Perihelio 2024, el punto en que la Tierra está más cerca del Sol: ¿cómo nos afecta?

En contra de lo que se puede llegar a pensar, la distancia al Sol no marca el ritmo de las estaciones, pero sí da lugar a consecuencias bastante sorprendentes.

Aunque estemos a pocas semanas de alcanzar los días más fríos del año en buena parte del hemisferio norte, la Tierra se encontrará en su punto más próximo al Sol.

En estos momentos la Tierra se encuentra muy próxima al Perihelio. Durante la madrugada de este miércoles 3 de enero, a las 1:38 hora local, nuestro planeta está situado a tan solo 147 099 711 km del Sol, una cifra que puede parecer enorme, pero que es claramente inferior a los 152 100 478 km que separarán a los dos astros el próximo 5 de julio. Esta pequeña pero apreciable diferencia tiene unas consecuencias bastante particulares que podemos llegar a distinguir si somos lo suficientemente observadores.

Desde luego, esta variación de distancia al Sol no es la principal responsable de la evolución de estaciones del año, que son provocadas por la inclinación del eje de la Tierra. De hecho, pese a estar más próximos al Sol, en el hemisferio norte las temperaturas continúan bajando mientras nos acercamos a las semanas más frías del invierno. Podemos asegurar, por tanto, que la distancia al Sol tiene una influencia prácticamente inapreciable en las estaciones.

No obstante, una mayor proximidad al Sol también implica una mayor velocidad orbital. En estos momentos, la Tierra en su desplazamiento alrededor del Sol alcanza su máxima velocidad, próxima a unos 30,8 km/s. En julio, en cambio, será de poco más de 28,7 km/s. Esto responde a la segunda ley de Kepler: la línea imaginaria que une la Tierra con el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales. Por esta razón, cuando el planeta está más cerca de su estrella, deberá orbitar más rápidamente para que se cumpla esta relación.

El invierno del hemisferio norte es más corto

Esto tiene dos consecuencias principales: la primera es que el invierno astronómico dura más en el hemisferio sur, cuando la Tierra está más alejada del Sol y por tanto se mueve más despacio, que en el hemisferio norte. Concretamente 93 días y 15 horas en el hemisferio sur frente a los 88 días y 23 horas del hemisferio norte.

Pero también tiene un segundo efecto que podemos apreciar prácticamente a simple vista: un desfase entre el atardecer más temprano y el amanecer más tardío.

Las tardes se empiezan a alargar antes que las mañanas

Esto se produce debido a esa variación de la velocidad orbital: aunque el solsticio de invierno (y día más corto del año) fue el pasado día 22 de diciembre, las tardes se están empezando a alargar desde hace bastante más tiempo, aproximadamente desde mediados de diciembre. Sin embargo, las mañanas se han seguido "acortando"; ha amanecido cada vez más tarde. Es ahora, a principios de enero y no en el solsticio, cuando más tarde sale el Sol de todo el año.

Este miércoles 3 de enero la Tierra alcanzará su máxima velocidad orbital al encontrarse en su punto más cercano al Sol.

Esto se debe a que la Tierra gira sobre sí misma 366 veces en un año y no 365, lo que sucede es que esa última vuelta se ve compensada por la que realiza alrededor del Sol y nosotros solo percibimos 365 días solares. Como la órbita alrededor del Sol no la realiza siempre a la misma velocidad, durante el perihelio, en invierno, el día solar se atrasa unos minutos con respecto a nuestros relojes mientras que en el afelio, durante el verano, se adelanta ligeramente. Por esta razón la "tarde más corta" se produce unas semanas antes del solsticio y "la mañana más corta" unas semanas después.