La Niña tiene los días contados: ¿cuándo acabará y qué pasará en España?

Las teleconexiones atmosféricas provocan una modificación de los patrones meteorológicos a miles de kilómetros de distancia. Llevamos dos años con La Niña en el Pacífico, y parece que la situación cambiará a partir del invierno. ¿Se podría notar de alguna forma en España?

fase neutral ENSO España
En una situación de fase "neutral" del ENSO, las olas de aire frío suelen afectar a la mitad septentrional de América del Norte. ¿También se notan las consecuencias en España?

El fenómeno de la Niña está instalado hace ya más de dos años y está alterando el comportamiento climático a distintas regiones de la Tierra. La Niña es una de las fases de la Oscilación del Sur (ENSO) que consiste en un enfriamiento superior a lo habitual de las aguas superficiales del Pacífico central y oriental más próximas al Ecuador.

Esta fase fría del ENSO provoca un enfriamiento anómalo de la superficie oceánica que induce a condiciones más secas, frías y estables en estas regiones del Pacífico. El fortalecimiento de los vientos alisios traslada la humedad y el calor hacia el Pacífico Occidental.

¿Cuándo nos despediremos de La Niña?

Según las previsiones de la NOAA, hay un 75% de probabilidades de que la Niña continúe durante el invierno del hemisferio norte, entre diciembre del 2022 y febrero del 2023. En definitiva, se va confirmando que estamos ante el primer episodio triple de La Niña del siglo XXI, algo que solo se ha producido en tres ocasiones desde 1950.

La NOAA pronostica una probabilidad inferior del 40% de que La Niña persista en el comienzo de la primera climatológica, pero tampoco da señales de que se produzca un calentamiento súbito de la superficie oceánica. Así pues, estamos hablando de un escenario de fase neutral, con su consecuente debilitamiento de los vientos alisios.

NOAA La Niña
La NOAA prevé que en los próximos meses La Niña dará paso a la fase neutral.

Podríamos afirmar que tendremos unas condiciones normales o habituales: el agua más caliente en el Pacífico occidental y mayor precipitación, con vientos de este a oeste, llamados en inglés "easterlies".

Mientras que la Niña está asociada a una NAO+, con un chorro polar intenso y un vórtice polar estratosférico fuerte, la fase neutral del ENSO se correlaciona con una NAO más bien negativizada y un vórtice polar más débil, con lo cual hay cierta probabilidad de circulación atlántica y de un chorro polar más bajo de latitud.

Las posibles consecuencias de la fase neutral

Así pues, la próxima primavera podría ser más húmeda y lluviosa en Galicia, Cantábrico, centro y oeste peninsular, y más seca en el este y Baleares. Hasta que esto no suceda, podríamos tener un noviembre y principios de diciembre con descuelgues de aire frío y DANAs en el Mediterráneo, con tiempo revuelto en la Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares.

Durante la fase neutral, cabe esperar olas de aire frío y un tiempo bastante inestable en el centro y norte de los Estados Unidos y Canadá. En cambio, el tiempo suele ser más cálido de lo habitual en el Caribe, México y en algunos estados de EE.UU. como Florida, Texas o Louisiana.

En el continente europeo tendría que producirse una "normalización" de las lluvias en la fachada atlántica, con paso de frentes y borrascas, como es habitual entre finales de invierno y primavera, tras un otoño extremadamente cálido en muchas regiones.

¿Hay alguna correlación entre La Niña y el tiempo en España?

Según el climatólogo y catedrático de Geografía Física Javier Martin Vide, no hay una señal muy fuerte entre este fenómeno y las condiciones atmosféricas en la Península Ibérica. Dicho de otro modo, el enfriamiento oceánico en el Pacífico no altera de una forma significativa los patrones en España.

Aún así, hay una pequeña tendencia de temperaturas ligeramente superiores a las habituales y un tiempo algo más seco, siempre con particularidades o excepciones que las teleconexiones atmosféricas no pueden responder.

En definitiva, hay una cierta correlación entre la aparición de La Niña en el Pacífico y las condiciones atmosféricas en nuestro país. Esa conexión es más fuerte en otoño y algo más débil y ambigua en invierno. A pesar de ello, hay incertidumbre y una exactitud limitada.