atacara. Esa ausencia de agresividad interna es la base de su poder.

Una invasora con pasaporte humano

Esta especie no llegó sola. Es originaria del cono sur de América y saltó a Europa a finales del siglo XIX oculta en tierra de lastre, cargamentos de plantas ornamentales o mercancías. Puertos comerciales como los de Barcelona, Valencia o Cádiz se convirtieron en puertas de entrada ideales debido al clima templado, abundante movimiento de contenedores y ausencia de muchos de sus enemigos naturales.

Hormigas
Puertos comerciales como los de Barcelona, Valencia o Cádiz se han convertido en las puertas de entrada de estos insectos

Una vez instalada, su expansión por la costa española ha sido fulgurante. Las carreteras, las zonas ajardinadas de urbanizaciones y los regadíos agrícolas actúan como auténticas autopistas ecológicas, que conectan colonias y facilitan que nuevas reinas y obreras colonicen patios, parques y campos de cultivo.

¿Qué se esconde tras la invasión de la hormiga argentina?

La hormiga argentina está catalogada en España como especie exótica invasora y figura entre las más dañinas del mundo por su impacto ecológico. En nuestras ciudades y espacios naturales desplaza a la gran mayoría de hormigas autóctonas, quebrando relaciones ecológicas construidas durante miles de años.

En lugares como Doñana, los científicos han observado cómo esta especie coloniza los alcornocales, altera las cadenas tróficas y modifica la disponibilidad de alimento para aves insectívoras y otros invertebrados. Además, “pastorea” pulgones y cochinillas, a los que protege a cambio de sus secreciones azucaradas, favoreciendo plagas agrícolas en cultivos mediterráneos típicos como cítricos, viñedos u hortícolas.

También interfiere en procesos menos visibles pero fundamentales, como la dispersión de semillas. Al sustituir a hormigas nativas que transportan frutos y semillas de muchas plantas, puede alterar la regeneración de matorrales y bosques mediterráneos, algo especialmente preocupante en un país tan golpeado por incendios y sequías como España.

¿Cómo controlar la supercolonia de hormiga argentina?

Controlar una supercolonia que conecta miles de kilómetros de costa no es sencillo. Los expertos coinciden en que erradicarla es imposible, pero sí se pueden frenar nuevos focos. Entre las medidas clave están la vigilancia en puertos y viveros, la reducción del uso de pesticidas de amplio espectro, que eliminan a competidores naturales, y planes de gestión específicos en espacios protegidos como Doñana o los parques litorales mediterráneos.

Hormiga
Se recomienda avisar a las autoridades ambientales ante plagas persistentes en comunidades de vecinos o instalaciones públicas

Para la ciudadanía, el mensaje es doble. Por un lado, evitar mover tierra, macetas y restos de jardín de unas regiones a otras sin control, y avisar a las autoridades ambientales ante plagas persistentes de pequeñas hormigas marrones en comunidades de vecinos, colegios o instalaciones públicas. Por otro, tomar conciencia de que muchas invasiones biológicas empiezan con actos cotidianos, como una planta exótica, un palé de mercancía, un barco de recreo.

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