Románico escondido: tesoros medievales que sobreviven en los pueblos más despoblados de Castilla

Lejos de las grandes catedrales y de los circuitos turísticos más transitados, Castilla conserva un románico profundamente ligado al territorio. Son templos construidos para comunidades pequeñas, agrícolas o monásticas, que hoy sobreviven en pueblos con apenas habitantes o incluso deshabitados.

Paradójicamente, la despoblación ha protegido muchos de estos edificios, que no han sufrido grandes transformaciones ni usos intensivos, por lo que han llegado a nuestros días con una autenticidad excepcional.

5 joyas desconocidas del románico en España

Recorrer este románico escondido no es solo una experiencia artística, sino también emocional. El viajero se enfrenta a iglesias solitarias, abiertas al paisaje, donde el silencio sustituye al bullicio y cada detalle escultórico puede disfrutarse con tiempo y atención. Paseamos por algunas de sus preciadas joyas.

Duratón (Segovia): románico porticado junto al río

En el pequeño municipio segoviano de Duratón, muy cerca de las hoces del río del mismo nombre y de la bella Sepúlveda, se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XIII), levantada sobre una necrópolis visigoda y uno de los grandes ejemplos del románico segoviano. Su imponente galería porticada, abierta al entorno natural, la convierte en un hito visual y espiritual del valle que la acoge.

El templo destaca por la calidad de su escultura: capiteles y canecillos con animales, figuras humanas y escenas simbólicas que revelan la pericia de un taller local muy reconocible.

La ubicación, junto al río y en las proximidades del parque natural, permite integrar la visita cultural con rutas de senderismo y observación de aves, haciendo de Duratón una parada imprescindible —también gastronómica— para el viajero que decide adentrarse por tierras segovianas.

San Baudelio de Berlanga (Soria): una ermita única en Europa

En la provincia de Soria, en una zona de extrema despoblación, se esconde uno de los monumentos más singulares del arte medieval europeo y expresión del arte mozárabe: la ermita de San Baudelio de Berlanga (siglo XI).

De exterior muy humilde, su interior sorprende con una estructura insólita: una gran columna central que se abre en nervios como una palmera de piedra, creando un espacio casi místico.

Pero si algo hace excepcional a San Baudelio son sus pinturas murales, que mezclan escenas bíblicas con motivos de caza y animales exóticos.

Aunque muchas fueron arrancadas y hoy se conservan en museos internacionales, el conjunto sigue transmitiendo la fusión cultural entre el mundo cristiano y las influencias islámicas en la Castilla medieval. Visitarla es comprender hasta qué punto el románico fue también un arte de frontera.

Monasterio de San Pedro de las Dueñas (León): sobriedad y clausura

Muy cerca de la villa jacobea y monumental de Sahagún, en la provincia de León, se encuentra el monasterio de San Pedro de las Dueñas, uno de los mejores ejemplos de románico monástico femenino y declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.

Fundado en el siglo X y reformado en época románica, conserva una iglesia de líneas sobrias, muros austeros y una sensación de recogimiento absoluto.

Este tipo de románico, alejado de la ornamentación exuberante, habla de una espiritualidad ligada a la vida conventual y al trabajo agrícola. El entorno rural y la escasa población refuerzan esa atmósfera de retiro, convirtiendo la visita en una experiencia introspectiva y poco habitual en el turismo cultural contemporáneo.

Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Zamora): monumentalidad en la frontera

Aunque Toro, en Zamora, tuvo mayor relevancia histórica, hoy queda fuera de los grandes flujos turísticos, lo que permite descubrir con calma la colegiata de Santa María la Mayor (siglo XII), una de las obras maestras del románico tardío en Castilla.

Su famosa cúpula gallonada, visible desde kilómetros, delata la influencia del románico del Duero y anticipa soluciones góticas.

El interior sorprende por su amplitud y luminosidad y esconde una grata sorpresa: afortunadamente, se ha conservado gran parte de la policromía original, concebida como complemento natural de la escultura.

Fuera del templo, el conjunto urbano, tranquilo y poco masificado, invita a un paseo pausado por una villa cargada de historia… y de magnífico vino.

San Pedro de Tejada (Burgos): románico perfecto en el Valle de Valdivielso

En el verde y aislado Valle de Valdivielso, en la provincia de Burgos, se encuentra San Pedro de Tejada, una iglesia románica de proporciones casi perfectas. Aislada del núcleo urbano, rodeada de prados y montañas, se considera un modelo ideal de románico rural castellano.

Sus volúmenes armónicos, la limpieza de sus líneas y la cuidada decoración escultórica la convierten en uno de los templos más valorados por los especialistas. Es el ejemplo perfecto de cómo el románico dialoga con el paisaje, integrándose en él sin imponerse.

Y recuerda: en la Castilla más despoblada, el románico no es un vestigio muerto; es un legado que sigue en pie, esperando a quienes saben mirar despacio; a visitantes que valoran el patrimonio y contribuyen a mantener vivos territorios en riesgo de abandono.

Por eso, te invitamos a planificar bien los horarios, respetar los espacios y apoyar la economía local —alojamientos rurales, pequeños restaurantes, guías locales— como parte de un viaje que nunca decepciona.